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Columnista - 15 octubre, 2016

En peringueta el aval de la Unesco

A raíz del campanazo de la Unesco para tomar medidas, estrategias y actitudes encaminadas a darle ritmo al plan de salvaguardia para el vallenato tradicional y así poder lograr que meritoriamente tengamos la honrosa distinción de patrimonio mundial para nuestro folclor, cosa que aún no tenemos, y que alegremente la mayoría de la gente del […]

A raíz del campanazo de la Unesco para tomar medidas, estrategias y actitudes encaminadas a darle ritmo al plan de salvaguardia para el vallenato tradicional y así poder lograr que meritoriamente tengamos la honrosa distinción de patrimonio mundial para nuestro folclor, cosa que aún no tenemos, y que alegremente la mayoría de la gente del país vallenato piensa que ya nos graduaron, pero aún faltan, como decía el viejo Mile Zuleta, muchos arroyitos que pasar.

Después de escuchar esta sonora campana, el entusiasmo de los veteranos y consagrados que siguen la senda de los mayores en la categoría de lo tradicional, se ha puesto de manifiesto en los abundantes trabajos musicales que se alinderan en los esquemas de la juglaría donde se cuentan historias y se relatan sentimientos.

Así tenemos esplendidas propuestas como las de Ivo Díaz y Almes Granado en homenaje a los hermanos Zuleta, la de Iván Villazón y Wilbert Mendoza para ‘Colacho’ titulada el ‘El Rey del Valle”, la del rey ‘Chema’ Ramos, ‘Clásicos de Clásicos’, y el magistral álbum de Rodrigo Rodríguez entre el valle y mi sabana, la de Felipe Paternina y ‘Mañe’ Bustillo en honor a Calixto Ochoa; Rolando Pinedo y Roberto Carlos Morón nos obsequiaron el precioso álbum ‘Universo vallenato’, Peter Manjarrés con Emilianito y Sergio Luis se lucieron con ‘Solo Clásicos Vol. II’ y Orlando Oñate con su hijo y ‘El Cota’ Díaz en ‘El vallenato tradicional’, en tanto que Efraín Fuentes ‘Kalicanto’ con Ildemaro Bolaño Jr. realizaron versiones nuevas de canciones ganadoras en los festivales vallenatos, así mismo José Luis Morrón y Oscar de la Cruz realizaron una brillante distinción con el CD ‘Homenaje a una Dinastía’, solo por mencionar algunos de los más relevantes.

Sin embargo, este panorama aparentemente halagador para el objetivo propuesto, después del inicial alborozo de los artistas mencionados comienza a girar hacia el lado opuesto. Los trabajos buenos, pero las expectativas de éxito y resonancia no responden a lo esperado, ya que diversos factores se han convertido en una talanquera difícil de salvar. Estas producciones parece que hubieran sido hechas para darle contentillo a la gente de la Unesco o por obligación moral ante el folclor que los mantiene viviendo del pentagrama, pero sin ninguna convicción ni compromiso de proyectarlas en todos los ángulos como debe ser, es decir después de la grabación y presentarlas a los medios, hasta allí llegó la tarea y este valioso material hoy, algunos meses después, no suena ni truena, no obstante estar presente en todas las emisoras, por falta de musculo económico de los protagonistas son rápidamente archivados.

Por otra parte el enjambre de nuevos grupos de jóvenes artistas que se estrenan casi a diario, que desconocen cuál es la tradición del vallenato, ni entienden que es esto ni les interesa en lo más mínimo y así, la novelería del oyente y los muchos de estos iniciados que pueden pagar el peaje musical que cobran ciertos programadores de la radio, le quitan el chance de sonar lo que verdaderamente debe rescatarse, que es el espacio perdido del vallenato tradicional por causa del movimiento masivo de una expresión musical completamente desarraigada de nuestro folclor original.

No descalifico lo que hacen los jóvenes, pues tienen todo el derecho de realizarse artísticamente acorde con su momento, pero lo malsano es que traten de escudarse con el término vallenato para imponer algo que no es. Como van las cosas, todos estos intentos de rescate será una pelea perdida y la Unesco terminará rodándonos la banqueta.

El folclor vallenato es lo más grande y preciado que tiene nuestra tierra, es deber de todos protegerlo y conservarlo.

