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Columnista - 1 octubre, 2014

La economía colombiana y el posconflicto

Fue muy oportuna la decisión del Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc de publicar en forma anticipada el contenido de la negociación de paz que se adelanta en La Habana. Esta acción despejó muchas dudas, le puso fin a las interpretaciones personales y permitirá un análisis más objetivo sobre bases reales. De una […]

Fue muy oportuna la decisión del Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc de publicar en forma anticipada el contenido de la negociación de paz que se adelanta en La Habana. Esta acción despejó muchas dudas, le puso fin a las interpretaciones personales y permitirá un análisis más objetivo sobre bases reales. De una primera lectura se puede concluir que ya el país no será el mismo y se esperan cambios sociales muy positivos para el pueblo colombiano en lo que respecta a la desigualdad, mayores ingresos, mejor calidad de vida, sacrificios, cambios de mentalidad y sentido de compromiso, para permitir que todo esto sea posible. No será la panacea, pero si vamos a cambiar para mejorar.

Hay que darle un fuerte apoyo a los acuerdos, pero actualmente el país no está preparado para desarrollarlos. Seguramente esto se resolverá con el tiempo, pero la gente se pregunta cómo se va a costear si ya tenemos dificultades para financiar el presupuesto del año 2015 y la mayor carga tributaria propuesta ya está creando malestar entre los grandes contribuyentes, el sector empresarial y el ciudadano del común. Es imperativo definir el piso del costo de la negociación y la velocidad de su definición en el tiempo para no asustar a los que pagan impuestos.
Es importante aclarar que no todo el esfuerzo económico debe ser del Gobierno Central ya que gran parte de los gastos en el posconflicto es responsabilidad de los gobiernos municipales. Seguramente el sacrificio valdrá la pena y las próximas generaciones serán los grandes beneficiados. También es cierto que el pueblo colombiano se está fatigando con la lentitud de los avances en los acuerdos, todo tiene su límite y el presidente Santos corre el riesgo de convertirse en un rehén de la negociación.
Las exportaciones colombianas a la Unión Europea están en pleno crecimiento y el intercambio comercial tiene como escenario las nuevas condiciones arancelarias negociadas en el TLC que comenzó a regir en agosto de 2013. La gran mayoría de los productos colombianos ingresan a los 28 países del bloque comunitario sin el pago de aranceles, lo cual es una noticia económica positiva.
En el primer trimestre de 2014, Colombia fue el segundo país que más creció en el mundo, después de la China. Los factores externos han continuado impulsando nuestra economía, pero existen riesgos crecientes que nos invitan a actuar con precauciones especialmente por el aumento de nuestro déficit externo y nuestro hueco fiscal. Tenemos que evitar nuevas lamentaciones actuando rápido y alejando nubarrones para tener un buen marco económico de la paz.

Por Gustavo Cotes Medina

Columnista
1 octubre, 2014

La economía colombiana y el posconflicto

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Fue muy oportuna la decisión del Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc de publicar en forma anticipada el contenido de la negociación de paz que se adelanta en La Habana. Esta acción despejó muchas dudas, le puso fin a las interpretaciones personales y permitirá un análisis más objetivo sobre bases reales. De una […]


Fue muy oportuna la decisión del Gobierno Santos y la guerrilla de las Farc de publicar en forma anticipada el contenido de la negociación de paz que se adelanta en La Habana. Esta acción despejó muchas dudas, le puso fin a las interpretaciones personales y permitirá un análisis más objetivo sobre bases reales. De una primera lectura se puede concluir que ya el país no será el mismo y se esperan cambios sociales muy positivos para el pueblo colombiano en lo que respecta a la desigualdad, mayores ingresos, mejor calidad de vida, sacrificios, cambios de mentalidad y sentido de compromiso, para permitir que todo esto sea posible. No será la panacea, pero si vamos a cambiar para mejorar.

Hay que darle un fuerte apoyo a los acuerdos, pero actualmente el país no está preparado para desarrollarlos. Seguramente esto se resolverá con el tiempo, pero la gente se pregunta cómo se va a costear si ya tenemos dificultades para financiar el presupuesto del año 2015 y la mayor carga tributaria propuesta ya está creando malestar entre los grandes contribuyentes, el sector empresarial y el ciudadano del común. Es imperativo definir el piso del costo de la negociación y la velocidad de su definición en el tiempo para no asustar a los que pagan impuestos.
Es importante aclarar que no todo el esfuerzo económico debe ser del Gobierno Central ya que gran parte de los gastos en el posconflicto es responsabilidad de los gobiernos municipales. Seguramente el sacrificio valdrá la pena y las próximas generaciones serán los grandes beneficiados. También es cierto que el pueblo colombiano se está fatigando con la lentitud de los avances en los acuerdos, todo tiene su límite y el presidente Santos corre el riesgo de convertirse en un rehén de la negociación.
Las exportaciones colombianas a la Unión Europea están en pleno crecimiento y el intercambio comercial tiene como escenario las nuevas condiciones arancelarias negociadas en el TLC que comenzó a regir en agosto de 2013. La gran mayoría de los productos colombianos ingresan a los 28 países del bloque comunitario sin el pago de aranceles, lo cual es una noticia económica positiva.
En el primer trimestre de 2014, Colombia fue el segundo país que más creció en el mundo, después de la China. Los factores externos han continuado impulsando nuestra economía, pero existen riesgos crecientes que nos invitan a actuar con precauciones especialmente por el aumento de nuestro déficit externo y nuestro hueco fiscal. Tenemos que evitar nuevas lamentaciones actuando rápido y alejando nubarrones para tener un buen marco económico de la paz.

Por Gustavo Cotes Medina