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Columnista - 31 julio, 2017

Un elefante blanco

Elefante blanco es la expresión, coloquialmente usada para significar aquellos proyectos u obras, en donde se invierten importantes recursos del erario, pero quedan inconclusas, y lo que es peor, en el más completo abandono. Es lo que viene ocurriendo con el monumento a Santo Ecce Homo, obra que fue concebida en la administración de Ciro […]

Elefante blanco es la expresión, coloquialmente usada para significar aquellos proyectos u obras, en donde se invierten importantes recursos del erario, pero quedan inconclusas, y lo que es peor, en el más completo abandono. Es lo que viene ocurriendo con el monumento a Santo Ecce Homo, obra que fue concebida en la administración de Ciro Pupo Castro, hace más de diez años, y aún se encuentra en ejecución. La obra tuvo un costo inicial por valor de 450 millones, hoy se habla que para terminarla se requieren 556 millones de pesos, pues faltan dos kilómetros de vía adoquinada, pero lo triste es que la obra se encuentra paralizada desde hace marras.

El señor Obispo Óscar José Vélez Isaza en pleno inicio de la Semana Santa, ante una plaza atestada de feligreses y autoridades civiles y militares, hizo un vehemente llamado de atención, y solicitó la pronta terminación de la obra, de eso hace tres largos meses y todo sigue como antes.

Personalmente no conozco al doctor Augusto Daniel Ramírez Uhía, pero tengo de él, las mejores referencias, y es por ello que descarto de plano, el tema de sus creencias religiosas, para la no conclusión de esta obra, tan esperada por el pueblo vallenato, y que tiene además del componente religioso, el cultural y turístico. Sorprende además que no se esté realizando ninguna vigilancia por parte de los entes de control, para revisar la parte contractual y un posible detrimento patrimonial. Ni siquiera el Concejo, llamado a ejercer control político, se ha tomado la molestia de citar a los servidores y contratistas, para que rindan cuentas y expliquen qué se está haciendo, pues lo último que se supo es que el escollo era que el monumento estaba situado en un área de reserva forestal, pero afortunadamente esto se pudo solucionar.

Enseñan las sagradas escrituras en I Corintios 12, 4 y 5: “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones pero es el mismo Dios que obra en todos”.

Valledupar no puede darse el lujo de permitir que los recursos del erario, se malgasten en “elefantes blancos” que no son más que actos de corrupción, debemos estar atentos, para que esta obra llegue a feliz término, y la responsabilidad para el logro de este cometido sea de todos, vallenatos y foráneos, ciudadanos, ambientalistas, servidores públicos, medios de comunicación y feligreses. Quiera Dios que este año los vallenatos podamos ver el reinicio de la obra, y que para la próxima Semana Santa, sea por fin la tan esperada inauguración. ¡Que así sea!

[email protected]

Columnista
31 julio, 2017

Un elefante blanco

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Elefante blanco es la expresión, coloquialmente usada para significar aquellos proyectos u obras, en donde se invierten importantes recursos del erario, pero quedan inconclusas, y lo que es peor, en el más completo abandono. Es lo que viene ocurriendo con el monumento a Santo Ecce Homo, obra que fue concebida en la administración de Ciro […]


Elefante blanco es la expresión, coloquialmente usada para significar aquellos proyectos u obras, en donde se invierten importantes recursos del erario, pero quedan inconclusas, y lo que es peor, en el más completo abandono. Es lo que viene ocurriendo con el monumento a Santo Ecce Homo, obra que fue concebida en la administración de Ciro Pupo Castro, hace más de diez años, y aún se encuentra en ejecución. La obra tuvo un costo inicial por valor de 450 millones, hoy se habla que para terminarla se requieren 556 millones de pesos, pues faltan dos kilómetros de vía adoquinada, pero lo triste es que la obra se encuentra paralizada desde hace marras.

El señor Obispo Óscar José Vélez Isaza en pleno inicio de la Semana Santa, ante una plaza atestada de feligreses y autoridades civiles y militares, hizo un vehemente llamado de atención, y solicitó la pronta terminación de la obra, de eso hace tres largos meses y todo sigue como antes.

Personalmente no conozco al doctor Augusto Daniel Ramírez Uhía, pero tengo de él, las mejores referencias, y es por ello que descarto de plano, el tema de sus creencias religiosas, para la no conclusión de esta obra, tan esperada por el pueblo vallenato, y que tiene además del componente religioso, el cultural y turístico. Sorprende además que no se esté realizando ninguna vigilancia por parte de los entes de control, para revisar la parte contractual y un posible detrimento patrimonial. Ni siquiera el Concejo, llamado a ejercer control político, se ha tomado la molestia de citar a los servidores y contratistas, para que rindan cuentas y expliquen qué se está haciendo, pues lo último que se supo es que el escollo era que el monumento estaba situado en un área de reserva forestal, pero afortunadamente esto se pudo solucionar.

Enseñan las sagradas escrituras en I Corintios 12, 4 y 5: “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones pero es el mismo Dios que obra en todos”.

Valledupar no puede darse el lujo de permitir que los recursos del erario, se malgasten en “elefantes blancos” que no son más que actos de corrupción, debemos estar atentos, para que esta obra llegue a feliz término, y la responsabilidad para el logro de este cometido sea de todos, vallenatos y foráneos, ciudadanos, ambientalistas, servidores públicos, medios de comunicación y feligreses. Quiera Dios que este año los vallenatos podamos ver el reinicio de la obra, y que para la próxima Semana Santa, sea por fin la tan esperada inauguración. ¡Que así sea!

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