Columnista
15 octubre, 2016

En peringueta el aval de la Unesco

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

A raíz del campanazo de la Unesco para tomar medidas, estrategias y actitudes encaminadas a darle ritmo al plan de salvaguardia para el vallenato tradicional y así poder lograr que meritoriamente tengamos la honrosa distinción de patrimonio mundial para nuestro folclor, cosa que aún no tenemos, y que alegremente la mayoría de la gente del […]


A raíz del campanazo de la Unesco para tomar medidas, estrategias y actitudes encaminadas a darle ritmo al plan de salvaguardia para el vallenato tradicional y así poder lograr que meritoriamente tengamos la honrosa distinción de patrimonio mundial para nuestro folclor, cosa que aún no tenemos, y que alegremente la mayoría de la gente del país vallenato piensa que ya nos graduaron, pero aún faltan, como decía el viejo Mile Zuleta, muchos arroyitos que pasar.

Después de escuchar esta sonora campana, el entusiasmo de los veteranos y consagrados que siguen la senda de los mayores en la categoría de lo tradicional, se ha puesto de manifiesto en los abundantes trabajos musicales que se alinderan en los esquemas de la juglaría donde se cuentan historias y se relatan sentimientos.

Así tenemos esplendidas propuestas como las de Ivo Díaz y Almes Granado en homenaje a los hermanos Zuleta, la de Iván Villazón y Wilbert Mendoza para ‘Colacho’ titulada el ‘El Rey del Valle”, la del rey ‘Chema’ Ramos, ‘Clásicos de Clásicos’, y el magistral álbum de Rodrigo Rodríguez entre el valle y mi sabana, la de Felipe Paternina y ‘Mañe’ Bustillo en honor a Calixto Ochoa; Rolando Pinedo y Roberto Carlos Morón nos obsequiaron el precioso álbum ‘Universo vallenato’, Peter Manjarrés con Emilianito y Sergio Luis se lucieron con ‘Solo Clásicos Vol. II’ y Orlando Oñate con su hijo y ‘El Cota’ Díaz en ‘El vallenato tradicional’, en tanto que Efraín Fuentes ‘Kalicanto’ con Ildemaro Bolaño Jr. realizaron versiones nuevas de canciones ganadoras en los festivales vallenatos, así mismo José Luis Morrón y Oscar de la Cruz realizaron una brillante distinción con el CD ‘Homenaje a una Dinastía’, solo por mencionar algunos de los más relevantes.

Sin embargo, este panorama aparentemente halagador para el objetivo propuesto, después del inicial alborozo de los artistas mencionados comienza a girar hacia el lado opuesto. Los trabajos buenos, pero las expectativas de éxito y resonancia no responden a lo esperado, ya que diversos factores se han convertido en una talanquera difícil de salvar. Estas producciones parece que hubieran sido hechas para darle contentillo a la gente de la Unesco o por obligación moral ante el folclor que los mantiene viviendo del pentagrama, pero sin ninguna convicción ni compromiso de proyectarlas en todos los ángulos como debe ser, es decir después de la grabación y presentarlas a los medios, hasta allí llegó la tarea y este valioso material hoy, algunos meses después, no suena ni truena, no obstante estar presente en todas las emisoras, por falta de musculo económico de los protagonistas son rápidamente archivados.

Por otra parte el enjambre de nuevos grupos de jóvenes artistas que se estrenan casi a diario, que desconocen cuál es la tradición del vallenato, ni entienden que es esto ni les interesa en lo más mínimo y así, la novelería del oyente y los muchos de estos iniciados que pueden pagar el peaje musical que cobran ciertos programadores de la radio, le quitan el chance de sonar lo que verdaderamente debe rescatarse, que es el espacio perdido del vallenato tradicional por causa del movimiento masivo de una expresión musical completamente desarraigada de nuestro folclor original.

No descalifico lo que hacen los jóvenes, pues tienen todo el derecho de realizarse artísticamente acorde con su momento, pero lo malsano es que traten de escudarse con el término vallenato para imponer algo que no es. Como van las cosas, todos estos intentos de rescate será una pelea perdida y la Unesco terminará rodándonos la banqueta.

El folclor vallenato es lo más grande y preciado que tiene nuestra tierra, es deber de todos protegerlo y conservarlo.