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Columnista - 20 noviembre, 2011

Los estudiantes

P E R I S C O P I O Por:  JAIME GNECCO HERNANDEZ   Una de las condiciones personales que conservo desde que era un niño es la de seguirme considerando como un estudiante; pues el reconocimiento de mis falencias en cuanto a las cosas del mundo y su desenvolvimiento, son como mares o […]

P E R I S C O P I O

Por:  JAIME GNECCO HERNANDEZ

 

Una de las condiciones personales que conservo desde que era un niño es la de seguirme considerando como un estudiante; pues el reconocimiento de mis falencias en cuanto a las cosas del mundo y su desenvolvimiento, son como mares o para llenar enciclopedias; hace ratos que llegó la hora de darnos cuenta que en una vida tan corta que se ha alargado como no creímos, no se puede como pensara el Maestro Valencia “querer saberlo y experimentarlo todo“ por lo que seguiremos siendo – y por fortuna-, estudiante hasta el fin de nuestros días.
La vida del estudiante es de las mejores que presenta la condición humana; tener o no tener no es importante pues lo que importa es ser; y sin tener nada, se es bastante porque ante todo se es una promesa que tiene el mundo por delante y el mañana es placentero, la óptica del estudiante es, antes que nada, un optimista que se está capacitando para servir a los suyos y a su Patria. ¿Qué otra persona puede tener una mejor visión?. Quién puede desentrañar el futuro de todos con más sinceridad que él?. Un estudiante como se debe ser, es más sincero que la sonrisa de un niño o el llanto de una madre; quién, como él? puede, mientras madura y se hace hombre o mujer vivir entre descubrimientos sucesivos a cual más interesante que van forjando, como un cincel, su alma y su espíritu – a la vez- que va desentrañando los misterios del conocimiento?.
Por ello los movimientos estudiantiles son trascendentes, como quiera que sus reivindicaciones llevan implícitas mejoras de justicia social como la gratuidad de la enseñanza pública y la extensión de la misma a las clases más pobres, ya que la educación es la mejor manera – si no la única- para conseguir la igualdad entre los humanos, esos movimientos tienen la aceptación de la ciudadanía que ve a sus jóvenes convertidos en líderes estudiantiles preparándose para la conducción del país.
En tropel me vienen a la memoria los nombres de líderes que después, maduros, se convirtieron en figuras señeras en sus países: Miguel de Unamuno, Alfredo Palacios, Víctor Raúl Haya de la Torre, Germán Arciniegas, Salvador Allende, por citar unos pocos. La Reforma Universitaria de 1.918 en Córdoba, Argentina, instituyó la Autonomía Universitaria, y el Cogobierno con los docentes y estudiantes que tuvo influencia en toda Latinoamérica, Estados Unidos y España.
En Colombia, en 1.929, en el gobierno de Abadía Méndez hubo un movimiento estudiantil que dió como resultado la muerte del estudiante Carlos Bravo Pérez, a manos de agentes del gobierno, se instituyó el día 8 de junio como el Día del Estudiante; en la conmemoración de ese día en el gobierno de Rojas Pinilla resultó muerto el estudiante Uriel Gallego; en esa jornada tuvo destacada actuación el Dr. Crispín Villazón de Armas, quien se escapó de milagro de ser también asesinado.
Lo dicho; estamos con los estudiantes mientras lleven con inteligencia y mesura sus reclamaciones, condenamos la violencia porque ya tenemos más que suficiente, no estamos de acuerdo en declararle un ultimátum al gobierno, me parece más bien viable tomarle la palabra al señor Presidente Santos, para un debate con todos los interesados de donde debe salir la luz, ese sería el cogobierno que se creó en 1.918, que llevaría necesariamente a la autonomía universitaria sin más presiones que las que la entidad pública requiera para cumplir sus funciones académicas como corresponde.
La Universidad pública debe tener las suficientes antenas funcionando como para darse cuenta la clase de profesionales y en qué disciplinas está necesitando la sociedad para su desarrollo armónico y permanente, para producirlos. Ya es hora que los colombianos de cualquier condición tengan universidades públicas que eviten el desarraigo de jóvenes que para llevar a cabo sus estudios deban emigrar a otros países porque aquí no hay los cupos suficientes. Defender ésta situación es también defender la soberanía de la patria y no más colombianos mendigando instrucción en otros países.
El gobierno actual ha sido tolerante y no sabemos hasta cuando lo será, a veces me da la impresión que el Presidente Santos “ se está llenando de requisitos” y después dará un plazo para la suspensión del paro; estamos viendo, por primera vez, en una situación similar, la preocupación del gobierno para que los muchachos no pierdan el semestre y  les  piden que dialoguen, que se sienten a conversar, lo que representa algo totalmente al revés de lo que fue antes, por favor, muchachos, dialoguen,  porque como ya lo dijo LUIS ENRIQUE MARTÍNEZ, “TIEMPO QUE  SE  VA NO VUELVE, NI SI LE MANDAN PAPEL”.

Por favor, muchachos, acéptenle la invitación al presidente  y debatan los estudiantes y docentes con los funcionarios o el mismo presidente. El estudiantado dispone de argumentos valederos y convincentes   para que sus ideas prevalezcan ante  las  de  los  demás. A  nadie  va  a  favorecer que  muchos estudiantes  pierdan el semestre; si esto sucede, aunque ganen la pulseada, será un triunfo pírrico.
A nadie se le escapa  que  en Colombia  su presidente quiere actuar  de manera distinta a los anteriores, yo prefiero  esta manera que la veo favorable para la gran mayoría.

