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Editorial - 13 febrero, 2017

Trump y el carbón guajiro y cesarense

El Partido Republicano de los Estados Unidos, actualmente controla el Congreso de ese país en ambas cámaras, y el presidente Donald Trump es de los suyos. Se hizo presidente con su estructura, pero no es precisamente un republicano militante. Algo que el establecimiento republicano y su no muy cuerdo presidente comparten es que el efecto […]

El Partido Republicano de los Estados Unidos, actualmente controla el Congreso de ese país en ambas cámaras, y el presidente Donald Trump es de los suyos. Se hizo presidente con su estructura, pero no es precisamente un republicano militante. Algo que el establecimiento republicano y su no muy cuerdo presidente comparten es que el efecto invernadero que produce cambio climático no existe. El planeta no se está calentando y volviendose en ciertas partes cada vez más invivible, por razones que la ciencia no avala. Como si eso fuera algo normal en el desarrollo del planeta. Sin embargo, el consenso científico mundial dice que es producto de la acción humana: por la producción de energía con fuentes no renovables como el carbón, el petróleo y el gas natural, la ganadería por la producción de metano y el transporte a base de gasolina. Ese precepto, aceptado por la comunidad internacional tanto a nivel científico como político, es el que ha llevado a distintos gobiernos a impulsar la industria de la energía renovable y a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de energía, los automóviles, etc. El calentamiento global ha sido calificado como un peligro para la supervivencia del hombre en la tierra.

Ahora, con Trump en la Casa Blanca y la derecha más radical del partido Republicano en el Congreso estadounidense, ese consenso global puede venirse al traste y nos guste o no esa situación, esto puede darle algo de tiempo a la industria del carbón térmico colombiano, de la que vive la economía vallenata.

Los esfuerzos de los gobiernos a nivel global contra el carbón, llevaron a que cada vez haya menos producción de carbón, los grandes fondos e inversionistas se están saliendo de esta industria a como de lugar. Consecuencia de esto y de la desaceleración de China, el precio del carbón empezó a descender peligrosamente, tanto que a nivel local Drummond y Cerrejón tuvieron que cerrar puestos de trabajo y frenar ampliaciones.

Esto sucedió en el mundo entero. Según Bloomberg Beyond Coal, iniciativa filantrópica de Michael Bloomberg para que el mercado energético americano deje de producir a base de carbón, del 2010 a la fecha 230 plantas de energía a base de carbón han dejado de funcionar.

Sin embargo, a mediados de 2016 y lo que va de este año, las cosas empezaron a cambiar. Según el portal indexmundi.com, el carbón Colombiano cerró en US$89.8 dólares en diciembre 2016, mientras en julio estuvo en US$54.8. La demanda revigorizada de la economía sin duda es la que ha ayudado a que esto se esté dando. A pesar de que haya menos consumo, se está valorizando la producción que va quedando. La pregunta que hay que hacerse es: ¿Ayudará el viraje de la política energética y ambiental en Washington a que haya un compás de espera al carbón Colombiano? Necesitamos que el Cesar y La Guajira empiecen a mirar hacia otros horizontes productivos en lo agropecuario, la industria y los servicios a nivel global si queremos sobrevivir en un mundo sin carbón. Pero mientras ese día llega, los republicanos están dando un poco de tiempo…y ese es un recurso que nunca sobra.

Editorial
13 febrero, 2017

Trump y el carbón guajiro y cesarense

El Partido Republicano de los Estados Unidos, actualmente controla el Congreso de ese país en ambas cámaras, y el presidente Donald Trump es de los suyos. Se hizo presidente con su estructura, pero no es precisamente un republicano militante. Algo que el establecimiento republicano y su no muy cuerdo presidente comparten es que el efecto […]


El Partido Republicano de los Estados Unidos, actualmente controla el Congreso de ese país en ambas cámaras, y el presidente Donald Trump es de los suyos. Se hizo presidente con su estructura, pero no es precisamente un republicano militante. Algo que el establecimiento republicano y su no muy cuerdo presidente comparten es que el efecto invernadero que produce cambio climático no existe. El planeta no se está calentando y volviendose en ciertas partes cada vez más invivible, por razones que la ciencia no avala. Como si eso fuera algo normal en el desarrollo del planeta. Sin embargo, el consenso científico mundial dice que es producto de la acción humana: por la producción de energía con fuentes no renovables como el carbón, el petróleo y el gas natural, la ganadería por la producción de metano y el transporte a base de gasolina. Ese precepto, aceptado por la comunidad internacional tanto a nivel científico como político, es el que ha llevado a distintos gobiernos a impulsar la industria de la energía renovable y a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de energía, los automóviles, etc. El calentamiento global ha sido calificado como un peligro para la supervivencia del hombre en la tierra.

Ahora, con Trump en la Casa Blanca y la derecha más radical del partido Republicano en el Congreso estadounidense, ese consenso global puede venirse al traste y nos guste o no esa situación, esto puede darle algo de tiempo a la industria del carbón térmico colombiano, de la que vive la economía vallenata.

Los esfuerzos de los gobiernos a nivel global contra el carbón, llevaron a que cada vez haya menos producción de carbón, los grandes fondos e inversionistas se están saliendo de esta industria a como de lugar. Consecuencia de esto y de la desaceleración de China, el precio del carbón empezó a descender peligrosamente, tanto que a nivel local Drummond y Cerrejón tuvieron que cerrar puestos de trabajo y frenar ampliaciones.

Esto sucedió en el mundo entero. Según Bloomberg Beyond Coal, iniciativa filantrópica de Michael Bloomberg para que el mercado energético americano deje de producir a base de carbón, del 2010 a la fecha 230 plantas de energía a base de carbón han dejado de funcionar.

Sin embargo, a mediados de 2016 y lo que va de este año, las cosas empezaron a cambiar. Según el portal indexmundi.com, el carbón Colombiano cerró en US$89.8 dólares en diciembre 2016, mientras en julio estuvo en US$54.8. La demanda revigorizada de la economía sin duda es la que ha ayudado a que esto se esté dando. A pesar de que haya menos consumo, se está valorizando la producción que va quedando. La pregunta que hay que hacerse es: ¿Ayudará el viraje de la política energética y ambiental en Washington a que haya un compás de espera al carbón Colombiano? Necesitamos que el Cesar y La Guajira empiecen a mirar hacia otros horizontes productivos en lo agropecuario, la industria y los servicios a nivel global si queremos sobrevivir en un mundo sin carbón. Pero mientras ese día llega, los republicanos están dando un poco de tiempo…y ese es un recurso que nunca sobra.