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Columnista - 5 agosto, 2017

Nereo López: contador historias de la música vallenata

El médico Manuel Zapata Olivella encuentra en La Paz (Cesar), en la década de los años 50, un mundo de fantasía jamás imaginado por él, donde logra realizar muchos de sus sueños. Esta felicidad quiso compartirla con uno de sus grandes amigos, compañero de infancia y de sueños, el fotógrafo Nereo con quien estudió en […]

El médico Manuel Zapata Olivella encuentra en La Paz (Cesar), en la década de los años 50, un mundo de fantasía jamás imaginado por él, donde logra realizar muchos de sus sueños. Esta felicidad quiso compartirla con uno de sus grandes amigos, compañero de infancia y de sueños, el fotógrafo Nereo con quien estudió en Cartagena, invitado para que viniera a disfrutar de este “Paraíso”, quien no tardó en aceptar la invitación. Así denominó Manuel Zapata, esta parte de la provincia impresionado por las manifestaciones musicales y en general de la cultura popular. Le contaba que como “por arte de magia”, los conjuntos como por embrujo tocaban melodías de la música vallenata, cuyas letras narraban con humor los sucesos de la comarca, interpretadas con la caja, guacharaca y acordeón, procedentes de distintas comarcas, era todo un concierto de los más talentosos del momento.

Por estos tiempos el joven Rafael Escalona visitaba con frecuencia La Paz. Estaba enamorado de Marina Arzuaga (La Maye). El pretexto era reunirse con un tío de ella: Miguel Canales, amigo de parrandas. Manuel Zapata lo conoce en casa de María Calderón, uno de los sitios donde vendían cervezas, así como donde María Zequeira, madre de los Hermanos López. Llega otro amigo de la edad juvenil, Gabriel García Márquez, con quien compartió como estudiante de derecho de la Universidad Nacional. Buscaba superar el abatimiento que le produjo su novela ‘La Hojarasca’, por no ser escogida por Don Guillermo de Torre en el programa de Editorial Losada, vino también tras sus raíces y porque había sido nombrado en Editorial González Porto como vendedor a plazos de enciclopedias y libros científicos y técnicos. Dice Gabo que salió trastabillando con un maletín de agente viajero atiborrado de folletos de propaganda, muestras de enciclopedias ilustradas, libros de medicina, derechos e ingeniería. Una expedición mítica tras el itinerario romántico de su madre Luisa Santiaga, decisión de los abuelos Tranquilina y el Coronel Nicolás Márquez para ponerla a salvo del telegrafista de Aracataca.

El fotógrafo Nereo publica en Nueva York a la edad de 89 años el libro ‘Imágenes de medio siglo’, que contiene 63 fotos, no sólo del país sino algunas del Perú. Su permanencia en La Paz fue fructífera, nos referimos aquí en especial a sus amigos antes nombrados: “He tenido la suerte de que mis amigos se han muerto sin yo estar porque si no, hubiera sufrido muchísimo”. Aseguró en uno de sus escritos, tener el archivo más completo del Maestro Rafael Escalona, incluso ilustró la carátula de uno de sus discos. Lo describe como un hombre de buena estampa, testigo de algunos de sus amores por las andanzas con él. Entonaba algunas canciones para que yo las escuchara, antes de darlas a conocer al público, una de ellas: Jaime Molina. El libro contiene además fotos de Gabo, a quien dice fotografió en La Guajira, antes de publicar su primera novela y después fue delegado por el Gobierno Nacional para cubrir el evento de Estocolmo. Así como de Manuel Zapata, Juan Muñoz, amigos de aventuras juveniles.

Descifraba los encantos de los personajes vírgenes de nuestra provincia, con su vocación libre de recoger todo cuanto aparecía ante él y teniendo como alcahueta una cámara atrevida.

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla

 

Columnista
5 agosto, 2017

Nereo López: contador historias de la música vallenata

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Giomar Lucía Guerra Bonilla

El médico Manuel Zapata Olivella encuentra en La Paz (Cesar), en la década de los años 50, un mundo de fantasía jamás imaginado por él, donde logra realizar muchos de sus sueños. Esta felicidad quiso compartirla con uno de sus grandes amigos, compañero de infancia y de sueños, el fotógrafo Nereo con quien estudió en […]


El médico Manuel Zapata Olivella encuentra en La Paz (Cesar), en la década de los años 50, un mundo de fantasía jamás imaginado por él, donde logra realizar muchos de sus sueños. Esta felicidad quiso compartirla con uno de sus grandes amigos, compañero de infancia y de sueños, el fotógrafo Nereo con quien estudió en Cartagena, invitado para que viniera a disfrutar de este “Paraíso”, quien no tardó en aceptar la invitación. Así denominó Manuel Zapata, esta parte de la provincia impresionado por las manifestaciones musicales y en general de la cultura popular. Le contaba que como “por arte de magia”, los conjuntos como por embrujo tocaban melodías de la música vallenata, cuyas letras narraban con humor los sucesos de la comarca, interpretadas con la caja, guacharaca y acordeón, procedentes de distintas comarcas, era todo un concierto de los más talentosos del momento.

Por estos tiempos el joven Rafael Escalona visitaba con frecuencia La Paz. Estaba enamorado de Marina Arzuaga (La Maye). El pretexto era reunirse con un tío de ella: Miguel Canales, amigo de parrandas. Manuel Zapata lo conoce en casa de María Calderón, uno de los sitios donde vendían cervezas, así como donde María Zequeira, madre de los Hermanos López. Llega otro amigo de la edad juvenil, Gabriel García Márquez, con quien compartió como estudiante de derecho de la Universidad Nacional. Buscaba superar el abatimiento que le produjo su novela ‘La Hojarasca’, por no ser escogida por Don Guillermo de Torre en el programa de Editorial Losada, vino también tras sus raíces y porque había sido nombrado en Editorial González Porto como vendedor a plazos de enciclopedias y libros científicos y técnicos. Dice Gabo que salió trastabillando con un maletín de agente viajero atiborrado de folletos de propaganda, muestras de enciclopedias ilustradas, libros de medicina, derechos e ingeniería. Una expedición mítica tras el itinerario romántico de su madre Luisa Santiaga, decisión de los abuelos Tranquilina y el Coronel Nicolás Márquez para ponerla a salvo del telegrafista de Aracataca.

El fotógrafo Nereo publica en Nueva York a la edad de 89 años el libro ‘Imágenes de medio siglo’, que contiene 63 fotos, no sólo del país sino algunas del Perú. Su permanencia en La Paz fue fructífera, nos referimos aquí en especial a sus amigos antes nombrados: “He tenido la suerte de que mis amigos se han muerto sin yo estar porque si no, hubiera sufrido muchísimo”. Aseguró en uno de sus escritos, tener el archivo más completo del Maestro Rafael Escalona, incluso ilustró la carátula de uno de sus discos. Lo describe como un hombre de buena estampa, testigo de algunos de sus amores por las andanzas con él. Entonaba algunas canciones para que yo las escuchara, antes de darlas a conocer al público, una de ellas: Jaime Molina. El libro contiene además fotos de Gabo, a quien dice fotografió en La Guajira, antes de publicar su primera novela y después fue delegado por el Gobierno Nacional para cubrir el evento de Estocolmo. Así como de Manuel Zapata, Juan Muñoz, amigos de aventuras juveniles.

Descifraba los encantos de los personajes vírgenes de nuestra provincia, con su vocación libre de recoger todo cuanto aparecía ante él y teniendo como alcahueta una cámara atrevida.

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla