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Columnista - 5 octubre, 2017

La salud de los miserables

1. Las muertes El pasado 17 de septiembre, el programa Séptimo Día de Caracol Televisión, emitió una investigación bajo el interrogante categórico: “¿Tiene relación la muerte de 16 recién nacidos con medicamento falsificado dado en Clínica Laura Daniela en Valledupar?”. El informe produjo dolor y furia entre muchos vallenatos, pero también vergüenza, sí, vergüenza porque […]

1. Las muertes

El pasado 17 de septiembre, el programa Séptimo Día de Caracol Televisión, emitió una investigación bajo el interrogante categórico: “¿Tiene relación la muerte de 16 recién nacidos con medicamento falsificado dado en Clínica Laura Daniela en Valledupar?”. El informe produjo dolor y furia entre muchos vallenatos, pero también vergüenza, sí, vergüenza porque tuvo que venir un medio nacional a visibilizar algo que se está pudriendo delante de nuestras narices: ¡solamente así fuimos capaces de reaccionar! Solo así.

Asimismo, causó pena que Colombia se diera cuenta que el Cesar tenía una Secretaria de Salud en offside, ajena al sufrimiento de las progenitoras que perdieron a sus hijos. Como funcionara departamental, Carmen Sofía Daza se hizo el haraquiri con sus miserables argumentos: “Ninguno de los bebés falleció por el medicamento adulterado”, “De todas maneras se iban a morir”, “Yo no soy experta”. Ahora Franco Ovalle nombró en su remplazo a Nicolás Mohrez Muvdi. Ojalá Mohrez entienda que tiene una labor especial: ayudar a esclarecer la extraña muerte de los neonatos.

2. El negocio

Los Arce (Jaime y Carlos) son unos empresarios de la salud, sí, en este país la salud es menos un derecho esencial que un negocio. Los tentáculos de los Arce llegan a la mayoría de las clínicas de la ciudad: Santa Isabel, Médicos, Valledupar, Alta Complejidad del Caribe y, por supuesto, la tal Laura Daniela. Algunos médicos que han trabajado en sus empresas, dicen que ellos son mala paga, tramposos. Sin embargo, Jaime anda muy tranquilamente en su Ferrari, su Porsche o su Mustang, mientras que Carlos recibió en el 2015 el premio como empresario del año por parte de la Cámara de Comercio de Valledupar. Obvio, son negociantes, negociantes de raca mandaca, incapaces de promover la compra de medicamentos adulterados.

3. El silencio

Ante la dolorosa noticia del fallecimiento de 16 neonatos entre junio de 2016 y enero de 2017, la clase dirigente del Cesar, en términos generales, ha reaccionado de forma fría, insípida. Franco Ovalle y Tuto Uhía han sido poco contundentes frente a la tragedia, les ha faltado más determinación a la hora de exigirle un mejor servicio de salud a empresas como la Clínica Laura Daniela. Los parlamentarios han estado más silenciosos que un mudo cuando no quiere hablar: muchachos, ojalá abordarán este tema con fervor, sí, con el mismo fervor con que lucharon heroicamente contra Electricaribe. Animo, no le paren bolas a los cuentos, no importa que digan que solo asumen esta causa noble porque se avecinan las elecciones.

4. Los miserables

La vida (así como la libertad) es lo más hermoso y relevante que tiene el ser humano. Duele ver cómo muchos empresarios ultrajan la dignidad de los enfermos, cómo tiran la ciencia a un lado para hacerle honor a la extravagancia. Mientras unas madres lloran a sus bebés muertos y varios médicos y enfermeras reclaman que se les pague puntualmente, cierto comerciante de la salud compra tres viviendas en un conjunto cerrado de estrato alto y las transforma, sin cambiarles la fachada, en una sola casa.

Es tiempo de exigir respeto por la vida. La gente y la clase política debemos hablar con hechos (marchas, denuncias, debates), debemos rehusarnos a morir por la dejadez empresarial. Al menos que las ganas de vivir nos unan, las clínicas tienen que ser espacios de esperanza, no infiernos que anticipan la muerte.

