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Columnista - 22 julio, 2017

Solo criticar es un asunto cultural

Está planteada la animadversión sobre la gestión del cantante Miguel Morales en la Oficina de Cultura. El objeto de varios procesos contractuales genera desconfianza, asimismo, dudas de la experticia del director en la comisión de asuntos culturales. El sector cultural en Valledupar ha funcionado históricamente por el esfuerzo natural desprendido de las capacidades y del […]

Está planteada la animadversión sobre la gestión del cantante Miguel Morales en la Oficina de Cultura. El objeto de varios procesos contractuales genera desconfianza, asimismo, dudas de la experticia del director en la comisión de asuntos culturales. El sector cultural en Valledupar ha funcionado históricamente por el esfuerzo natural desprendido de las capacidades y del talento particular. El concurso del sector público ha sido prácticamente exiguo, ni siquiera existe una política que describa el quehacer en esa materia a nivel municipal. Tampoco encontré documentación de planes, programas ni proyectos del gobierno pasado ni anteriores.

La Constitución Política de 1991, sostiene en sus bases una de sus ilusiones más profundas, producir cambios significativos en la democracia cerrada, heredada del Frente Nacional, para generar un salto en la estructura institucional, conducente con la búsqueda de espacios para las demandas postergadas de la gran mayoría de la población, a través de la democracia participativa. Sin embargo, el salto propuesto fue robusto en el papel y famélico en la materialización de la participación.

A nivel territorial la construcción de las políticas públicas es cosecha absoluta de los gobernantes, no obstante, por razones legales realizan encuentros de carácter participativo durante la estructuración del Plan de Desarrollo. Este momento es oportuno para que la ciudadanía haga valer el rol concedido por la Constitución, pero con determinación y precisión en la descripción metodológica que garantice valoración de las proposiciones. Es probable que exista desconocimiento normativo y de los aspectos metodológicos de la formulación de proyectos, relativos a costos, actividades, indicadores, productos y términos de ejecución, por lo tanto, esta debilidad determina que el proceso de participación quede resumido en observación y asentimiento.

Ninguna circunstancia es impedimento para que el propósito de la participación deje de avanzar y comience a mostrar resultados dentro de un camino que todos sabemos es largo y lleno de dificultades; porque la participación ciudadana es un dispositivo democrático que mejora la eficacia y eficiencia de la gestión pública, abre el camino a la transparencia y facilita el dialogo entre administraciones y ciudadanos.

En el marco conceptual y legal de la participación ciudadana, exhorto al grupo de ciudadanos preocupados por el lento y preocupante andar de la Oficina de Cultura, para que formulen proyectos y los presenten al jefe de la oficina, no descarto que los ignore o los arroje a la caneca de la basura, pero esa decisión no los puede detener. El fin es construir institucionalidad, la participación ciudadana es un medio fundamental.

El Ministerio de Cultura tiene como objetivo formular, coordinar y vigilar la política publica en materia cultural, propende por un país creativo, donde todos los colombianos interactúen y cooperen con oportunidades de creación y disfrute de las expresiones culturales.

Si lo consideran el o los proyectos que estructuren deben estar alineados con las estrategias, valga la redundancia del Plan Estratégico del Ministerio, compuesta por las siguientes líneas estratégicas: impulsar la lectura y la escritura, conservación del patrimonio cultural material, oportunidades de desarrollo, procesos musicales para la convivencia y reconciliación, valoración del patrimonio cultural para el fortalecimiento de las identidades y la memoria y fortalecer el sector cinematográfico. Estas líneas estratégicas cuentan con una muy importante: el Ministerio apoya los proyectos de interés público que desarrollen procesos artísticos y culturales.

El modelo retrogrado de la función pública colombiana está en mora de hacer el transito del hermetismo clientelista y autoritarismo, hacia el consenso estratégico del ejercicio público, con base en la participación ciudadana, por ello, al ciudadano le corresponde pasar de la crítica a la visibilidad con propuesta en la mano, especialmente, en el desarrollo de implementación de los acuerdos de paz.

