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Columnista - 20 octubre, 2016

Los tres nuevos huevitos

Pareciera que por estos días nos volviéramos monotemáticos, más, referirse a los acuerdos con las Farc es tema obligatorio del cual hablaremos por largo tiempo porque tiene muchas aristas; aquí está cifrada la suerte del país. Lo que no deberíamos hacer es distraernos en aspectos agregados que no tengan relación con las causas que obligaron […]

Pareciera que por estos días nos volviéramos monotemáticos, más, referirse a los acuerdos con las Farc es tema obligatorio del cual hablaremos por largo tiempo porque tiene muchas aristas; aquí está cifrada la suerte del país. Lo que no deberíamos hacer es distraernos en aspectos agregados que no tengan relación con las causas que obligaron a ‘Tirofijo’ a alzarse en armas contra el Estado. La misión Marulanda Vélez surgió por la falta de tierras para los campesinos de Marquetalia que Álvaro Gómez Hurtado llamó “Repúblicas independientes”. El gamonalismo de la época impidió que se le diera solución a un problema soluble que apenas era embrionario.

El presidente Valencia sometió a sangre y fuego a los labriegos de la región, con la secuela de dolor que se ha extendido por más de medio siglo. Hoy la población menor de 54 años, que representa el 85 % del total, no ha vivido ni un día de paz (CIA World Factbook) y las condiciones empeoran; el Gini de tierra crece cada vez; era 0.86 en 1970 y 0.96 en 2014, una de las concentraciones más altas del mundo.

Según Salomón Kalmanovitz, un 0.2 % de las unidades mayores de 1.000Ha, representa el 73 % de toda la tierra disponible en el país, que son 81 millones de hectáreas; en este rango queda el Ubérrimo del expresidente Uribe. De ahí, dice SK: “que el CD se oponga a que se haga un nuevo catastro, a que se cobre un impuesto predial progresivo y a que se constituya un fondo de tres millones de hectáreas para los campesinos sin tierra”. Ahí está el meollo de la discusión: la forma de tenencia de la tierra. Este es el primer nuevo huevito del CD. El segundo nuevo huevito es de alta genética jurídica pero distractora; es aquel de cuya yema debe nacer un organismo como el de Justicia y Paz, concebido a la medida del victimario como el que juzgó a los “paras”, que no obligaba a decir la verdad.

Solo pagaron cárcel los mandos medios, casi todos los jefes fueron extraditados, para ocultar la verdad que acusaría a mucha gente; hoy purgan penas no por sus genocidios sino por narcotraficantes. El tercer huevito es la no elegibilidad de los jefes farianos, mientras que los capos “paras” se paseaban orondos por el Congreso y por la Casa de “Nari” sin que un rayo de sol los rompiera ni manchara. El reparo sobre el tema de género es un distractor porque ninguna guerra es asexuada ni existe una patología guerrerista que afecte los derechos de los LGBTI.

El socialismo no privilegia el sodomismo; esta falla genética es inherente al capitalismo y a la sociedad de consumo en la cual el tedio de la vida impone desviaciones. Existen estimaciones de que en los EE.UU, el 50 % de la población es homosexual, un record. Aquí, no pasan del 5 %. Pero, ¿por qué tanta preocupación en un país donde la “maricocracia” está metida en todos los órganos de poder, faltando los del escaparate? Aquí hay mucha hipocresía. Creo que en todo hombre maltratador de su pareja vive un gay encubierto porque si no, ¿por qué tanto odio a su pareja, que explica tanta misoginia? Aquí hay mucha gente pescando en río revuelto. Lo que pasa es que en su club, los gay ricos no admiten a los pobres similares.

Columnista
20 octubre, 2016

Los tres nuevos huevitos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Pareciera que por estos días nos volviéramos monotemáticos, más, referirse a los acuerdos con las Farc es tema obligatorio del cual hablaremos por largo tiempo porque tiene muchas aristas; aquí está cifrada la suerte del país. Lo que no deberíamos hacer es distraernos en aspectos agregados que no tengan relación con las causas que obligaron […]


Pareciera que por estos días nos volviéramos monotemáticos, más, referirse a los acuerdos con las Farc es tema obligatorio del cual hablaremos por largo tiempo porque tiene muchas aristas; aquí está cifrada la suerte del país. Lo que no deberíamos hacer es distraernos en aspectos agregados que no tengan relación con las causas que obligaron a ‘Tirofijo’ a alzarse en armas contra el Estado. La misión Marulanda Vélez surgió por la falta de tierras para los campesinos de Marquetalia que Álvaro Gómez Hurtado llamó “Repúblicas independientes”. El gamonalismo de la época impidió que se le diera solución a un problema soluble que apenas era embrionario.

El presidente Valencia sometió a sangre y fuego a los labriegos de la región, con la secuela de dolor que se ha extendido por más de medio siglo. Hoy la población menor de 54 años, que representa el 85 % del total, no ha vivido ni un día de paz (CIA World Factbook) y las condiciones empeoran; el Gini de tierra crece cada vez; era 0.86 en 1970 y 0.96 en 2014, una de las concentraciones más altas del mundo.

Según Salomón Kalmanovitz, un 0.2 % de las unidades mayores de 1.000Ha, representa el 73 % de toda la tierra disponible en el país, que son 81 millones de hectáreas; en este rango queda el Ubérrimo del expresidente Uribe. De ahí, dice SK: “que el CD se oponga a que se haga un nuevo catastro, a que se cobre un impuesto predial progresivo y a que se constituya un fondo de tres millones de hectáreas para los campesinos sin tierra”. Ahí está el meollo de la discusión: la forma de tenencia de la tierra. Este es el primer nuevo huevito del CD. El segundo nuevo huevito es de alta genética jurídica pero distractora; es aquel de cuya yema debe nacer un organismo como el de Justicia y Paz, concebido a la medida del victimario como el que juzgó a los “paras”, que no obligaba a decir la verdad.

Solo pagaron cárcel los mandos medios, casi todos los jefes fueron extraditados, para ocultar la verdad que acusaría a mucha gente; hoy purgan penas no por sus genocidios sino por narcotraficantes. El tercer huevito es la no elegibilidad de los jefes farianos, mientras que los capos “paras” se paseaban orondos por el Congreso y por la Casa de “Nari” sin que un rayo de sol los rompiera ni manchara. El reparo sobre el tema de género es un distractor porque ninguna guerra es asexuada ni existe una patología guerrerista que afecte los derechos de los LGBTI.

El socialismo no privilegia el sodomismo; esta falla genética es inherente al capitalismo y a la sociedad de consumo en la cual el tedio de la vida impone desviaciones. Existen estimaciones de que en los EE.UU, el 50 % de la población es homosexual, un record. Aquí, no pasan del 5 %. Pero, ¿por qué tanta preocupación en un país donde la “maricocracia” está metida en todos los órganos de poder, faltando los del escaparate? Aquí hay mucha hipocresía. Creo que en todo hombre maltratador de su pareja vive un gay encubierto porque si no, ¿por qué tanto odio a su pareja, que explica tanta misoginia? Aquí hay mucha gente pescando en río revuelto. Lo que pasa es que en su club, los gay ricos no admiten a los pobres similares.