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Columnista - 13 octubre, 2017

No parar bolas hace daño

Anoche tuve un sueño raro, que era Alcalde de La Paz, pero por un ratico y el tiempo sólo me alcanzó para darle unos consejitos a la bella exalcaldesa Andrea para que tratara de corregir algunas cositas, de poca monta, pero que desdicen mucho de la buena imagen de un funcionario a quien las cosas […]

Anoche tuve un sueño raro, que era Alcalde de La Paz, pero por un ratico y el tiempo sólo me alcanzó para darle unos consejitos a la bella exalcaldesa Andrea para que tratara de corregir algunas cositas, de poca monta, pero que desdicen mucho de la buena imagen de un funcionario a quien las cosas le están saliendo bien, con perspectivas de mejorar.

Al oído le dije que era elemental dar las gracias y agradecimientos a quienes en forma gratuita y desinteresada le servían, también alcancé a sugerirle, que como lo hacía en campaña, contestara el celular, ya no personalmente por sus múltiples oficios sino a través de su secretaria que con cortesía le explicara a quien llamara que le daría la razón y que posteriormente se lo comentarían, pero de verdad y no para salir del paso, como me pasó a mí que hace más de un año pedí una cita con ella y todavía estoy esperando que me llame y por último le aconsejé el arreglo del bello camino viejo, hoy convertido en una horrible trocha que de La Paz conduce a San Diego, ahí desperté.

Me dormí y seguí soñando porque fue una noche de fantasías, pero ahora era Alcalde de Valledupar reunido en un Consejo de Gobierno encabezado por Fausto Cotes como Secretario de Gobierno; Toño Maya, en Planeación; Marcelo Calderón, Salud; Ciro Habib en la Oficina Jurídica; William Fuentes en Obras Públicas y el palo, Yalil Muvdi como Tesorero, Mary Daza Jefe de Prensa y Protocolo, pues había unido esas dos dependencias, decisión ésta que me criticaron por haber sido la ex de Ciro, pero me defendí diciendo que con los ex ya no son nada y que el Presidente Santos había nombrado a Gina y a Ceci que no eran ex sino es, marido y mujer aunque ahí no se sabía quién era el uno y quien era el otro; desesperadamente antes que despertara y llegara Tuto les plantee la necesidad de señalizar a Valledupar en cuanto a sus casas, pues la ciudad tiene barrios enteros sin nomenclatura y eso es el colmo, pero en ese momento llegó el Tuto y alcanzó a oír y manifestó que eso lo hacía ya.

Alcalde será usted capaz de brincar la almohada, mire lo de los huecos en las calles, los árboles secos unos y otros podridos, del Valle que está feo, del caos vehicular y del infierno de las motos, lo del reductor de velocidad en la carrera 11 con 9 antes de que haya un muerto, la vía Los Besotes, el puente sobre el Capitanejo, antes que haya una tragedia, todo eso se lo he dicho y nada, pero créame eso le ha dañado la imagen y mire que en las encuestas usted no figura entre los primeros y eso es grave. Pare bolas, que no hacerlo hace daño, mire, aunque usted no crea en Él, lo va a fregá, téngale miedo, no lo trate tan mal y permita que su imagen y pedestal estén convertidas en un chiquero o corral de chivos. Fíjese bien, el Ecce Homo castiga sin palo y sin perrero.

¿Cómo es el cuento de que usted no es capaz de brincar la almohada?, me explico: dos novios salieron de paseo al campo y los cogió un aguaceron con brisas, pero lograron llegar a un ranchito donde dos ancianos habitaban y como llovió toda la noche le cedieron la cama para que durmieran y ellos se acostaron en una troja; se durmieron tranquilamente y él puso una almohada de barrera que los separaba y al día siguiente ella al salir de la casa, un fuerte viento le voló el sombrero que cayó al otro lado de la cerca de alambre de púa y él, echándoselas de muy muy, dijo que él brincaba la cerca y lo recogía, a lo cual ella, incrédula y decepcionada le dijo: lo dudo, no fuiste capaz de brincar la almohada y ahora vas a dar semejante salto.

Registro complacido el cumpleaños de la matrona de Codazzi, Margoth Perdomo, le cayeron 87, pero ella no como una de 15, sino como una treintañera, bailó, comió, brincó y la pasó feliz en la recepción que su hija Iveth le brindó en su residencia, felicidad que aumentó con la platica que le regalaron, ¡cosa que le gusta a los viejos, un billetico! y con presencia de su hijo Raulito y de un grupo de amigos que la acompañamos en esa fecha tan especial.

