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Columnista - 25 julio, 2014

Un mundial inolvidable

Bajó el telón del mundial de fútbol cumplido en Brasil y aunque luego de un mes de buen trato al balón seguimos padeciendo la desesperanzadora crisis de siempre, acentuada incluso por los fenómenos naturales que amenazan nuestra vocación productiva, sí fueron muchas las enseñanzas e ilusiones que dejó sembradas el espectáculo futbolero, no solo en […]

Bajó el telón del mundial de fútbol cumplido en Brasil y aunque luego de un mes de buen trato al balón seguimos padeciendo la desesperanzadora crisis de siempre, acentuada incluso por los fenómenos naturales que amenazan nuestra vocación productiva, sí fueron muchas las enseñanzas e ilusiones que dejó sembradas el espectáculo futbolero, no solo en el plano deportivo.

Los realeza de los goles de James, la destreza de cuadrado, la impecable marca de Yepes, el alegre baile de Armero, los destellos de Teo, la añoranza de Falcao y el esfuerzo de todo el equipo de gladiadores que hincaron nuestra bandera en la cima de la exquisitez futbolística mundial, nos devolvieron la confianza y despertaron tal nacionalismo que mostramos el fervor patrio con camisetas amarillas en los actos conmemorativos del 20 de julio, en la instalación del nuevo Congreso de la República propusieron al cuerpo técnico y jugadores como modelo a imitar, en el propósito de trabajar históricamente a favor del bienestar de los colombianos y alcanzó hasta para subir la favorabilidad en las encuestas del presidente Santos.

Ojalá los recién posesionados cumplan y los mandatarios locales y regionales aprovechen esta fuerza social que hoy es una realidad, encausando sus gestiones a favor del bienestar colectivo, para que la euforia del momento no se limite a tomarse una foto con la camiseta de la selección patria. Por su parte el gobierno nacional también tendrá que aprovechar que un interés superior nos ha unido y liderar esta agitación patriótica en procura de lograr la reconciliación con la que soñamos todos y por la que la mayoría de los colombianos votaron.

Todo soportado sobre las bases sólidas de una equitativa e incluyente inversión social, para que la lucha contra la inequidad deje de ser argumento de floridos discursos y sea por fin una realidad en nuestro país. Es la única forma de lograr la Paz.

Aunque dicen que las segundas partes no son buenas, ejemplos hay muchos, confiemos que este segundo período del gobierno Santos sea la excepción. Colombia lo necesita. Y los que creyeron que nuestra economía está entre las primeras del mundo y que el centralismo es lo más conveniente para el desarrollo regional también. Pero independiente a si estamos conforme con quien nos gobierna, el compromiso de luchar por un país mejor es de todos, por eso la invitación es a que aportemos nuestro trabajo para que Colombia sea grande, no importa que estemos políticamente distantes, solo identifiquemos el filantrópico interés general y luchemos por él.

Seamos realmente superiores a nuestros dirigentes.

Nota suelta: Sería importante que los defensores de la política internacional del gobierno Santos, le expliquen a los exportadores nacionales los motivos por los que el gobierno venezolano no paga la deuda de 200 millones de dólares y lo peor, aún con el desabastecimiento que padece el vecino país, nuestras exportaciones hacia él bajaron de 259 a 40 millones de dólares.

La amistad hay que honrarla en doble vía. Buen día.-

Columnista
25 julio, 2014

Un mundial inolvidable

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Bajó el telón del mundial de fútbol cumplido en Brasil y aunque luego de un mes de buen trato al balón seguimos padeciendo la desesperanzadora crisis de siempre, acentuada incluso por los fenómenos naturales que amenazan nuestra vocación productiva, sí fueron muchas las enseñanzas e ilusiones que dejó sembradas el espectáculo futbolero, no solo en […]


Bajó el telón del mundial de fútbol cumplido en Brasil y aunque luego de un mes de buen trato al balón seguimos padeciendo la desesperanzadora crisis de siempre, acentuada incluso por los fenómenos naturales que amenazan nuestra vocación productiva, sí fueron muchas las enseñanzas e ilusiones que dejó sembradas el espectáculo futbolero, no solo en el plano deportivo.

Los realeza de los goles de James, la destreza de cuadrado, la impecable marca de Yepes, el alegre baile de Armero, los destellos de Teo, la añoranza de Falcao y el esfuerzo de todo el equipo de gladiadores que hincaron nuestra bandera en la cima de la exquisitez futbolística mundial, nos devolvieron la confianza y despertaron tal nacionalismo que mostramos el fervor patrio con camisetas amarillas en los actos conmemorativos del 20 de julio, en la instalación del nuevo Congreso de la República propusieron al cuerpo técnico y jugadores como modelo a imitar, en el propósito de trabajar históricamente a favor del bienestar de los colombianos y alcanzó hasta para subir la favorabilidad en las encuestas del presidente Santos.

Ojalá los recién posesionados cumplan y los mandatarios locales y regionales aprovechen esta fuerza social que hoy es una realidad, encausando sus gestiones a favor del bienestar colectivo, para que la euforia del momento no se limite a tomarse una foto con la camiseta de la selección patria. Por su parte el gobierno nacional también tendrá que aprovechar que un interés superior nos ha unido y liderar esta agitación patriótica en procura de lograr la reconciliación con la que soñamos todos y por la que la mayoría de los colombianos votaron.

Todo soportado sobre las bases sólidas de una equitativa e incluyente inversión social, para que la lucha contra la inequidad deje de ser argumento de floridos discursos y sea por fin una realidad en nuestro país. Es la única forma de lograr la Paz.

Aunque dicen que las segundas partes no son buenas, ejemplos hay muchos, confiemos que este segundo período del gobierno Santos sea la excepción. Colombia lo necesita. Y los que creyeron que nuestra economía está entre las primeras del mundo y que el centralismo es lo más conveniente para el desarrollo regional también. Pero independiente a si estamos conforme con quien nos gobierna, el compromiso de luchar por un país mejor es de todos, por eso la invitación es a que aportemos nuestro trabajo para que Colombia sea grande, no importa que estemos políticamente distantes, solo identifiquemos el filantrópico interés general y luchemos por él.

Seamos realmente superiores a nuestros dirigentes.

Nota suelta: Sería importante que los defensores de la política internacional del gobierno Santos, le expliquen a los exportadores nacionales los motivos por los que el gobierno venezolano no paga la deuda de 200 millones de dólares y lo peor, aún con el desabastecimiento que padece el vecino país, nuestras exportaciones hacia él bajaron de 259 a 40 millones de dólares.

La amistad hay que honrarla en doble vía. Buen día.-