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Columnista - 12 septiembre, 2014

Duro contra la Piratería

Por vía de las notas sueltas de mi gran amigo Javier Fernández Maestre me he enterado de la nueva estrategia empleada para atacar la piratería de la música, la cual sin duda me parece acertada y eficaz. A raíz dela promoción del trabajo musical de Iván Villazón, ‘El camino de mi existencia’, se dice que […]

Por vía de las notas sueltas de mi gran amigo Javier Fernández Maestre me he enterado de la nueva estrategia empleada para atacar la piratería de la música, la cual sin duda me parece acertada y eficaz.
A raíz dela promoción del trabajo musical de Iván Villazón, ‘El camino de mi existencia’, se dice que la casa disquera Valdupari Record lanza al mercado dos tipos de producciones, una que es la de lujo y en estuche completo a un precio de 18 mil pesos y la otra que es la económica y para venta en la calle, la cual tiene un precio al público de tres mil pesos.
Sabemos que son muchas las casas disqueras que se han quebrado y otras que se encuentran al borde de la banca rota, por cuenta de la piratería, en esta columna hemos planteado algunas alternativas para atacar el flagelo, sin embargo hasta ahora a nadie se le había ocurrido competirle a la piratería con sus precios, desde hace rato se han establecido alianzas entre disqueras, artistas y almacenes de cadenas para ofrecer al público a precios algo razonables la música, pero ninguna había llegado por debajo de los diez mil pesos.
Hoy cuando la pelea se encuentra casi perdida, toda vez que el mismo Estado al parecer ha tirado la toalla en su empeño de atacar el fenómeno y defender la formalidad, surge una alternativa y es como dice el refranero popular darle a los piratas de su propio cocinao, porque me parece bien que a quienes les queda difícil adquirir un cd en 20 mil pesos o más, se les brinde alternativas distintas a cohonestar el delito y especialmente el desfalco a la propiedad intelectual de quienes hacemos parte de la vilipendiada, mal tratada y nunca bien ponderada pléyade de compositores y autores colombianos.
Han tenido que pasar muchos años y hasta siglos para que la comunidad internacional después de haber gastado billones en enfrentar fenómenos como las drogas ilícitas y sustancias psicoactivas que alteran el sistema nervioso se den cuenta que el prohibicionismo no ha conducido a nada bueno y solo hoy se avizoran vientos de legalización o por lo menos de no prohibición.
Lo importante es que cuando el Estado es impotente y sus políticas son ineficaces, a los particulares nos toca ingeniarnos la manera de enfrentar los problemas, especialmente aquellos que nos tocan el bolsillo, como lo es el caso de la piratería, por eso aplaudo esta iniciativa, siempre y cuando la venta de estos ejemplares redunde en beneficio de los autores y compositores de Colombia.

Columnista
12 septiembre, 2014

Duro contra la Piratería

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Por vía de las notas sueltas de mi gran amigo Javier Fernández Maestre me he enterado de la nueva estrategia empleada para atacar la piratería de la música, la cual sin duda me parece acertada y eficaz. A raíz dela promoción del trabajo musical de Iván Villazón, ‘El camino de mi existencia’, se dice que […]


Por vía de las notas sueltas de mi gran amigo Javier Fernández Maestre me he enterado de la nueva estrategia empleada para atacar la piratería de la música, la cual sin duda me parece acertada y eficaz.
A raíz dela promoción del trabajo musical de Iván Villazón, ‘El camino de mi existencia’, se dice que la casa disquera Valdupari Record lanza al mercado dos tipos de producciones, una que es la de lujo y en estuche completo a un precio de 18 mil pesos y la otra que es la económica y para venta en la calle, la cual tiene un precio al público de tres mil pesos.
Sabemos que son muchas las casas disqueras que se han quebrado y otras que se encuentran al borde de la banca rota, por cuenta de la piratería, en esta columna hemos planteado algunas alternativas para atacar el flagelo, sin embargo hasta ahora a nadie se le había ocurrido competirle a la piratería con sus precios, desde hace rato se han establecido alianzas entre disqueras, artistas y almacenes de cadenas para ofrecer al público a precios algo razonables la música, pero ninguna había llegado por debajo de los diez mil pesos.
Hoy cuando la pelea se encuentra casi perdida, toda vez que el mismo Estado al parecer ha tirado la toalla en su empeño de atacar el fenómeno y defender la formalidad, surge una alternativa y es como dice el refranero popular darle a los piratas de su propio cocinao, porque me parece bien que a quienes les queda difícil adquirir un cd en 20 mil pesos o más, se les brinde alternativas distintas a cohonestar el delito y especialmente el desfalco a la propiedad intelectual de quienes hacemos parte de la vilipendiada, mal tratada y nunca bien ponderada pléyade de compositores y autores colombianos.
Han tenido que pasar muchos años y hasta siglos para que la comunidad internacional después de haber gastado billones en enfrentar fenómenos como las drogas ilícitas y sustancias psicoactivas que alteran el sistema nervioso se den cuenta que el prohibicionismo no ha conducido a nada bueno y solo hoy se avizoran vientos de legalización o por lo menos de no prohibición.
Lo importante es que cuando el Estado es impotente y sus políticas son ineficaces, a los particulares nos toca ingeniarnos la manera de enfrentar los problemas, especialmente aquellos que nos tocan el bolsillo, como lo es el caso de la piratería, por eso aplaudo esta iniciativa, siempre y cuando la venta de estos ejemplares redunde en beneficio de los autores y compositores de Colombia.