Por Carlos César Silva

@ccsilva86

Columnista
5 octubre, 2017

La salud de los miserables

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Cesar Silva

1. Las muertes El pasado 17 de septiembre, el programa Séptimo Día de Caracol Televisión, emitió una investigación bajo el interrogante categórico: “¿Tiene relación la muerte de 16 recién nacidos con medicamento falsificado dado en Clínica Laura Daniela en Valledupar?”. El informe produjo dolor y furia entre muchos vallenatos, pero también vergüenza, sí, vergüenza porque […]


1. Las muertes

El pasado 17 de septiembre, el programa Séptimo Día de Caracol Televisión, emitió una investigación bajo el interrogante categórico: “¿Tiene relación la muerte de 16 recién nacidos con medicamento falsificado dado en Clínica Laura Daniela en Valledupar?”. El informe produjo dolor y furia entre muchos vallenatos, pero también vergüenza, sí, vergüenza porque tuvo que venir un medio nacional a visibilizar algo que se está pudriendo delante de nuestras narices: ¡solamente así fuimos capaces de reaccionar! Solo así.

Asimismo, causó pena que Colombia se diera cuenta que el Cesar tenía una Secretaria de Salud en offside, ajena al sufrimiento de las progenitoras que perdieron a sus hijos. Como funcionara departamental, Carmen Sofía Daza se hizo el haraquiri con sus miserables argumentos: “Ninguno de los bebés falleció por el medicamento adulterado”, “De todas maneras se iban a morir”, “Yo no soy experta”. Ahora Franco Ovalle nombró en su remplazo a Nicolás Mohrez Muvdi. Ojalá Mohrez entienda que tiene una labor especial: ayudar a esclarecer la extraña muerte de los neonatos.

2. El negocio

Los Arce (Jaime y Carlos) son unos empresarios de la salud, sí, en este país la salud es menos un derecho esencial que un negocio. Los tentáculos de los Arce llegan a la mayoría de las clínicas de la ciudad: Santa Isabel, Médicos, Valledupar, Alta Complejidad del Caribe y, por supuesto, la tal Laura Daniela. Algunos médicos que han trabajado en sus empresas, dicen que ellos son mala paga, tramposos. Sin embargo, Jaime anda muy tranquilamente en su Ferrari, su Porsche o su Mustang, mientras que Carlos recibió en el 2015 el premio como empresario del año por parte de la Cámara de Comercio de Valledupar. Obvio, son negociantes, negociantes de raca mandaca, incapaces de promover la compra de medicamentos adulterados.

3. El silencio

Ante la dolorosa noticia del fallecimiento de 16 neonatos entre junio de 2016 y enero de 2017, la clase dirigente del Cesar, en términos generales, ha reaccionado de forma fría, insípida. Franco Ovalle y Tuto Uhía han sido poco contundentes frente a la tragedia, les ha faltado más determinación a la hora de exigirle un mejor servicio de salud a empresas como la Clínica Laura Daniela. Los parlamentarios han estado más silenciosos que un mudo cuando no quiere hablar: muchachos, ojalá abordarán este tema con fervor, sí, con el mismo fervor con que lucharon heroicamente contra Electricaribe. Animo, no le paren bolas a los cuentos, no importa que digan que solo asumen esta causa noble porque se avecinan las elecciones.

4. Los miserables

La vida (así como la libertad) es lo más hermoso y relevante que tiene el ser humano. Duele ver cómo muchos empresarios ultrajan la dignidad de los enfermos, cómo tiran la ciencia a un lado para hacerle honor a la extravagancia. Mientras unas madres lloran a sus bebés muertos y varios médicos y enfermeras reclaman que se les pague puntualmente, cierto comerciante de la salud compra tres viviendas en un conjunto cerrado de estrato alto y las transforma, sin cambiarles la fachada, en una sola casa.

Es tiempo de exigir respeto por la vida. La gente y la clase política debemos hablar con hechos (marchas, denuncias, debates), debemos rehusarnos a morir por la dejadez empresarial. Al menos que las ganas de vivir nos unan, las clínicas tienen que ser espacios de esperanza, no infiernos que anticipan la muerte.

Por Carlos César Silva

@ccsilva86