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Columnista - 11 agosto, 2017

Los gadarenos

  “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos”. San Marcos 5,1. Los Evangelios sinópticos nos cuentan la historia de los habitantes de esa región, ubicada al oriente del mar de Galilea del otro lado del río Jordán. Cuando el pueblo de Israel entró a poseer la tierra, las tribus de […]

 

“Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos”. San Marcos 5,1.

Los Evangelios sinópticos nos cuentan la historia de los habitantes de esa región, ubicada al oriente del mar de Galilea del otro lado del río Jordán. Cuando el pueblo de Israel entró a poseer la tierra, las tribus de Gad, Rubén y media tribu de Manasés se quedaron de ese lado y no cruzaron hacia la tierra prometida. Los descendientes de Gad, establecieron la ciudad de Gadara, la cual da su nombre a la región.

En el marco de esta historia, quiero reflexionar acerca del peligro de establecernos demasiado lejos de la presencia de Dios. Por lo que llamaré su atención sobre algunos aspectos:

Los gadarenos renunciaron a su herencia. No quisieron pasar al otro lado del Jordán. Quisieron mantenerse protegidos de los pueblos cananeos, habitantes del otro lado del río. No estaban interesados en poseer lo que Dios dijo que podrían tener y se conformaron con establecerse y acampar en la frontera.

Mientras permanecieron en la frontera, el Arca, que representa la presencia de Dios, se fue alejando. Las otras tribus que cruzaron el río recibieron la confirmación del pacto con Dios en Gilgal, pero ellos fueron ajenos a esa alianza. Y cuando finalmente el Arca se estableció en Jerusalén, ellos fueron de las tribus que estaban más lejos de la presencia de Dios.

 

En la actualidad, muchos cristianos adoran a Dios desde lejos. Son activos en las redes sociales, publican promesas y versículos bíblicos, pero no se congregan en su presencia.
Amados amigos: ¿Quieren saber por qué muchos no se acercan al lugar de adoración? Porque no podemos acercarnos a su presencia y seguir haciendo lo que nos plazca. La intimidad con Dios produce deseos de hacer su voluntad. ¡No podemos acampar en la frontera, debemos atrevernos a cruzar el río en pos de las promesas!

Ahora bien, aunque los gadarenos no estuvieron dispuestos a ir en busca de Dios, Jesús si incluyó la tierra de los gadarenos en su itinerario. No creo que haya sido solamente por el milagro del hombre poseído, sino también para hacer presencia y llevar el reino de Dios a ese lugar. Los gadarenos estaban tan lejos del Señor y sus preceptos que incluso la base de su economía era la crianza de cerdos.

Por eso la liberación del hombre poseído, fue la representación de la liberación de toda la región. El poseído era un reflejo de la sociedad, aquello en lo que se había convertido la gente de la región. La lección está allí: ¡Siempre que nos alejamos de la presencia de Dios, el enemigo toma dominio y control!

El poseído, exhibía ciertas características de desorden y disfunción. Vivía entre los muertos, era incontrolable, estaba desnudo, era fuerte y violento, decía llamarse Legión porque muchos demonios lo habitaban. Sin embargo, ellos reconocieron la autoridad de Jesús y solicitaron permiso para ir a los cerdos, los cuales se desbarrancaron y ahogaron, afectando la economía de la región.

Luego del milagro, lo vemos sentado a los pies de Jesús, vestido, en sano juicio. Pero las gentes no celebraron su sanidad, sino que echaron a Jesús de su región, porque había afectado su patrimonio.

El corolario final es que no podemos estar lejos de la presencia de Dios. Y si Jesús se acerca, no le pidamos que se vaya. Lo que observamos de la nación vecina, es reflejo de una manera de vivir transigente que está lejos de la presencia de Dios y cuyos gobernantes le pidieron a Dios que se fuera de su nación.

Si regresamos a la presencia de Dios y lo dejamos matar nuestros cerdos de superstición, rebeldía y desobediencia, entonces yo creo que Dios intervendrá y cancelará toda la acción del enemigo en contra nuestra.
Vamos juntos a la presencia del Señor. No nos quedemos en la frontera, a la orilla del Jordán. ¡Pasemos a la tierra de las promesas! Un abrazo afectuoso en Cristo.

Por Valerio Mejía Araujo

 

Columnista
11 agosto, 2017

Los gadarenos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

  “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos”. San Marcos 5,1. Los Evangelios sinópticos nos cuentan la historia de los habitantes de esa región, ubicada al oriente del mar de Galilea del otro lado del río Jordán. Cuando el pueblo de Israel entró a poseer la tierra, las tribus de […]


 

“Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos”. San Marcos 5,1.

Los Evangelios sinópticos nos cuentan la historia de los habitantes de esa región, ubicada al oriente del mar de Galilea del otro lado del río Jordán. Cuando el pueblo de Israel entró a poseer la tierra, las tribus de Gad, Rubén y media tribu de Manasés se quedaron de ese lado y no cruzaron hacia la tierra prometida. Los descendientes de Gad, establecieron la ciudad de Gadara, la cual da su nombre a la región.

En el marco de esta historia, quiero reflexionar acerca del peligro de establecernos demasiado lejos de la presencia de Dios. Por lo que llamaré su atención sobre algunos aspectos:

Los gadarenos renunciaron a su herencia. No quisieron pasar al otro lado del Jordán. Quisieron mantenerse protegidos de los pueblos cananeos, habitantes del otro lado del río. No estaban interesados en poseer lo que Dios dijo que podrían tener y se conformaron con establecerse y acampar en la frontera.

Mientras permanecieron en la frontera, el Arca, que representa la presencia de Dios, se fue alejando. Las otras tribus que cruzaron el río recibieron la confirmación del pacto con Dios en Gilgal, pero ellos fueron ajenos a esa alianza. Y cuando finalmente el Arca se estableció en Jerusalén, ellos fueron de las tribus que estaban más lejos de la presencia de Dios.

 

En la actualidad, muchos cristianos adoran a Dios desde lejos. Son activos en las redes sociales, publican promesas y versículos bíblicos, pero no se congregan en su presencia.
Amados amigos: ¿Quieren saber por qué muchos no se acercan al lugar de adoración? Porque no podemos acercarnos a su presencia y seguir haciendo lo que nos plazca. La intimidad con Dios produce deseos de hacer su voluntad. ¡No podemos acampar en la frontera, debemos atrevernos a cruzar el río en pos de las promesas!

Ahora bien, aunque los gadarenos no estuvieron dispuestos a ir en busca de Dios, Jesús si incluyó la tierra de los gadarenos en su itinerario. No creo que haya sido solamente por el milagro del hombre poseído, sino también para hacer presencia y llevar el reino de Dios a ese lugar. Los gadarenos estaban tan lejos del Señor y sus preceptos que incluso la base de su economía era la crianza de cerdos.

Por eso la liberación del hombre poseído, fue la representación de la liberación de toda la región. El poseído era un reflejo de la sociedad, aquello en lo que se había convertido la gente de la región. La lección está allí: ¡Siempre que nos alejamos de la presencia de Dios, el enemigo toma dominio y control!

El poseído, exhibía ciertas características de desorden y disfunción. Vivía entre los muertos, era incontrolable, estaba desnudo, era fuerte y violento, decía llamarse Legión porque muchos demonios lo habitaban. Sin embargo, ellos reconocieron la autoridad de Jesús y solicitaron permiso para ir a los cerdos, los cuales se desbarrancaron y ahogaron, afectando la economía de la región.

Luego del milagro, lo vemos sentado a los pies de Jesús, vestido, en sano juicio. Pero las gentes no celebraron su sanidad, sino que echaron a Jesús de su región, porque había afectado su patrimonio.

El corolario final es que no podemos estar lejos de la presencia de Dios. Y si Jesús se acerca, no le pidamos que se vaya. Lo que observamos de la nación vecina, es reflejo de una manera de vivir transigente que está lejos de la presencia de Dios y cuyos gobernantes le pidieron a Dios que se fuera de su nación.

Si regresamos a la presencia de Dios y lo dejamos matar nuestros cerdos de superstición, rebeldía y desobediencia, entonces yo creo que Dios intervendrá y cancelará toda la acción del enemigo en contra nuestra.
Vamos juntos a la presencia del Señor. No nos quedemos en la frontera, a la orilla del Jordán. ¡Pasemos a la tierra de las promesas! Un abrazo afectuoso en Cristo.

Por Valerio Mejía Araujo