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Columnista - 7 enero, 2015

Se fue el 2014. Bien ido

Y llegó el 2015 y hay que sacarle el cuerpo a los que pregonan la guerra y enemistades. Este debe ser un año donde se busque la alegría y la paz. El calendario que concluyó quedará grabado en nuestra mente como uno de los más duros y difíciles. Quedamos con la expectativa de lo que […]

Y llegó el 2015 y hay que sacarle el cuerpo a los que pregonan la guerra y enemistades. Este debe ser un año donde se busque la alegría y la paz.
El calendario que concluyó quedará grabado en nuestra mente como uno de los más duros y difíciles. Quedamos con la expectativa de lo que nos puede deparar el nuevo año que estará dominado por el proceso de paz, el acuerdo humanitario y unas elecciones para gobernación, alcaldes, asambleas y concejos. Realmente es muy difícil pensar en el futuro cuando el presente es tan amargo. Tan duro con su carga cotidiana de violencia, hambre y desespero.
Ya pasaron los primeros días del año, pasaron las exitosas fiestas de los 465 años de la fundación de Valledupar y con este último acontecimiento llegó el fin de fiestas y el regreso a la realidad. Las actividades se reanudarán a medias solo hasta el 13 de enero, donde comenzará en firme la actividad económica y volverán las preocupaciones de la vida diaria.
Había querido hacer algunas reflexiones cábalas y deseos, en esta época propicia para ello, pero me cogió demasiado atareado pensando en los escándalos a nivel nacional, pensando en el gobierno de Santos, en la economía del país, en el mínimo salario mínimo, en las relación gobernador-alcalde, en los padres de familia ahora que se aproxima la entrada a los colegios, en las pensiones tan altas, en el campo desolador y empobrecido, en el alza de la canasta familiar, en la corrupción, atracos, violencia y en las alianzas que se maquinan para las próximas elecciones y que en algunos casos serán extrañas.

Sin embargo, he pensado que columna que se respete y que para fin o comienzo del año no de algunas pequeñas cábalas o haga un pequeño balance de lo que pasó, está en nada. Por eso me atrevo a hacer un pequeño balance y solicitar unos pequeños deseos: el año comenzó con algo positivo como es el nuevo decreto de movilidad en el que la administración municipal tomó una decisión acertada y audaz, podríamos decir impopular, pero era necesario que se tomaran las medidas sobre el mototaxismo para darle solución a uno de los más graves problemas en la movilidad y dejar el estrés que nos vamos a ahorrar todos al dejar de pelear con algunos irresponsables conductores de moto. Señor Alcalde, gracias, con qué tranquilidad pude conducir hoy las calles del Centro de la ciudad de Valledupar.

Son mis deseos: que elijamos un gobernador y un alcalde de buen perfil, que no nos acostumbremos a aplaudir el fraude, convivir en la mentira, el chisme y los pasquines, que este año sea diferente, lo tomemos con la fe necesaria e intensa que merece cada día. Quiero regalarle una bicicleta al Señor Gobernador, para que pueda pasear por la nueva Valledupar que está construyendo y por la que sus habitantes estamos inmensamente agradecidos. Finalmente cocotazos para la Oficina del Espacio Público y la Oficina de Planeación Municipal, que no están ejerciendo ningún control físico en la ciudad y dejar prosperar la invasión de vendedores en la zona céntrica.

Columnista
7 enero, 2015

Se fue el 2014. Bien ido

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Y llegó el 2015 y hay que sacarle el cuerpo a los que pregonan la guerra y enemistades. Este debe ser un año donde se busque la alegría y la paz. El calendario que concluyó quedará grabado en nuestra mente como uno de los más duros y difíciles. Quedamos con la expectativa de lo que […]


Y llegó el 2015 y hay que sacarle el cuerpo a los que pregonan la guerra y enemistades. Este debe ser un año donde se busque la alegría y la paz.
El calendario que concluyó quedará grabado en nuestra mente como uno de los más duros y difíciles. Quedamos con la expectativa de lo que nos puede deparar el nuevo año que estará dominado por el proceso de paz, el acuerdo humanitario y unas elecciones para gobernación, alcaldes, asambleas y concejos. Realmente es muy difícil pensar en el futuro cuando el presente es tan amargo. Tan duro con su carga cotidiana de violencia, hambre y desespero.
Ya pasaron los primeros días del año, pasaron las exitosas fiestas de los 465 años de la fundación de Valledupar y con este último acontecimiento llegó el fin de fiestas y el regreso a la realidad. Las actividades se reanudarán a medias solo hasta el 13 de enero, donde comenzará en firme la actividad económica y volverán las preocupaciones de la vida diaria.
Había querido hacer algunas reflexiones cábalas y deseos, en esta época propicia para ello, pero me cogió demasiado atareado pensando en los escándalos a nivel nacional, pensando en el gobierno de Santos, en la economía del país, en el mínimo salario mínimo, en las relación gobernador-alcalde, en los padres de familia ahora que se aproxima la entrada a los colegios, en las pensiones tan altas, en el campo desolador y empobrecido, en el alza de la canasta familiar, en la corrupción, atracos, violencia y en las alianzas que se maquinan para las próximas elecciones y que en algunos casos serán extrañas.

Sin embargo, he pensado que columna que se respete y que para fin o comienzo del año no de algunas pequeñas cábalas o haga un pequeño balance de lo que pasó, está en nada. Por eso me atrevo a hacer un pequeño balance y solicitar unos pequeños deseos: el año comenzó con algo positivo como es el nuevo decreto de movilidad en el que la administración municipal tomó una decisión acertada y audaz, podríamos decir impopular, pero era necesario que se tomaran las medidas sobre el mototaxismo para darle solución a uno de los más graves problemas en la movilidad y dejar el estrés que nos vamos a ahorrar todos al dejar de pelear con algunos irresponsables conductores de moto. Señor Alcalde, gracias, con qué tranquilidad pude conducir hoy las calles del Centro de la ciudad de Valledupar.

Son mis deseos: que elijamos un gobernador y un alcalde de buen perfil, que no nos acostumbremos a aplaudir el fraude, convivir en la mentira, el chisme y los pasquines, que este año sea diferente, lo tomemos con la fe necesaria e intensa que merece cada día. Quiero regalarle una bicicleta al Señor Gobernador, para que pueda pasear por la nueva Valledupar que está construyendo y por la que sus habitantes estamos inmensamente agradecidos. Finalmente cocotazos para la Oficina del Espacio Público y la Oficina de Planeación Municipal, que no están ejerciendo ningún control físico en la ciudad y dejar prosperar la invasión de vendedores en la zona céntrica.