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Columnista - 25 enero, 2018

La Universidad Nacional, una realidad (II)

En el escrito pasado no incluimos por falta de espacio, al destacado José Prudencio Padilla ese almirante oriundo de Camarones -La Guajira-, que algunos también aseguran era de Guacoche –Cesar-, quien también merece mención para una de esas obras construidas. No se nos puede escapar para estos escritos hacer reconocimiento a la persona que coadyuvó […]

En el escrito pasado no incluimos por falta de espacio, al destacado José Prudencio Padilla ese almirante oriundo de Camarones -La Guajira-, que algunos también aseguran era de Guacoche –Cesar-, quien también merece mención para una de esas obras construidas.

No se nos puede escapar para estos escritos hacer reconocimiento a la persona que coadyuvó a la magistral idea, como es el reconocido abogado egresado de la Nacional, doctor Ciro Quiroz, con mucho honor hijo de El Paso –Cesar,, quien después de la idea sirvió de conector en muchos actos y gestiones como representante de la Universidad Nacional para que este propósito se llevara a feliz término; tampoco podemos desconocer la gestión y tenacidad aplicada por otro conector como el amigo Rodolfo Quintero Romero, y el mismo Carlos Quintero, entre otros, también interpuso sus buenos oficios con marcado interés el señor Contralor General de la Nación, Edgardo Maya Villazón.

Debemos resaltar el trabajo que han venido complimiendo los veedores como personas interesadas para que se desarrolle la construcción en condiciones y tiempo, se trata de Francisco Fuentes Acosta, Alfonso Araujo Cotes, Hernán Cabello, Gustavo Geneco, Ernesto Altahona y Emilio Araos.

Debemos reconocer que la creación de la sede La Paz, se dió ejerciendo las facultades que tiene la Universidad de ser un ente descentralizado por servicios públicos con alcance nacional para servicios especializados, en tal sentido, como persona jurídica puede adelantar convenios tal como lo hizo con el departamento del Cesar.

Me llama poderosamente la atención de esta construcción, que allí se puede apreciar y sentir como la orientación de su diseño fue ideado en forma tal que no deja penetrar el sol en ninguna época a los edificios y los vientos permiten refrescar el ambiente. Desde el segundo piso de la biblioteca se aprecia la panorámica majestuosa de Valledupar, la Sierra Nevada y Serranía de Perijá.

En estos momentos casi todas las obras están terminadas, quedando por terminar la biblioteca, las oficinas administrativas y el laboratorio, pero ya todos los materiales requeridos están en la obra.

Ante que se nos olvide, sugerir que como quiera que allí deben abrirse facultades vertebrales, una de ellas debe ser antropología social.
La construcción de la Nacional no solo va a servir para la academia, sino que también será un parque de recreación y deportivo abierto al público para que la gente se apropie de esta obra, es decir, que sea como lo fue la Nacional de Bogotá en sus momentos iniciales.

Finalmente decir, que después de 150 años de fundada la Universidad Nacional, hasta ahora se puede afirmar que tiene una sede en la Costa Atlántica.

NOTA: Hace bastante tiempo, nos estamos preguntando los amigos de Rafael Vega Orozco (‘El Curita Vega’), ¿Cuándo los organizadores del Festival de Compositores de San Juan del Cesar, le van hacer honor a ese gran compositor y verseador? Sus amigos y seguidores de la vallentía consideramos que lo tiene más que merecido. ¿Será que se lo piensan hacer post mortem?

Columnista
25 enero, 2018

La Universidad Nacional, una realidad (II)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

En el escrito pasado no incluimos por falta de espacio, al destacado José Prudencio Padilla ese almirante oriundo de Camarones -La Guajira-, que algunos también aseguran era de Guacoche –Cesar-, quien también merece mención para una de esas obras construidas. No se nos puede escapar para estos escritos hacer reconocimiento a la persona que coadyuvó […]


En el escrito pasado no incluimos por falta de espacio, al destacado José Prudencio Padilla ese almirante oriundo de Camarones -La Guajira-, que algunos también aseguran era de Guacoche –Cesar-, quien también merece mención para una de esas obras construidas.

No se nos puede escapar para estos escritos hacer reconocimiento a la persona que coadyuvó a la magistral idea, como es el reconocido abogado egresado de la Nacional, doctor Ciro Quiroz, con mucho honor hijo de El Paso –Cesar,, quien después de la idea sirvió de conector en muchos actos y gestiones como representante de la Universidad Nacional para que este propósito se llevara a feliz término; tampoco podemos desconocer la gestión y tenacidad aplicada por otro conector como el amigo Rodolfo Quintero Romero, y el mismo Carlos Quintero, entre otros, también interpuso sus buenos oficios con marcado interés el señor Contralor General de la Nación, Edgardo Maya Villazón.

Debemos resaltar el trabajo que han venido complimiendo los veedores como personas interesadas para que se desarrolle la construcción en condiciones y tiempo, se trata de Francisco Fuentes Acosta, Alfonso Araujo Cotes, Hernán Cabello, Gustavo Geneco, Ernesto Altahona y Emilio Araos.

Debemos reconocer que la creación de la sede La Paz, se dió ejerciendo las facultades que tiene la Universidad de ser un ente descentralizado por servicios públicos con alcance nacional para servicios especializados, en tal sentido, como persona jurídica puede adelantar convenios tal como lo hizo con el departamento del Cesar.

Me llama poderosamente la atención de esta construcción, que allí se puede apreciar y sentir como la orientación de su diseño fue ideado en forma tal que no deja penetrar el sol en ninguna época a los edificios y los vientos permiten refrescar el ambiente. Desde el segundo piso de la biblioteca se aprecia la panorámica majestuosa de Valledupar, la Sierra Nevada y Serranía de Perijá.

En estos momentos casi todas las obras están terminadas, quedando por terminar la biblioteca, las oficinas administrativas y el laboratorio, pero ya todos los materiales requeridos están en la obra.

Ante que se nos olvide, sugerir que como quiera que allí deben abrirse facultades vertebrales, una de ellas debe ser antropología social.
La construcción de la Nacional no solo va a servir para la academia, sino que también será un parque de recreación y deportivo abierto al público para que la gente se apropie de esta obra, es decir, que sea como lo fue la Nacional de Bogotá en sus momentos iniciales.

Finalmente decir, que después de 150 años de fundada la Universidad Nacional, hasta ahora se puede afirmar que tiene una sede en la Costa Atlántica.

NOTA: Hace bastante tiempo, nos estamos preguntando los amigos de Rafael Vega Orozco (‘El Curita Vega’), ¿Cuándo los organizadores del Festival de Compositores de San Juan del Cesar, le van hacer honor a ese gran compositor y verseador? Sus amigos y seguidores de la vallentía consideramos que lo tiene más que merecido. ¿Será que se lo piensan hacer post mortem?