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Editorial - 29 marzo, 2015

Fútbol en paz

‘Hinchas del Bucaramanga atracaron a jugadores de Alianza Petrolera’, ‘Buscan control para hinchas del Quindío’, ‘Asesinado un menor, hincha del equipo de fútbol Atlético Nacional’, ‘Cuatro viviendas resultaron afectadas en pelea de hinchas’. Estos fueron algunos de los titulares que ocuparon en el 2014 las páginas de los periódicos nacionales para hacer visible la guerra […]

‘Hinchas del Bucaramanga atracaron a jugadores de Alianza Petrolera’, ‘Buscan control para hinchas del Quindío’, ‘Asesinado un menor, hincha del equipo de fútbol Atlético Nacional’, ‘Cuatro viviendas resultaron afectadas en pelea de hinchas’.

Estos fueron algunos de los titulares que ocuparon en el 2014 las páginas de los periódicos nacionales para hacer visible la guerra entre hinchas de los equipos de fútbol más reconocidos del país. Hinchas del Santafe, Millonarios, Nacional, Medellín, Cali, entre otros, han sido protagonistas de lamentables hechos de orden público, que terminan infortunadamente en el homicidio de los que ostentan una camiseta diferente a los enfurecidos seguidores.
Esta tragedia que lamentábamos desde Valledupar y que se pensaba nunca se viviría en la ciudad, a pesar de que siempre ha existido el deseo y la disposición de llevar a nuestro equipo de la B al fútbol profesional, ya afecta a la ciudad, situación que tocó fondo la noche del viernes cuando un joven vallenato perdió la vida en un enfrentamiento con hinchas del Deportivo Pereira que ayer jugó con el Valledupar Fútbol Club en el estadio Erasmo Camacho.

El año pasado se sufrió porque la mayoría de la hinchada vallenata no pudo acompañar al equipo en sus encuentros porque se vio obligado a mudarse a la ciudad de Riohacha, y este año que se pensó sería diferente porque con el esfuerzo de los directivos del Club lograron adecuar el estadio Erasmo Camacho para tener más apoyo en los encuentros futboleros, las cosas han sido realmente negativas.

Es evidente el vandalismo que se genera alrededor del estadio Erasmo Camacho y en toda la ciudad, cuando llegan las barras de los equipos visitantes, ya acostumbrados a enfrentamientos de muerte con otros equipos.
Las denuncias de los ciudadanos no habían tenido eco, pero el acoso de los jóvenes (hombres y mujeres) a los transeúntes, conductores y moradores de la zona antes de iniciar un partido es una situación incontrolable, era muy evidente.

El fútbol no es sinónimo de muerte y no podemos dejar que en Valledupar pase lo mismo que en Bogotá, Cali, Medellín o Pereira, cada vez que hay un partido de futbol en la ciudad. Infortunadamente la muerte de Andrés Camilo Valverde, de 20 años, que fue apuñalado por otros jóvenes que vinieron a ver jugar a su equipo, el Deportivo Pereira, es un llamado doloroso a tomar correctivos antes que el problema se torne inmanejable. Si no hacen algo ahora, mañana será difícil controlar las barras bravas.

No podemos alejar a la afición por este tipo de hechos, especialmente porque ya de alguna manera se siente intimidada por esta clase de sucesos. Que no nos de miedo decir que somos hinchas del Valledupar Fútbol Club, de lucir su camiseta y de ondear la bandera del verdiblanco. Fútbol en paz, si no, no vale la pena.

Editorial
29 marzo, 2015

Fútbol en paz

‘Hinchas del Bucaramanga atracaron a jugadores de Alianza Petrolera’, ‘Buscan control para hinchas del Quindío’, ‘Asesinado un menor, hincha del equipo de fútbol Atlético Nacional’, ‘Cuatro viviendas resultaron afectadas en pelea de hinchas’. Estos fueron algunos de los titulares que ocuparon en el 2014 las páginas de los periódicos nacionales para hacer visible la guerra […]


‘Hinchas del Bucaramanga atracaron a jugadores de Alianza Petrolera’, ‘Buscan control para hinchas del Quindío’, ‘Asesinado un menor, hincha del equipo de fútbol Atlético Nacional’, ‘Cuatro viviendas resultaron afectadas en pelea de hinchas’.

Estos fueron algunos de los titulares que ocuparon en el 2014 las páginas de los periódicos nacionales para hacer visible la guerra entre hinchas de los equipos de fútbol más reconocidos del país. Hinchas del Santafe, Millonarios, Nacional, Medellín, Cali, entre otros, han sido protagonistas de lamentables hechos de orden público, que terminan infortunadamente en el homicidio de los que ostentan una camiseta diferente a los enfurecidos seguidores.
Esta tragedia que lamentábamos desde Valledupar y que se pensaba nunca se viviría en la ciudad, a pesar de que siempre ha existido el deseo y la disposición de llevar a nuestro equipo de la B al fútbol profesional, ya afecta a la ciudad, situación que tocó fondo la noche del viernes cuando un joven vallenato perdió la vida en un enfrentamiento con hinchas del Deportivo Pereira que ayer jugó con el Valledupar Fútbol Club en el estadio Erasmo Camacho.

El año pasado se sufrió porque la mayoría de la hinchada vallenata no pudo acompañar al equipo en sus encuentros porque se vio obligado a mudarse a la ciudad de Riohacha, y este año que se pensó sería diferente porque con el esfuerzo de los directivos del Club lograron adecuar el estadio Erasmo Camacho para tener más apoyo en los encuentros futboleros, las cosas han sido realmente negativas.

Es evidente el vandalismo que se genera alrededor del estadio Erasmo Camacho y en toda la ciudad, cuando llegan las barras de los equipos visitantes, ya acostumbrados a enfrentamientos de muerte con otros equipos.
Las denuncias de los ciudadanos no habían tenido eco, pero el acoso de los jóvenes (hombres y mujeres) a los transeúntes, conductores y moradores de la zona antes de iniciar un partido es una situación incontrolable, era muy evidente.

El fútbol no es sinónimo de muerte y no podemos dejar que en Valledupar pase lo mismo que en Bogotá, Cali, Medellín o Pereira, cada vez que hay un partido de futbol en la ciudad. Infortunadamente la muerte de Andrés Camilo Valverde, de 20 años, que fue apuñalado por otros jóvenes que vinieron a ver jugar a su equipo, el Deportivo Pereira, es un llamado doloroso a tomar correctivos antes que el problema se torne inmanejable. Si no hacen algo ahora, mañana será difícil controlar las barras bravas.

No podemos alejar a la afición por este tipo de hechos, especialmente porque ya de alguna manera se siente intimidada por esta clase de sucesos. Que no nos de miedo decir que somos hinchas del Valledupar Fútbol Club, de lucir su camiseta y de ondear la bandera del verdiblanco. Fútbol en paz, si no, no vale la pena.