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Columnista - 19 enero, 2017

Para reflexionar Primera parte

Nosotros con nuestros escritos, tenemos la pretensión que se nos escuche, porque aquí expresamos lo que pensamos al considerar que este debe ser el pensamiento y el actuar de todo ser humano. Al desarrollar este artículo nos parece propicio evocar la memoria de Bertold Brecht ese dramaturgo alemán, quien dijo: “el peor analfabeta es el […]

Nosotros con nuestros escritos, tenemos la pretensión que se nos escuche, porque aquí expresamos lo que pensamos al considerar que este debe ser el pensamiento y el actuar de todo ser humano. Al desarrollar este artículo nos parece propicio evocar la memoria de Bertold Brecht ese dramaturgo alemán, quien dijo: “el peor analfabeta es el analfabeta político: el no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. Él no sabe que el costo de la vida, el precio del frijol, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o del remedio dependen de decisiones políticas. El analfabeta político es tan ignorante que le enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política; no sabe que de su ignorancia política nacen la prostitución, el menor abandonado, el asaltante y el peor de todos los ladrones que es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Pues bien, de esto que nos ocupa permanentemente debemos participar todos, ya que es como el juego de la pirinola, ‘todos ponemos´ para después no tener que lamentarnos, aunque en el mundo ya sea ha perdido la capacidad de asombro, porque lo absurdo termina por ocurrir, como está pasando con todos los crímenes que estamos cometiendo contra los recursos naturales, es decir, estamos destruyendo lo que nos sustenta en el planeta. Hemos logrado el desequilibrio natural del ambiente o entorno en que hemos vivido por centurias, es decir, hemos llegado a un verdadero desarreglo ambiental precisamente por la inconsciencia ambiental.

Hacemos locuras como por ejemplo, desviaciones de cuencas hídricas y dizque con el propósito de obtener frutos para vivir mejor, pero lo determinante no es vivir mejor, si no ser mejor, y claro no se está pensando en los costos sociales y ambientales a que ello puede conllevar, como es vivir mejor a toda costa, caiga quien caiga.

En cualquier caso, urge percatarse de que sólo generando consciencia a través de los medios adecuados y de la reflexión como lo hacemos nosotros llegaremos a configurar una corriente de opinión pública ambiental ya que sin opinión pública no puede haber marco social para las correctas decisiones.

Pensamos que estamos moralmente tocados, por tanto, debemos reaccionar porque el deterioro ambiental de por si es preocupante y tenemos que admitir que la problemática ambiental aún no ha sacudido de manera suficiente las consciencias la cual viene traduciéndose en una modificación pronunciada de nuestra escala de valores por lo que hay que modificar nuestra escala de valores para introducir cambios en el funcionamiento colectivo ambientalista.

Hoy se nos habla de compensaciones de tipo económico y ambiental que disque subvencionan el valor intrínseco de lo que se quiere destruir y que definitivamente no se verá más nunca a través de nuestros ojos ni de las generaciones venideras.

NOTA: hacemos un llamado a la responsabilidad social y profesional que le asiste a los egresados de la Universidad Nacional de Colombia ya que consideramos que deben despertar de la anorexia que están viviendo porque se avecina una fecha transcendental y es la de que la Universidad cumple el 22 de septiembre del presente año, 150 años de fundada por lo que vale la pena hacer un evento de elevadas repercusiones sociales. Recordarle además, que hay un hecho para resaltar y es la creación de la Universidad Nacional del Caribe con sede en La Paz, que fue creada excepcionalmente por la figura de convenio, esto implica una serie de compromisos y es un reto para los profesionales del primer claustro académico por excelencia para los colombianos. Despierten.

Por Hernán Maestre Martínez

Columnista
19 enero, 2017

Para reflexionar Primera parte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Nosotros con nuestros escritos, tenemos la pretensión que se nos escuche, porque aquí expresamos lo que pensamos al considerar que este debe ser el pensamiento y el actuar de todo ser humano. Al desarrollar este artículo nos parece propicio evocar la memoria de Bertold Brecht ese dramaturgo alemán, quien dijo: “el peor analfabeta es el […]


Nosotros con nuestros escritos, tenemos la pretensión que se nos escuche, porque aquí expresamos lo que pensamos al considerar que este debe ser el pensamiento y el actuar de todo ser humano. Al desarrollar este artículo nos parece propicio evocar la memoria de Bertold Brecht ese dramaturgo alemán, quien dijo: “el peor analfabeta es el analfabeta político: el no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. Él no sabe que el costo de la vida, el precio del frijol, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o del remedio dependen de decisiones políticas. El analfabeta político es tan ignorante que le enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política; no sabe que de su ignorancia política nacen la prostitución, el menor abandonado, el asaltante y el peor de todos los ladrones que es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Pues bien, de esto que nos ocupa permanentemente debemos participar todos, ya que es como el juego de la pirinola, ‘todos ponemos´ para después no tener que lamentarnos, aunque en el mundo ya sea ha perdido la capacidad de asombro, porque lo absurdo termina por ocurrir, como está pasando con todos los crímenes que estamos cometiendo contra los recursos naturales, es decir, estamos destruyendo lo que nos sustenta en el planeta. Hemos logrado el desequilibrio natural del ambiente o entorno en que hemos vivido por centurias, es decir, hemos llegado a un verdadero desarreglo ambiental precisamente por la inconsciencia ambiental.

Hacemos locuras como por ejemplo, desviaciones de cuencas hídricas y dizque con el propósito de obtener frutos para vivir mejor, pero lo determinante no es vivir mejor, si no ser mejor, y claro no se está pensando en los costos sociales y ambientales a que ello puede conllevar, como es vivir mejor a toda costa, caiga quien caiga.

En cualquier caso, urge percatarse de que sólo generando consciencia a través de los medios adecuados y de la reflexión como lo hacemos nosotros llegaremos a configurar una corriente de opinión pública ambiental ya que sin opinión pública no puede haber marco social para las correctas decisiones.

Pensamos que estamos moralmente tocados, por tanto, debemos reaccionar porque el deterioro ambiental de por si es preocupante y tenemos que admitir que la problemática ambiental aún no ha sacudido de manera suficiente las consciencias la cual viene traduciéndose en una modificación pronunciada de nuestra escala de valores por lo que hay que modificar nuestra escala de valores para introducir cambios en el funcionamiento colectivo ambientalista.

Hoy se nos habla de compensaciones de tipo económico y ambiental que disque subvencionan el valor intrínseco de lo que se quiere destruir y que definitivamente no se verá más nunca a través de nuestros ojos ni de las generaciones venideras.

NOTA: hacemos un llamado a la responsabilidad social y profesional que le asiste a los egresados de la Universidad Nacional de Colombia ya que consideramos que deben despertar de la anorexia que están viviendo porque se avecina una fecha transcendental y es la de que la Universidad cumple el 22 de septiembre del presente año, 150 años de fundada por lo que vale la pena hacer un evento de elevadas repercusiones sociales. Recordarle además, que hay un hecho para resaltar y es la creación de la Universidad Nacional del Caribe con sede en La Paz, que fue creada excepcionalmente por la figura de convenio, esto implica una serie de compromisos y es un reto para los profesionales del primer claustro académico por excelencia para los colombianos. Despierten.

Por Hernán Maestre Martínez