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Columnista - 27 noviembre, 2015

Medicina y odontología

Ahora uno se queda perplejo con las preguntas que hacen los niños. Mi nieto José Manuel de escasos siete años y alumno de segundo de primaria en el prestigioso Colegio Bilingüe La Sierra, entre otras cosas el único acreditado en la ciudad como tal, me dijo: abuelo, ¿tú sabes qué es diástole y sístole? y […]

Ahora uno se queda perplejo con las preguntas que hacen los niños. Mi nieto José Manuel de escasos siete años y alumno de segundo de primaria en el prestigioso Colegio Bilingüe La Sierra, entre otras cosas el único acreditado en la ciudad como tal, me dijo: abuelo, ¿tú sabes qué es diástole y sístole? y le dije que era algo del corazón y entonces me explicó esos procesos con un computador en mano. Me quedé asombrado y pensé en un futuro médico, otro más dentro de los cientos que tiene la familia Martínez y de los muchos que ya hay entre los Aponte.

Pero me pregunté ¿hasta cuándo el Cesar y su capital adolecerán de las facultades de Medicina y Odontología para que nuestros jóvenes puedan estudiar esas profesiones sin necesidad de irse a otras partes y más bien para que muchos pueden venir a hacerlo aquí?

¿Será hasta cuando San Juan agache el dedo?, o ¿cuando “el cliente que tengo agarrao resucite”? como contestó el legendario Lucho Pimienta a un acreedor que le inquiría para que le pagará y le pregunta cuando lo iba a hacer, con la mano metida en el bolsillo.

Todos los departamentos de la Costa, menos el Cesar y La Guajira, tienen Medicina y Odontología y todos los años oigo que ya vienen en camino, pero no en avión sino en un morrocón que Poncho Zuleta mandó a atracar para comérselo, pues según él, el bofe de estos animales es más efectivo que el viagra más poderoso.

Se hace necesario una gran alianza, Nación, Departamento, Municipio y los indiferentes congresistas para conseguirlo, pero para eso necesitamos que miren primero hacia el Hospital Rosario Pumarejo de López y lo conviertan en un Centro de Primer Nivel y no como ahora que por razones políticas no se le miró durante cuatro años, sin importarle a nadie el tremendo daño que se le estaba haciendo a los pobres que ven asombrados como los dineros se invierten en obras suntuosas y faraónicas, como la remodelación del Palacio Departamental, en donde el creador del caro diseño volcó todas sus fantasías sin barreras presupuestales.

Es hora de mirar para el Hospital y sacarlo de problemas e impulsar la instalación de lo que falte, para que aquí pueda haber facultad de Medicina y no seguir hablando del equipo de oncología que hace tantos años se encuentra inactivo y que ya aseguran algunos no sirve pa’ un carajo.

Esperamos mucho de Franco y paralelo a ello con el doctor Carlos Morón, Gelka Gutiérrez y otros rectores de universidades que aquí funcionan, puedan hacer realidad este anhelo del pueblo cesarense.

Se acabó el espacio, pero con profundo dolor tengo que registrar el deceso de un médico que tenía como candidato para Docente, el doctor Carlos Vigna Pisciotti, ciudadano ejemplar, médico altruista que se radicó en esta ciudad y palmo a palmo ayudó a construir el Departamento, ya como soldado raso o como general de mil batallas; fue el primer Secretario de Gobierno que tuvo el Cesar y son muchos los recuerdos gratos que de él tenemos. Mi sentido pésame a su familia, especialmente al señor gobernador Franco Ovalle y su señora Edna Vigna de Ovalle.

Columnista
27 noviembre, 2015

Medicina y odontología

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Ahora uno se queda perplejo con las preguntas que hacen los niños. Mi nieto José Manuel de escasos siete años y alumno de segundo de primaria en el prestigioso Colegio Bilingüe La Sierra, entre otras cosas el único acreditado en la ciudad como tal, me dijo: abuelo, ¿tú sabes qué es diástole y sístole? y […]


Ahora uno se queda perplejo con las preguntas que hacen los niños. Mi nieto José Manuel de escasos siete años y alumno de segundo de primaria en el prestigioso Colegio Bilingüe La Sierra, entre otras cosas el único acreditado en la ciudad como tal, me dijo: abuelo, ¿tú sabes qué es diástole y sístole? y le dije que era algo del corazón y entonces me explicó esos procesos con un computador en mano. Me quedé asombrado y pensé en un futuro médico, otro más dentro de los cientos que tiene la familia Martínez y de los muchos que ya hay entre los Aponte.

Pero me pregunté ¿hasta cuándo el Cesar y su capital adolecerán de las facultades de Medicina y Odontología para que nuestros jóvenes puedan estudiar esas profesiones sin necesidad de irse a otras partes y más bien para que muchos pueden venir a hacerlo aquí?

¿Será hasta cuando San Juan agache el dedo?, o ¿cuando “el cliente que tengo agarrao resucite”? como contestó el legendario Lucho Pimienta a un acreedor que le inquiría para que le pagará y le pregunta cuando lo iba a hacer, con la mano metida en el bolsillo.

Todos los departamentos de la Costa, menos el Cesar y La Guajira, tienen Medicina y Odontología y todos los años oigo que ya vienen en camino, pero no en avión sino en un morrocón que Poncho Zuleta mandó a atracar para comérselo, pues según él, el bofe de estos animales es más efectivo que el viagra más poderoso.

Se hace necesario una gran alianza, Nación, Departamento, Municipio y los indiferentes congresistas para conseguirlo, pero para eso necesitamos que miren primero hacia el Hospital Rosario Pumarejo de López y lo conviertan en un Centro de Primer Nivel y no como ahora que por razones políticas no se le miró durante cuatro años, sin importarle a nadie el tremendo daño que se le estaba haciendo a los pobres que ven asombrados como los dineros se invierten en obras suntuosas y faraónicas, como la remodelación del Palacio Departamental, en donde el creador del caro diseño volcó todas sus fantasías sin barreras presupuestales.

Es hora de mirar para el Hospital y sacarlo de problemas e impulsar la instalación de lo que falte, para que aquí pueda haber facultad de Medicina y no seguir hablando del equipo de oncología que hace tantos años se encuentra inactivo y que ya aseguran algunos no sirve pa’ un carajo.

Esperamos mucho de Franco y paralelo a ello con el doctor Carlos Morón, Gelka Gutiérrez y otros rectores de universidades que aquí funcionan, puedan hacer realidad este anhelo del pueblo cesarense.

Se acabó el espacio, pero con profundo dolor tengo que registrar el deceso de un médico que tenía como candidato para Docente, el doctor Carlos Vigna Pisciotti, ciudadano ejemplar, médico altruista que se radicó en esta ciudad y palmo a palmo ayudó a construir el Departamento, ya como soldado raso o como general de mil batallas; fue el primer Secretario de Gobierno que tuvo el Cesar y son muchos los recuerdos gratos que de él tenemos. Mi sentido pésame a su familia, especialmente al señor gobernador Franco Ovalle y su señora Edna Vigna de Ovalle.