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Editorial - 5 enero, 2017

Sigamos la fiesta en paz

Las fiestas decembrinas registraron en Colombia buenos resultados en materia de seguridad, reducción en casi todos los índices de criminalidad. Según el Ministerio de Defensa, al cierre de 2016, la tasa de homicidios estuvo en alrededor de 24,4 por cien mil habitantes, siendo la más baja desde 1.974, es decir, hace 42 años; también se […]

Las fiestas decembrinas registraron en Colombia buenos resultados en materia de seguridad, reducción en casi todos los índices de criminalidad. Según el Ministerio de Defensa, al cierre de 2016, la tasa de homicidios estuvo en alrededor de 24,4 por cien mil habitantes, siendo la más baja desde 1.974, es decir, hace 42 años; también se conoció que solo dos heridos pasaron las festividades en el Hospital Militar Central, demostrando que los ataques terroristas se redujeron sustancialmente, para la misma época del año pasado había 40 hospitalizados.

En el departamento del Cesar solo hubo un hecho terrorista, el hostigamiento con explosivos, el pasado 22 de diciembre, a la subestación de Policía del corregimiento de Los Ángeles, jurisdicción del municipio Río de Oro, sur del Cesar, donde dos uniformados resultaron levemente heridos.

En cuanto a Valledupar no faltó el terror que ocasionan los constantes atracos callejeros que le aguaron la fiesta a más de uno. Un hecho relevante que empañó la celebración de Año Nuevo fue el caso de intolerancia entre dos hermanos, que dejó un muerto. No obstante, en términos generales se llevó la fiesta en paz.

A propósito de fiestas, mucha polémica ha generado el vídeo divulgado por la agencia de noticias Efe en el que se observa a funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, ONU, encargados del monitoreo de la zona de concentración de las Farc en Conejo, en La Guajira, bailando con los subversivos. En esa parranda de Año Nuevo hubo comida por doquier y música variada, claramente se escucha en la grabación el tema ‘Pidiendo Vía’ en la voz de Diomedes Díaz Maestre, el inolvidable ‘Cacique de La Junta’.

Se trató de un acto reprochable desde todo punto de vista, que pone en tela de juicio un proceso tan serio y trascendental para el país, como es el desarme, desmovilización y reinserción a la vida civil de la guerrilla más antigua de América Latina.

Pero menos mal que los miembros de las Farc le cogieron el paso a los vallenatos de Diomedes y no se dedicaron, como en otrora, a aguarle la fiesta a la población civil con atentados a la infraestructura eléctrica o destruyendo las estaciones de Policía. Cuánto sufren los familiares de los uniformados que durante las fiestas se dedican a garantizar la seguridad de los demás.

“Año Nuevo, vida nueva, más alegres los días serán”, dice una de las canciones más tradicionales de la temporada, aunque muchos no creen que ese mensaje aplique para este 2017 con todo el tema de  incremento de impuestos y un nada fácil proceso de paz que el país necesita sea llevado a feliz término.

Así las cosas, en medio del pesado panorama que se avizora hay que seguir adelante, las fiestas seguirán; faltan los carnavales de Barranquilla, y que no nos sorprenda ver a un miembro de las Farc enmaicenado con una máscara de monocuco o bailando la danza de los diablos arlequines en la vía 40; viene el Festival Vallenato y quién quita que los subversivos se dispongan (sin armas, claro está) a festivalear, o que pese a su mala imagen el presidente Juan Manuel Santos vuelva, ya como nobel de paz,  a inaugurar la máxima fiesta de acordeones, sin temor a ser abucheado.
A pesar de los graves problemas que afronta la ciudad, mañana Valledupar cumple 467 años de fundación, otro motivo para celebrar.

En conclusión, sin perder la seriedad en los asuntos importantes del país y de nuestra ciudad, la invitación es a que sigamos la fiesta en paz.

Editorial
5 enero, 2017

Sigamos la fiesta en paz

Las fiestas decembrinas registraron en Colombia buenos resultados en materia de seguridad, reducción en casi todos los índices de criminalidad. Según el Ministerio de Defensa, al cierre de 2016, la tasa de homicidios estuvo en alrededor de 24,4 por cien mil habitantes, siendo la más baja desde 1.974, es decir, hace 42 años; también se […]


Las fiestas decembrinas registraron en Colombia buenos resultados en materia de seguridad, reducción en casi todos los índices de criminalidad. Según el Ministerio de Defensa, al cierre de 2016, la tasa de homicidios estuvo en alrededor de 24,4 por cien mil habitantes, siendo la más baja desde 1.974, es decir, hace 42 años; también se conoció que solo dos heridos pasaron las festividades en el Hospital Militar Central, demostrando que los ataques terroristas se redujeron sustancialmente, para la misma época del año pasado había 40 hospitalizados.

En el departamento del Cesar solo hubo un hecho terrorista, el hostigamiento con explosivos, el pasado 22 de diciembre, a la subestación de Policía del corregimiento de Los Ángeles, jurisdicción del municipio Río de Oro, sur del Cesar, donde dos uniformados resultaron levemente heridos.

En cuanto a Valledupar no faltó el terror que ocasionan los constantes atracos callejeros que le aguaron la fiesta a más de uno. Un hecho relevante que empañó la celebración de Año Nuevo fue el caso de intolerancia entre dos hermanos, que dejó un muerto. No obstante, en términos generales se llevó la fiesta en paz.

A propósito de fiestas, mucha polémica ha generado el vídeo divulgado por la agencia de noticias Efe en el que se observa a funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, ONU, encargados del monitoreo de la zona de concentración de las Farc en Conejo, en La Guajira, bailando con los subversivos. En esa parranda de Año Nuevo hubo comida por doquier y música variada, claramente se escucha en la grabación el tema ‘Pidiendo Vía’ en la voz de Diomedes Díaz Maestre, el inolvidable ‘Cacique de La Junta’.

Se trató de un acto reprochable desde todo punto de vista, que pone en tela de juicio un proceso tan serio y trascendental para el país, como es el desarme, desmovilización y reinserción a la vida civil de la guerrilla más antigua de América Latina.

Pero menos mal que los miembros de las Farc le cogieron el paso a los vallenatos de Diomedes y no se dedicaron, como en otrora, a aguarle la fiesta a la población civil con atentados a la infraestructura eléctrica o destruyendo las estaciones de Policía. Cuánto sufren los familiares de los uniformados que durante las fiestas se dedican a garantizar la seguridad de los demás.

“Año Nuevo, vida nueva, más alegres los días serán”, dice una de las canciones más tradicionales de la temporada, aunque muchos no creen que ese mensaje aplique para este 2017 con todo el tema de  incremento de impuestos y un nada fácil proceso de paz que el país necesita sea llevado a feliz término.

Así las cosas, en medio del pesado panorama que se avizora hay que seguir adelante, las fiestas seguirán; faltan los carnavales de Barranquilla, y que no nos sorprenda ver a un miembro de las Farc enmaicenado con una máscara de monocuco o bailando la danza de los diablos arlequines en la vía 40; viene el Festival Vallenato y quién quita que los subversivos se dispongan (sin armas, claro está) a festivalear, o que pese a su mala imagen el presidente Juan Manuel Santos vuelva, ya como nobel de paz,  a inaugurar la máxima fiesta de acordeones, sin temor a ser abucheado.
A pesar de los graves problemas que afronta la ciudad, mañana Valledupar cumple 467 años de fundación, otro motivo para celebrar.

En conclusión, sin perder la seriedad en los asuntos importantes del país y de nuestra ciudad, la invitación es a que sigamos la fiesta en paz.