Por Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12

 

Columnista
22 julio, 2017

Solo criticar es un asunto cultural

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Está planteada la animadversión sobre la gestión del cantante Miguel Morales en la Oficina de Cultura. El objeto de varios procesos contractuales genera desconfianza, asimismo, dudas de la experticia del director en la comisión de asuntos culturales. El sector cultural en Valledupar ha funcionado históricamente por el esfuerzo natural desprendido de las capacidades y del […]


Está planteada la animadversión sobre la gestión del cantante Miguel Morales en la Oficina de Cultura. El objeto de varios procesos contractuales genera desconfianza, asimismo, dudas de la experticia del director en la comisión de asuntos culturales. El sector cultural en Valledupar ha funcionado históricamente por el esfuerzo natural desprendido de las capacidades y del talento particular. El concurso del sector público ha sido prácticamente exiguo, ni siquiera existe una política que describa el quehacer en esa materia a nivel municipal. Tampoco encontré documentación de planes, programas ni proyectos del gobierno pasado ni anteriores.

La Constitución Política de 1991, sostiene en sus bases una de sus ilusiones más profundas, producir cambios significativos en la democracia cerrada, heredada del Frente Nacional, para generar un salto en la estructura institucional, conducente con la búsqueda de espacios para las demandas postergadas de la gran mayoría de la población, a través de la democracia participativa. Sin embargo, el salto propuesto fue robusto en el papel y famélico en la materialización de la participación.

A nivel territorial la construcción de las políticas públicas es cosecha absoluta de los gobernantes, no obstante, por razones legales realizan encuentros de carácter participativo durante la estructuración del Plan de Desarrollo. Este momento es oportuno para que la ciudadanía haga valer el rol concedido por la Constitución, pero con determinación y precisión en la descripción metodológica que garantice valoración de las proposiciones. Es probable que exista desconocimiento normativo y de los aspectos metodológicos de la formulación de proyectos, relativos a costos, actividades, indicadores, productos y términos de ejecución, por lo tanto, esta debilidad determina que el proceso de participación quede resumido en observación y asentimiento.

Ninguna circunstancia es impedimento para que el propósito de la participación deje de avanzar y comience a mostrar resultados dentro de un camino que todos sabemos es largo y lleno de dificultades; porque la participación ciudadana es un dispositivo democrático que mejora la eficacia y eficiencia de la gestión pública, abre el camino a la transparencia y facilita el dialogo entre administraciones y ciudadanos.

En el marco conceptual y legal de la participación ciudadana, exhorto al grupo de ciudadanos preocupados por el lento y preocupante andar de la Oficina de Cultura, para que formulen proyectos y los presenten al jefe de la oficina, no descarto que los ignore o los arroje a la caneca de la basura, pero esa decisión no los puede detener. El fin es construir institucionalidad, la participación ciudadana es un medio fundamental.

El Ministerio de Cultura tiene como objetivo formular, coordinar y vigilar la política publica en materia cultural, propende por un país creativo, donde todos los colombianos interactúen y cooperen con oportunidades de creación y disfrute de las expresiones culturales.

Si lo consideran el o los proyectos que estructuren deben estar alineados con las estrategias, valga la redundancia del Plan Estratégico del Ministerio, compuesta por las siguientes líneas estratégicas: impulsar la lectura y la escritura, conservación del patrimonio cultural material, oportunidades de desarrollo, procesos musicales para la convivencia y reconciliación, valoración del patrimonio cultural para el fortalecimiento de las identidades y la memoria y fortalecer el sector cinematográfico. Estas líneas estratégicas cuentan con una muy importante: el Ministerio apoya los proyectos de interés público que desarrollen procesos artísticos y culturales.

El modelo retrogrado de la función pública colombiana está en mora de hacer el transito del hermetismo clientelista y autoritarismo, hacia el consenso estratégico del ejercicio público, con base en la participación ciudadana, por ello, al ciudadano le corresponde pasar de la crítica a la visibilidad con propuesta en la mano, especialmente, en el desarrollo de implementación de los acuerdos de paz.

Por Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12