Columnista
20 noviembre, 2011

Los estudiantes

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

P E R I S C O P I O Por:  JAIME GNECCO HERNANDEZ   Una de las condiciones personales que conservo desde que era un niño es la de seguirme considerando como un estudiante; pues el reconocimiento de mis falencias en cuanto a las cosas del mundo y su desenvolvimiento, son como mares o […]


P E R I S C O P I O

Por:  JAIME GNECCO HERNANDEZ

 

Una de las condiciones personales que conservo desde que era un niño es la de seguirme considerando como un estudiante; pues el reconocimiento de mis falencias en cuanto a las cosas del mundo y su desenvolvimiento, son como mares o para llenar enciclopedias; hace ratos que llegó la hora de darnos cuenta que en una vida tan corta que se ha alargado como no creímos, no se puede como pensara el Maestro Valencia “querer saberlo y experimentarlo todo“ por lo que seguiremos siendo – y por fortuna-, estudiante hasta el fin de nuestros días.
La vida del estudiante es de las mejores que presenta la condición humana; tener o no tener no es importante pues lo que importa es ser; y sin tener nada, se es bastante porque ante todo se es una promesa que tiene el mundo por delante y el mañana es placentero, la óptica del estudiante es, antes que nada, un optimista que se está capacitando para servir a los suyos y a su Patria. ¿Qué otra persona puede tener una mejor visión?. Quién puede desentrañar el futuro de todos con más sinceridad que él?. Un estudiante como se debe ser, es más sincero que la sonrisa de un niño o el llanto de una madre; quién, como él? puede, mientras madura y se hace hombre o mujer vivir entre descubrimientos sucesivos a cual más interesante que van forjando, como un cincel, su alma y su espíritu – a la vez- que va desentrañando los misterios del conocimiento?.
Por ello los movimientos estudiantiles son trascendentes, como quiera que sus reivindicaciones llevan implícitas mejoras de justicia social como la gratuidad de la enseñanza pública y la extensión de la misma a las clases más pobres, ya que la educación es la mejor manera – si no la única- para conseguir la igualdad entre los humanos, esos movimientos tienen la aceptación de la ciudadanía que ve a sus jóvenes convertidos en líderes estudiantiles preparándose para la conducción del país.
En tropel me vienen a la memoria los nombres de líderes que después, maduros, se convirtieron en figuras señeras en sus países: Miguel de Unamuno, Alfredo Palacios, Víctor Raúl Haya de la Torre, Germán Arciniegas, Salvador Allende, por citar unos pocos. La Reforma Universitaria de 1.918 en Córdoba, Argentina, instituyó la Autonomía Universitaria, y el Cogobierno con los docentes y estudiantes que tuvo influencia en toda Latinoamérica, Estados Unidos y España.
En Colombia, en 1.929, en el gobierno de Abadía Méndez hubo un movimiento estudiantil que dió como resultado la muerte del estudiante Carlos Bravo Pérez, a manos de agentes del gobierno, se instituyó el día 8 de junio como el Día del Estudiante; en la conmemoración de ese día en el gobierno de Rojas Pinilla resultó muerto el estudiante Uriel Gallego; en esa jornada tuvo destacada actuación el Dr. Crispín Villazón de Armas, quien se escapó de milagro de ser también asesinado.
Lo dicho; estamos con los estudiantes mientras lleven con inteligencia y mesura sus reclamaciones, condenamos la violencia porque ya tenemos más que suficiente, no estamos de acuerdo en declararle un ultimátum al gobierno, me parece más bien viable tomarle la palabra al señor Presidente Santos, para un debate con todos los interesados de donde debe salir la luz, ese sería el cogobierno que se creó en 1.918, que llevaría necesariamente a la autonomía universitaria sin más presiones que las que la entidad pública requiera para cumplir sus funciones académicas como corresponde.
La Universidad pública debe tener las suficientes antenas funcionando como para darse cuenta la clase de profesionales y en qué disciplinas está necesitando la sociedad para su desarrollo armónico y permanente, para producirlos. Ya es hora que los colombianos de cualquier condición tengan universidades públicas que eviten el desarraigo de jóvenes que para llevar a cabo sus estudios deban emigrar a otros países porque aquí no hay los cupos suficientes. Defender ésta situación es también defender la soberanía de la patria y no más colombianos mendigando instrucción en otros países.
El gobierno actual ha sido tolerante y no sabemos hasta cuando lo será, a veces me da la impresión que el Presidente Santos “ se está llenando de requisitos” y después dará un plazo para la suspensión del paro; estamos viendo, por primera vez, en una situación similar, la preocupación del gobierno para que los muchachos no pierdan el semestre y  les  piden que dialoguen, que se sienten a conversar, lo que representa algo totalmente al revés de lo que fue antes, por favor, muchachos, dialoguen,  porque como ya lo dijo LUIS ENRIQUE MARTÍNEZ, “TIEMPO QUE  SE  VA NO VUELVE, NI SI LE MANDAN PAPEL”.

Por favor, muchachos, acéptenle la invitación al presidente  y debatan los estudiantes y docentes con los funcionarios o el mismo presidente. El estudiantado dispone de argumentos valederos y convincentes   para que sus ideas prevalezcan ante  las  de  los  demás. A  nadie  va  a  favorecer que  muchos estudiantes  pierdan el semestre; si esto sucede, aunque ganen la pulseada, será un triunfo pírrico.
A nadie se le escapa  que  en Colombia  su presidente quiere actuar  de manera distinta a los anteriores, yo prefiero  esta manera que la veo favorable para la gran mayoría.