Por José M. Aponte Martínez

Columnista
13 octubre, 2017

No parar bolas hace daño

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Anoche tuve un sueño raro, que era Alcalde de La Paz, pero por un ratico y el tiempo sólo me alcanzó para darle unos consejitos a la bella exalcaldesa Andrea para que tratara de corregir algunas cositas, de poca monta, pero que desdicen mucho de la buena imagen de un funcionario a quien las cosas […]


Anoche tuve un sueño raro, que era Alcalde de La Paz, pero por un ratico y el tiempo sólo me alcanzó para darle unos consejitos a la bella exalcaldesa Andrea para que tratara de corregir algunas cositas, de poca monta, pero que desdicen mucho de la buena imagen de un funcionario a quien las cosas le están saliendo bien, con perspectivas de mejorar.

Al oído le dije que era elemental dar las gracias y agradecimientos a quienes en forma gratuita y desinteresada le servían, también alcancé a sugerirle, que como lo hacía en campaña, contestara el celular, ya no personalmente por sus múltiples oficios sino a través de su secretaria que con cortesía le explicara a quien llamara que le daría la razón y que posteriormente se lo comentarían, pero de verdad y no para salir del paso, como me pasó a mí que hace más de un año pedí una cita con ella y todavía estoy esperando que me llame y por último le aconsejé el arreglo del bello camino viejo, hoy convertido en una horrible trocha que de La Paz conduce a San Diego, ahí desperté.

Me dormí y seguí soñando porque fue una noche de fantasías, pero ahora era Alcalde de Valledupar reunido en un Consejo de Gobierno encabezado por Fausto Cotes como Secretario de Gobierno; Toño Maya, en Planeación; Marcelo Calderón, Salud; Ciro Habib en la Oficina Jurídica; William Fuentes en Obras Públicas y el palo, Yalil Muvdi como Tesorero, Mary Daza Jefe de Prensa y Protocolo, pues había unido esas dos dependencias, decisión ésta que me criticaron por haber sido la ex de Ciro, pero me defendí diciendo que con los ex ya no son nada y que el Presidente Santos había nombrado a Gina y a Ceci que no eran ex sino es, marido y mujer aunque ahí no se sabía quién era el uno y quien era el otro; desesperadamente antes que despertara y llegara Tuto les plantee la necesidad de señalizar a Valledupar en cuanto a sus casas, pues la ciudad tiene barrios enteros sin nomenclatura y eso es el colmo, pero en ese momento llegó el Tuto y alcanzó a oír y manifestó que eso lo hacía ya.

Alcalde será usted capaz de brincar la almohada, mire lo de los huecos en las calles, los árboles secos unos y otros podridos, del Valle que está feo, del caos vehicular y del infierno de las motos, lo del reductor de velocidad en la carrera 11 con 9 antes de que haya un muerto, la vía Los Besotes, el puente sobre el Capitanejo, antes que haya una tragedia, todo eso se lo he dicho y nada, pero créame eso le ha dañado la imagen y mire que en las encuestas usted no figura entre los primeros y eso es grave. Pare bolas, que no hacerlo hace daño, mire, aunque usted no crea en Él, lo va a fregá, téngale miedo, no lo trate tan mal y permita que su imagen y pedestal estén convertidas en un chiquero o corral de chivos. Fíjese bien, el Ecce Homo castiga sin palo y sin perrero.

¿Cómo es el cuento de que usted no es capaz de brincar la almohada?, me explico: dos novios salieron de paseo al campo y los cogió un aguaceron con brisas, pero lograron llegar a un ranchito donde dos ancianos habitaban y como llovió toda la noche le cedieron la cama para que durmieran y ellos se acostaron en una troja; se durmieron tranquilamente y él puso una almohada de barrera que los separaba y al día siguiente ella al salir de la casa, un fuerte viento le voló el sombrero que cayó al otro lado de la cerca de alambre de púa y él, echándoselas de muy muy, dijo que él brincaba la cerca y lo recogía, a lo cual ella, incrédula y decepcionada le dijo: lo dudo, no fuiste capaz de brincar la almohada y ahora vas a dar semejante salto.

Registro complacido el cumpleaños de la matrona de Codazzi, Margoth Perdomo, le cayeron 87, pero ella no como una de 15, sino como una treintañera, bailó, comió, brincó y la pasó feliz en la recepción que su hija Iveth le brindó en su residencia, felicidad que aumentó con la platica que le regalaron, ¡cosa que le gusta a los viejos, un billetico! y con presencia de su hijo Raulito y de un grupo de amigos que la acompañamos en esa fecha tan especial.

Por José M. Aponte Martínez