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Columnista - 2 agosto, 2014

Homenaje a Isa y Yurani

Postulo a Rónal Ruiz y Elmelinda Muse para ser las primeras víctimas en La Habana. Durante la última semana, sus hijas fueron carne de cañón de la violencia de quienes dicen negociar la paz. Que Santrich abandone su tono burlón y le explique a Elmelinda por qué tenía que morir su hija Yurani, de apenas […]

Postulo a Rónal Ruiz y Elmelinda Muse para ser las primeras víctimas en La Habana. Durante la última semana, sus hijas fueron carne de cañón de la violencia de quienes dicen negociar la paz.
Que Santrich abandone su tono burlón y le explique a Elmelinda por qué tenía que morir su hija Yurani, de apenas dos años, cuando un tatuco cayó sobre su vivienda indígena en Miranda, Cauca. Que Márquez se despoje de su cinismo y convenza a Rónal de que Isabela, su hijita de tres años, tenía que morir porque él es patrullero de la Policía; que le explique por qué esa muerte, con una granada de fragmentación, no es responsabilidad de las Farc, como pregona con arrogancia, sino de políticos y terratenientes, de la prensa y la iglesia, del presidente de la República y hasta del gobierno de Estados Unidos.
Y postulo al general Mendieta, aunque el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional comulgue con las Farc en que los soldados y policías no son secuestrados sino “retenidos”, en una clara referencia a que se trata de “prisioneros de guerra”, para así excluir al general, al intendente Pinchao y a miles de héroes secuestrados y asesinados.
Mientras en los foros -falta el show nacional de Cali- se trata de esconder a las víctimas de las Farc y resaltar las de paramilitares y agentes del Estado; mientras las Farc exigen incluir a Cano como víctima y juzgar al presidente como victimario, la Universidad excluye a los militares y policías. Razón tiene el general (r) Rey para solicitar a la CIDH que requiera al Estado colombiano para que informe si los miembros de la Fuerza Pública serán considerados víctimas o tratados como “iguales a las Farc”.
En nada ayuda la declaración presidencial: “Estamos en guerra, pero la guerra es entre combatientes, entre los soldados y policías de nuestras Fuerzas Militares…”. Error. El Estado colombiano no está en guerra contra nadie, ni los terroristas que asesinaron a Isa y a Yurani pueden considerarse “combatientes”. Nuestros soldados no “combaten” a una fuerza con derecho a imponer su modelo de Estado, porque, sencillamente, el Estado colombiano es legítimo. Si la violencia de las Farc hiciera parte de una guerra legítima, el general Mendieta habría sido, efectivamente, un “prisionero”; y el general Méndez y el subintendente Muñoz, asesinados, a golpes el primero y degollado el segundo, no serían víctimas sino caídos en combate.
No. La Fuerza Pública defiende al país de unos narcoterroristas que lo extorsionan con víctimas fatales -Yurani e Isabela- y con actos terroristas para imponerse en la mesa, culpar al mundo de su barbarie y lograr impunidad.
Nota Bene. Del patrullero Ruíz: “Arauca es otra Colombia, un territorio sitiado por la guerrilla y olvidado. Todos lo saben y no hacen nada…”.

Por José Félix Lafaurie Rivera

Columnista
2 agosto, 2014

Homenaje a Isa y Yurani

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Félix Lafaurie Rivera

Postulo a Rónal Ruiz y Elmelinda Muse para ser las primeras víctimas en La Habana. Durante la última semana, sus hijas fueron carne de cañón de la violencia de quienes dicen negociar la paz. Que Santrich abandone su tono burlón y le explique a Elmelinda por qué tenía que morir su hija Yurani, de apenas […]


Postulo a Rónal Ruiz y Elmelinda Muse para ser las primeras víctimas en La Habana. Durante la última semana, sus hijas fueron carne de cañón de la violencia de quienes dicen negociar la paz.
Que Santrich abandone su tono burlón y le explique a Elmelinda por qué tenía que morir su hija Yurani, de apenas dos años, cuando un tatuco cayó sobre su vivienda indígena en Miranda, Cauca. Que Márquez se despoje de su cinismo y convenza a Rónal de que Isabela, su hijita de tres años, tenía que morir porque él es patrullero de la Policía; que le explique por qué esa muerte, con una granada de fragmentación, no es responsabilidad de las Farc, como pregona con arrogancia, sino de políticos y terratenientes, de la prensa y la iglesia, del presidente de la República y hasta del gobierno de Estados Unidos.
Y postulo al general Mendieta, aunque el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional comulgue con las Farc en que los soldados y policías no son secuestrados sino “retenidos”, en una clara referencia a que se trata de “prisioneros de guerra”, para así excluir al general, al intendente Pinchao y a miles de héroes secuestrados y asesinados.
Mientras en los foros -falta el show nacional de Cali- se trata de esconder a las víctimas de las Farc y resaltar las de paramilitares y agentes del Estado; mientras las Farc exigen incluir a Cano como víctima y juzgar al presidente como victimario, la Universidad excluye a los militares y policías. Razón tiene el general (r) Rey para solicitar a la CIDH que requiera al Estado colombiano para que informe si los miembros de la Fuerza Pública serán considerados víctimas o tratados como “iguales a las Farc”.
En nada ayuda la declaración presidencial: “Estamos en guerra, pero la guerra es entre combatientes, entre los soldados y policías de nuestras Fuerzas Militares…”. Error. El Estado colombiano no está en guerra contra nadie, ni los terroristas que asesinaron a Isa y a Yurani pueden considerarse “combatientes”. Nuestros soldados no “combaten” a una fuerza con derecho a imponer su modelo de Estado, porque, sencillamente, el Estado colombiano es legítimo. Si la violencia de las Farc hiciera parte de una guerra legítima, el general Mendieta habría sido, efectivamente, un “prisionero”; y el general Méndez y el subintendente Muñoz, asesinados, a golpes el primero y degollado el segundo, no serían víctimas sino caídos en combate.
No. La Fuerza Pública defiende al país de unos narcoterroristas que lo extorsionan con víctimas fatales -Yurani e Isabela- y con actos terroristas para imponerse en la mesa, culpar al mundo de su barbarie y lograr impunidad.
Nota Bene. Del patrullero Ruíz: “Arauca es otra Colombia, un territorio sitiado por la guerrilla y olvidado. Todos lo saben y no hacen nada…”.

Por José Félix Lafaurie Rivera