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Columnista - 12 junio, 2018

Voto por el que gane

A una cotidiana tertulia de amigos llegó Checha, César Izquierdo, un arhuaco malicioso que medio en serio y medio en broma dice con mucha inteligencia lo que a muchos se les dificulta, porque carecen del repentismo natural de las oportunas respuestas o porque simplemente les da miedo disentir por temor al rechazo radical. Le preguntamos […]

A una cotidiana tertulia de amigos llegó Checha, César Izquierdo, un arhuaco malicioso que medio en serio y medio en broma dice con mucha inteligencia lo que a muchos se les dificulta, porque carecen del repentismo natural de las oportunas respuestas o porque simplemente les da miedo disentir por temor al rechazo radical. Le preguntamos por quién votaría en la segunda vuelta y sin soltar el poporo, asegurando con la lengua el ayo, escupió en el acto su contestación: “Por el que gane”.

Recordé que esa era la misma respuesta de muchos ciudadanos olvidados por los propósitos de la democracia, pero habituados a festejar como propias las ajenas victorias que luego se convierten en la frustración de la fábula mancillada. Curiosamente, con la reactivación económica de la siguiente campaña política se olvidan de todo y comienza nuevamente el círculo vicioso. Bobos útiles.

Por esto publican encuestas hasta última hora. A las campañas solo les interesa encausar para sí las emociones; el qué, cómo y cuándo de las propuestas pierden importancia. Solo quieren ganar. Los adeptos medios de comunicación y las redes sociales amplifican esa perversidad.

Es así que en los grupos de whatsapp solo encontramos agresiones y todo un decálogo de manipulación de electores. El respeto y el perdón no existen, la ética es un saludo a la bandera. La seducción es con mentiras, odio y miedo, no hablan de lograr mayorías sino de aniquilar al enemigo, de dar ‘el merecido’, etc. Los mensajes llamando a la cordura son solo la excepción que confirma la regla. Todos hablan de Paz, pero en muchos corazones solo se ve la guerra.

Los encuestadores, ahora con el renovado prestigio de los últimos resultados, dan como favorito al doctor Iván Duque, quien según las últimas mediciones tiene la preferencia de la intención de voto. Por su parte el doctor Gustavo Petro dice que estos cálculos se hicieron antes de capitalizar sus alianzas y de cuantificar el reciclaje de una clase política alineada a la excluyente derecha. Los debates, si el doctor Duque asiste, también tendrán algo que ver con el resultado de próximo domingo.
Esperemos que las elecciones se cumplan para que se serenen las redes, se reconcilien las familias, recuperemos los amigos, conozcamos las verdaderas intenciones de los candidatos y nos demos cuenta que el terror que han despertado es solo un sofisma para edificar una supremacía caprichosa.

Por mi parte estoy de acuerdo con Checha, quien al sentarse nos dijo que la respuesta inicial era para jocosamente llegar al grupo, pero que si alguien quería ganar en política no debía votar por encuestas sino por el que realmente llene sus expectativas, así al final pierda, porque quien obtusamente se arrima al triunfo de un candidato, muy seguramente será quien saboree de primero la frustración de perder ganando. Cosas de los hermanos mayores. A votar bien. Un abrazo. –

Columnista
12 junio, 2018

Voto por el que gane

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

A una cotidiana tertulia de amigos llegó Checha, César Izquierdo, un arhuaco malicioso que medio en serio y medio en broma dice con mucha inteligencia lo que a muchos se les dificulta, porque carecen del repentismo natural de las oportunas respuestas o porque simplemente les da miedo disentir por temor al rechazo radical. Le preguntamos […]


A una cotidiana tertulia de amigos llegó Checha, César Izquierdo, un arhuaco malicioso que medio en serio y medio en broma dice con mucha inteligencia lo que a muchos se les dificulta, porque carecen del repentismo natural de las oportunas respuestas o porque simplemente les da miedo disentir por temor al rechazo radical. Le preguntamos por quién votaría en la segunda vuelta y sin soltar el poporo, asegurando con la lengua el ayo, escupió en el acto su contestación: “Por el que gane”.

Recordé que esa era la misma respuesta de muchos ciudadanos olvidados por los propósitos de la democracia, pero habituados a festejar como propias las ajenas victorias que luego se convierten en la frustración de la fábula mancillada. Curiosamente, con la reactivación económica de la siguiente campaña política se olvidan de todo y comienza nuevamente el círculo vicioso. Bobos útiles.

Por esto publican encuestas hasta última hora. A las campañas solo les interesa encausar para sí las emociones; el qué, cómo y cuándo de las propuestas pierden importancia. Solo quieren ganar. Los adeptos medios de comunicación y las redes sociales amplifican esa perversidad.

Es así que en los grupos de whatsapp solo encontramos agresiones y todo un decálogo de manipulación de electores. El respeto y el perdón no existen, la ética es un saludo a la bandera. La seducción es con mentiras, odio y miedo, no hablan de lograr mayorías sino de aniquilar al enemigo, de dar ‘el merecido’, etc. Los mensajes llamando a la cordura son solo la excepción que confirma la regla. Todos hablan de Paz, pero en muchos corazones solo se ve la guerra.

Los encuestadores, ahora con el renovado prestigio de los últimos resultados, dan como favorito al doctor Iván Duque, quien según las últimas mediciones tiene la preferencia de la intención de voto. Por su parte el doctor Gustavo Petro dice que estos cálculos se hicieron antes de capitalizar sus alianzas y de cuantificar el reciclaje de una clase política alineada a la excluyente derecha. Los debates, si el doctor Duque asiste, también tendrán algo que ver con el resultado de próximo domingo.
Esperemos que las elecciones se cumplan para que se serenen las redes, se reconcilien las familias, recuperemos los amigos, conozcamos las verdaderas intenciones de los candidatos y nos demos cuenta que el terror que han despertado es solo un sofisma para edificar una supremacía caprichosa.

Por mi parte estoy de acuerdo con Checha, quien al sentarse nos dijo que la respuesta inicial era para jocosamente llegar al grupo, pero que si alguien quería ganar en política no debía votar por encuestas sino por el que realmente llene sus expectativas, así al final pierda, porque quien obtusamente se arrima al triunfo de un candidato, muy seguramente será quien saboree de primero la frustración de perder ganando. Cosas de los hermanos mayores. A votar bien. Un abrazo. –