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Columnista - 3 agosto, 2017

La crisis ambiental 

La realidad creciente de la crisis ambiental cuyas manifestaciones más evidentes están en los procesos crecientes de erosión en las laderas cordilleranas, la disminución de los caudales y calidad de las corrientes de agua, y claro, la destrucción persistente de los bosques que en el caso concreto de nuestro país se destruyen diariamente 20 hectáreas […]

La realidad creciente de la crisis ambiental cuyas manifestaciones más evidentes están en los procesos crecientes de erosión en las laderas cordilleranas, la disminución de los caudales y calidad de las corrientes de agua, y claro, la destrucción persistente de los bosques que en el caso concreto de nuestro país se destruyen diariamente 20 hectáreas por hora.

Las relaciones sociedad-naturaleza han entrado en un proceso de artificializacion desenfrenada debido al crecimiento de las ciudades, la colonización de los bosques tropicales, los asentamientos industriales que generan alta contaminación, unidos estos procesos en una sola tendencia destructiva que caracteriza el capitalismo (salvaje en su génesis y su desarrollo) en su afán de acumulación y de lucro, a la violencia, a causa y efecto de los mayores procesos de degradación ambiental.

En este acontecer se ha venido realizando en los países en desarrollo, la conversión de la proteína vegetal en animal para consumo en lo piases desarrollados y los mercados de altos ingresos en algunos países menos desarrollados. No cabe duda que para garantizar este proceso ha sido necesario la destrucción de los bosques tropicales para el establecimiento de la ganadería. La ganaderizacion como proceso ligado a la dependencia económica ha traído además la dinamización de la colonización, el empobrecimiento de la población campesina y la violencia terrateniente contra los pobladores del campo en su afán de acumulación de tierras.

No se nos puede escapar en este estadio, como crece sin encontrar límites, la demanda ambiental de recursos naturales renovables y no renovables, la naturaleza es agredida, no sólo extrayendo sus recursos sino contaminando las aguas, el suelo y el aire.

Podemos apreciar que los ecosistemas artificiales que se habían preservado como producto de las interacciones que sostenían con los ecosistemas naturales, entran en crisis y se produce una ofensiva tecnológica para reemplazar las funciones de los ecosistemas naturales, con el fin de evitar la profundización de la crisis ambiental.

Así, por ejemplo, se habla de plantas de tratamiento de aguas, de reciclado de desechos, de importación de alimentos, de tecnologías limpias, mientras se continúan sosteniendo las tendencias de pillaje, sobreexplotación de las materias primas y destrucción de los procesos ecológicos esenciales que caracterizó el coloniaje de los países del sur por los países industrializados durante más de 400 años.

También vale la pena citar aquí como vía de caso patético la experiencia en la Antigua Unión Soviética, donde el socialismo deformado en un sólo país que pretendió construir la burocracia stalinista se hizo sobre la base del desarrollo de las fuerzas productivas y en la carrera de competencia con occidente capitalista explotó indiscriminadamente los recursos naturales de ese país y los de otros de su área de influencia generando problemas ambientales de dimensión continental como la destrucción del Mar de Aral y el desastre nuclear de Chernovyl. Continuando con este tema trataremos en próximas columnas lo concerniente a Colombia.

NOTA: Se escuchan algunas voces peregrinas de críticas tendenciosas contra las obras que desarrolla el SIVA encabeza de Katriza Morrelli, claro que cuando se administra es posible equivocarse de buena fe, pero lo que no cabe dudas es que en ella la figura perversa de moda como lo es la corrupción no tiene cabida, ya que la asisten profundos principios de honradez.

Especializado en gestión ambiental.

Por Hernán Maestre Martínez

Columnista
3 agosto, 2017

La crisis ambiental 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

La realidad creciente de la crisis ambiental cuyas manifestaciones más evidentes están en los procesos crecientes de erosión en las laderas cordilleranas, la disminución de los caudales y calidad de las corrientes de agua, y claro, la destrucción persistente de los bosques que en el caso concreto de nuestro país se destruyen diariamente 20 hectáreas […]


La realidad creciente de la crisis ambiental cuyas manifestaciones más evidentes están en los procesos crecientes de erosión en las laderas cordilleranas, la disminución de los caudales y calidad de las corrientes de agua, y claro, la destrucción persistente de los bosques que en el caso concreto de nuestro país se destruyen diariamente 20 hectáreas por hora.

Las relaciones sociedad-naturaleza han entrado en un proceso de artificializacion desenfrenada debido al crecimiento de las ciudades, la colonización de los bosques tropicales, los asentamientos industriales que generan alta contaminación, unidos estos procesos en una sola tendencia destructiva que caracteriza el capitalismo (salvaje en su génesis y su desarrollo) en su afán de acumulación y de lucro, a la violencia, a causa y efecto de los mayores procesos de degradación ambiental.

En este acontecer se ha venido realizando en los países en desarrollo, la conversión de la proteína vegetal en animal para consumo en lo piases desarrollados y los mercados de altos ingresos en algunos países menos desarrollados. No cabe duda que para garantizar este proceso ha sido necesario la destrucción de los bosques tropicales para el establecimiento de la ganadería. La ganaderizacion como proceso ligado a la dependencia económica ha traído además la dinamización de la colonización, el empobrecimiento de la población campesina y la violencia terrateniente contra los pobladores del campo en su afán de acumulación de tierras.

No se nos puede escapar en este estadio, como crece sin encontrar límites, la demanda ambiental de recursos naturales renovables y no renovables, la naturaleza es agredida, no sólo extrayendo sus recursos sino contaminando las aguas, el suelo y el aire.

Podemos apreciar que los ecosistemas artificiales que se habían preservado como producto de las interacciones que sostenían con los ecosistemas naturales, entran en crisis y se produce una ofensiva tecnológica para reemplazar las funciones de los ecosistemas naturales, con el fin de evitar la profundización de la crisis ambiental.

Así, por ejemplo, se habla de plantas de tratamiento de aguas, de reciclado de desechos, de importación de alimentos, de tecnologías limpias, mientras se continúan sosteniendo las tendencias de pillaje, sobreexplotación de las materias primas y destrucción de los procesos ecológicos esenciales que caracterizó el coloniaje de los países del sur por los países industrializados durante más de 400 años.

También vale la pena citar aquí como vía de caso patético la experiencia en la Antigua Unión Soviética, donde el socialismo deformado en un sólo país que pretendió construir la burocracia stalinista se hizo sobre la base del desarrollo de las fuerzas productivas y en la carrera de competencia con occidente capitalista explotó indiscriminadamente los recursos naturales de ese país y los de otros de su área de influencia generando problemas ambientales de dimensión continental como la destrucción del Mar de Aral y el desastre nuclear de Chernovyl. Continuando con este tema trataremos en próximas columnas lo concerniente a Colombia.

NOTA: Se escuchan algunas voces peregrinas de críticas tendenciosas contra las obras que desarrolla el SIVA encabeza de Katriza Morrelli, claro que cuando se administra es posible equivocarse de buena fe, pero lo que no cabe dudas es que en ella la figura perversa de moda como lo es la corrupción no tiene cabida, ya que la asisten profundos principios de honradez.

Especializado en gestión ambiental.

Por Hernán Maestre Martínez