Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 9 febrero, 2015

Desviación del arroyo Bruno en La Guajira. Un despropósito ambiental

Una vez más se constata que la minería del carbón se tornó en una estafa ambiental, económica y social para una región que esperaba bienestar y progreso de la explotación de sus grandes reservas mineras, guardadas durante millones de años. La locomotora que arrastra el importante mineral se lleva también las ilusiones de un pueblo […]

Una vez más se constata que la minería del carbón se tornó en una estafa ambiental, económica y social para una región que esperaba bienestar y progreso de la explotación de sus grandes reservas mineras, guardadas durante millones de años. La locomotora que arrastra el importante mineral se lleva también las ilusiones de un pueblo que veía en la extracción del carbón un factor de desarrollo que impulsaría el trabajo digno, el crecimiento con modernidad y la transformación social.

Los resultados de más de 3 décadas de explotación muestran otra cosa: Una producción carbonífera equivalente al 61% del PIB regional que emplea sólo un 3% de la población económicamente activa; un notorio deterioro ambiental, destrucción del bosque seco tropical, contaminación de aguas superficiales y subterráneas, desaparición de muchos arroyos afluentes del río Ranchería, desplazamiento de habitantes, obligados a abandonar sus poblados ancestrales para permitir la explotación minera. Pobreza, sequía, violencia, insalubridad y precariedad son notorios en un territorio generosamente dotado por la naturaleza.

La Guajira es un territorio acosado por empresas transnacionales voraces cuyos intereses se privilegian frente a derechos sustanciales del pueblo guajiro que, indefenso, observa como el Estado actúa para favorecer a foráneos.

Los abusos parecen no tener fin. La minera El Cerrejón se empeña en extremar la sequía en una región donde el agua ha escaseado siempre. El propósito ahora es desviar en 3,6 kilómetros otro importante afluente del Ranchería, el arroyo Bruno, que surte de aguas subterráneas a las comunidades indígenas Wayuu de la alta y media Guajira. Este arroyo nace en los montes de Oca, su longitud es de 20 kilómetros y su área de drenaje es de 70km2. Se argumenta que este arroyo no es un cuerpo de agua permanente. El IDEAM certifica que el arroyo contó con caudal constante los últimos años. Los estudios de Corpoguajira, que no parecen muy avanzados por la falta de personal especializado, dicen que el arroyo se desliza por zonas que almacenan agua(acuíferos) y zonas que no almacen(acuífugos). Esto desvirtúa los argumentos de la minera que pretende restarle importancia al arroyo Bruno. Se dice además que la empresa se dispone a ampliar otros tajos(Oreganal, Tabaco y Puente) y ello implicaría la desviación de otros arroyos.

Ante hechos tan tozudos y ante la falta de respeto a los derechos de la ciudadanía se impone la unidad en la acción por la defensa de los recursos que le pertenecen a los colombianos en general y a los guajiros en particular. Bien hacen las organizaciones cívicas y sociales en promover debates y procurar una organización sólida que asuma la defensa del pueblo guajiro. Ese es el camino. Adelante!!

Columnista
9 febrero, 2015

Desviación del arroyo Bruno en La Guajira. Un despropósito ambiental

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Una vez más se constata que la minería del carbón se tornó en una estafa ambiental, económica y social para una región que esperaba bienestar y progreso de la explotación de sus grandes reservas mineras, guardadas durante millones de años. La locomotora que arrastra el importante mineral se lleva también las ilusiones de un pueblo […]


Una vez más se constata que la minería del carbón se tornó en una estafa ambiental, económica y social para una región que esperaba bienestar y progreso de la explotación de sus grandes reservas mineras, guardadas durante millones de años. La locomotora que arrastra el importante mineral se lleva también las ilusiones de un pueblo que veía en la extracción del carbón un factor de desarrollo que impulsaría el trabajo digno, el crecimiento con modernidad y la transformación social.

Los resultados de más de 3 décadas de explotación muestran otra cosa: Una producción carbonífera equivalente al 61% del PIB regional que emplea sólo un 3% de la población económicamente activa; un notorio deterioro ambiental, destrucción del bosque seco tropical, contaminación de aguas superficiales y subterráneas, desaparición de muchos arroyos afluentes del río Ranchería, desplazamiento de habitantes, obligados a abandonar sus poblados ancestrales para permitir la explotación minera. Pobreza, sequía, violencia, insalubridad y precariedad son notorios en un territorio generosamente dotado por la naturaleza.

La Guajira es un territorio acosado por empresas transnacionales voraces cuyos intereses se privilegian frente a derechos sustanciales del pueblo guajiro que, indefenso, observa como el Estado actúa para favorecer a foráneos.

Los abusos parecen no tener fin. La minera El Cerrejón se empeña en extremar la sequía en una región donde el agua ha escaseado siempre. El propósito ahora es desviar en 3,6 kilómetros otro importante afluente del Ranchería, el arroyo Bruno, que surte de aguas subterráneas a las comunidades indígenas Wayuu de la alta y media Guajira. Este arroyo nace en los montes de Oca, su longitud es de 20 kilómetros y su área de drenaje es de 70km2. Se argumenta que este arroyo no es un cuerpo de agua permanente. El IDEAM certifica que el arroyo contó con caudal constante los últimos años. Los estudios de Corpoguajira, que no parecen muy avanzados por la falta de personal especializado, dicen que el arroyo se desliza por zonas que almacenan agua(acuíferos) y zonas que no almacen(acuífugos). Esto desvirtúa los argumentos de la minera que pretende restarle importancia al arroyo Bruno. Se dice además que la empresa se dispone a ampliar otros tajos(Oreganal, Tabaco y Puente) y ello implicaría la desviación de otros arroyos.

Ante hechos tan tozudos y ante la falta de respeto a los derechos de la ciudadanía se impone la unidad en la acción por la defensa de los recursos que le pertenecen a los colombianos en general y a los guajiros en particular. Bien hacen las organizaciones cívicas y sociales en promover debates y procurar una organización sólida que asuma la defensa del pueblo guajiro. Ese es el camino. Adelante!!