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General - 6 febrero, 2016

Tras fallo de restitución, niños de Los Brasiles tienen educación

Un fallo del Juzgado Primero Civil del Circuito de Restitución de Tierras hizo posible que la comunidad de El Toco en el corregimiento Los Brasiles, jurisdicción del municipio de San Diego, Cesar, cuente con una escuela que alberga a 30 niños.

Cerca de 30 niños volvieron a sus aulas gracias a un fallo de restitución de tierras. Suministrada/EL PILÓN
Cerca de 30 niños volvieron a sus aulas gracias a un fallo de restitución de tierras. Suministrada/EL PILÓN

Un fallo  del Juzgado Primero Civil del Circuito de Restitución de Tierras  hizo posible que la comunidad de El Toco en el corregimiento Los Brasiles, jurisdicción del municipio de San Diego, Cesar, cuente con una escuela que alberga a 30 niños. Por años los habitantes de esta zona solicitaban una institución educativa la cual es una realidad por el cumplimiento de una orden judicial.

La escuela ‘El Toco’, como la llaman los habitantes de la región, cuenta con equipo docentes, computadores y los elementos básicos para que cerca de 30 pequeños tengan mayores facilidades de acceder a su educación básica. Además, los jóvenes del sector cuentan con bicicletas nuevas que les permiten transportarse desde sus predios hasta la escuela.

“Ahora vivo feliz. Recuperé mi tierra, la puse a producir y mis nietos pueden ir a la escuela”, aseguró Ana Zabaleta, a quien la sentencia además de la obra de infraestructura le ha dado la oportunidad de recuperar la productividad de su predio.

Son en total 15 familias restituidas en El Toco, que sufrieron desplazamiento y despojo de tierras, quienes con asistencia técnica y la asignación de recursos han logrado emprender sus proyectos de ganadería doble propósito sostenibles y generadores de ingresos.

Ana, al igual que las otras familias restituidas en la zona recibieron un desembolso que superó los 22 millones de  pesos, con los que se adelantó la compra  del ganado, efectuaron obras de adecuación para la construcción de corral, siembra de pastos, compra de herramientas y materiales, insumos varios, mano de obra para el levantamiento de cercas internas y externas, y el establecimiento del área de seguridad alimentaria (maíz, yuca y plátano).

Contexto
La violencia en El Toco comenzó en 1997 cuando delincuentes a cargo del exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, llegaron el 22 de abril y con lista en mano asesinaron a varios parceleros, señalados de ser supuestos colaboradores de la guerrilla. Estas familias, que eran por lo menos 90, habían invadido la hacienda en los años 90, desarrollando allí cultivos de algodón, maíz,  patilla, melón, yuca, plátano y frijol.

En mayo de 1997, un mes después del primer desplazamiento, los paramilitares, al mando del también exjefe paramilitar John Jairo Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’, volvieron a cometer una masacre, esta vez con un lamentable saldo de 13 personas muertas. En dicha incursión fueron hurtados los animales, las pertenecías de las víctimas y las cosechas que tenían los campesinos en las parcelas.

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN

 

General
6 febrero, 2016

Tras fallo de restitución, niños de Los Brasiles tienen educación

Un fallo del Juzgado Primero Civil del Circuito de Restitución de Tierras hizo posible que la comunidad de El Toco en el corregimiento Los Brasiles, jurisdicción del municipio de San Diego, Cesar, cuente con una escuela que alberga a 30 niños.


Cerca de 30 niños volvieron a sus aulas gracias a un fallo de restitución de tierras. Suministrada/EL PILÓN
Cerca de 30 niños volvieron a sus aulas gracias a un fallo de restitución de tierras. Suministrada/EL PILÓN

Un fallo  del Juzgado Primero Civil del Circuito de Restitución de Tierras  hizo posible que la comunidad de El Toco en el corregimiento Los Brasiles, jurisdicción del municipio de San Diego, Cesar, cuente con una escuela que alberga a 30 niños. Por años los habitantes de esta zona solicitaban una institución educativa la cual es una realidad por el cumplimiento de una orden judicial.

La escuela ‘El Toco’, como la llaman los habitantes de la región, cuenta con equipo docentes, computadores y los elementos básicos para que cerca de 30 pequeños tengan mayores facilidades de acceder a su educación básica. Además, los jóvenes del sector cuentan con bicicletas nuevas que les permiten transportarse desde sus predios hasta la escuela.

“Ahora vivo feliz. Recuperé mi tierra, la puse a producir y mis nietos pueden ir a la escuela”, aseguró Ana Zabaleta, a quien la sentencia además de la obra de infraestructura le ha dado la oportunidad de recuperar la productividad de su predio.

Son en total 15 familias restituidas en El Toco, que sufrieron desplazamiento y despojo de tierras, quienes con asistencia técnica y la asignación de recursos han logrado emprender sus proyectos de ganadería doble propósito sostenibles y generadores de ingresos.

Ana, al igual que las otras familias restituidas en la zona recibieron un desembolso que superó los 22 millones de  pesos, con los que se adelantó la compra  del ganado, efectuaron obras de adecuación para la construcción de corral, siembra de pastos, compra de herramientas y materiales, insumos varios, mano de obra para el levantamiento de cercas internas y externas, y el establecimiento del área de seguridad alimentaria (maíz, yuca y plátano).

Contexto
La violencia en El Toco comenzó en 1997 cuando delincuentes a cargo del exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, llegaron el 22 de abril y con lista en mano asesinaron a varios parceleros, señalados de ser supuestos colaboradores de la guerrilla. Estas familias, que eran por lo menos 90, habían invadido la hacienda en los años 90, desarrollando allí cultivos de algodón, maíz,  patilla, melón, yuca, plátano y frijol.

En mayo de 1997, un mes después del primer desplazamiento, los paramilitares, al mando del también exjefe paramilitar John Jairo Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’, volvieron a cometer una masacre, esta vez con un lamentable saldo de 13 personas muertas. En dicha incursión fueron hurtados los animales, las pertenecías de las víctimas y las cosechas que tenían los campesinos en las parcelas.

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN