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Columnista - 6 agosto, 2014

Confesiones de una ex universitaria en Valledupar

El sábado anterior, después del programa radial que dirijo en la Voz del Cañaguate, que se transmite de 2 a 2 y 30 de la tarde, llegué a la casa de mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan para saludarlos, los encontré charlando con una joven, quien había sido mi estudiante de Expresión Oral […]

El sábado anterior, después del programa radial que dirijo en la Voz del Cañaguate, que se transmite de 2 a 2 y 30 de la tarde, llegué a la casa de mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan para saludarlos, los encontré charlando con una joven, quien había sido mi estudiante de Expresión Oral y Escrita en la universidad, hace cinco años.
Estaba allí sentada con un Jean color azul (envejecido) y una blusa ligera color azul cielo. Su larga cabellera hacía relucir su cuerpo delgado (45 kilos) y su cara angelical le daba el toque original de una chica extrovertida, independiente y carismática, con una dosificada personalidad y un tic nervioso en su mirar.
Ella, a quien en adelante llamaré “Universitaria”, porque pidió no citar su nombre, se puso pálida cuando me vio. ”Hola profe”, fue su lacónico saludo.
Contó que “conseguir en Valledupar un weed (así le dicen en la jerga universitaria a un “tabaquito” de marihuana) es lo más fácil. Yo conozco como 10‘ollas’ (lugares donde venden marihuana, bazuco) en la ciudad.Pero hay como como 30, por todas partes. Venden a domicilio, solo hay que llamar y enseguida llega un ‘jibaro’ en moto con el pedido. La Policía hace “cruces” y deja pasar a todo mundo”, sostuvo.
Igual,ella consigue el ‘rila’ (papel especial para envolver la marihuana) en la mayoría de las tiendas del valle, en el centro y donde hacen tatuajes. “Todo mundo sabe que uno compra ‘rila’ para envolver su weed de dosis personal, eso es normal”. Un paquete de rila vale $2 mil y trae 60 y una bolsita de marihuana vale $5 mil y sirve para 5 cigarrillos”.
Se vio obligada a retirarse de la universidad porque su mamá no tenía, ni tiene, como pagarle el semestre; también confesó que un gran sector universitario de Valledupar está sumido en la droga, el alcohol y el sexo. “Pero no solo los jóvenes, también participan profesores universitarios y de colegios que practican Rastafarismo (movimiento espiritual y religioso) en los patios de las casas”, agregó.
“Nosotros tenemos problemas con nuestros padres, hasta evangélicos son algunos, y nos echan la Policía, entonces fumamos más para sentir paz, para quitarnos el estrés del regaño o porque a uno le va mal en la U”, agregó.
Esta joven dice que no fuma marihuana por vicio, porque nunca ha robado para fumar. “Los que roban son los ‘coletos’, ellos si son malandros que van a ‘pikot’ y a ellos sí los afecta porque no tienen educación”.
La Universitaria reveló que en Valledupar hay mucha juventud metida en el vicio, hay menores de edad de ambos sexos entre 13 y 15 años que ya saben que es la marihuana y justifica que “un fumito no se le niega a nadie”, cuando están en grupo.
“La drogadicción está en todas partes de Valledupar, tengo muchos amigos (as) ricos (jóvenes) que fuman. Cuando uno está en grupo se prende mucha marihuana, en esas tardeadas hay toda la cantidad de marihuana que quieras. Al mediodía y en las tardes es común y corriente encontrar en las esquinas de los barrios grupos de 5 y 6 muchachos armando un weed. Se fuma de frente la dosis personal”, afirmó.
Aunque reconoce que la Policía es pasiva para erradicar las “ollas” de drogas en la ciudad, hay días que les cuesta comprar una bolsita de marihuana. “Pero todo se normaliza rápido, porque cuadran al Policía y listo, fluye el weed”.
La Universitaria empezó a fumar marihuana a los 19 años, hoy tiene 25, “estoy desempleada y dejé mis estudios en la U porque no tengo como pagar, si consigo un empleo no vuelvo a fumar. En este momento no soy feliz y siento que me faltan cosas”, concluyó.Hasta la próxima semana, con el tema: “El cuatro fiestas”. [email protected]

Por Aquilino Cotes Zuleta

Columnista
6 agosto, 2014

Confesiones de una ex universitaria en Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

El sábado anterior, después del programa radial que dirijo en la Voz del Cañaguate, que se transmite de 2 a 2 y 30 de la tarde, llegué a la casa de mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan para saludarlos, los encontré charlando con una joven, quien había sido mi estudiante de Expresión Oral […]


El sábado anterior, después del programa radial que dirijo en la Voz del Cañaguate, que se transmite de 2 a 2 y 30 de la tarde, llegué a la casa de mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan para saludarlos, los encontré charlando con una joven, quien había sido mi estudiante de Expresión Oral y Escrita en la universidad, hace cinco años.
Estaba allí sentada con un Jean color azul (envejecido) y una blusa ligera color azul cielo. Su larga cabellera hacía relucir su cuerpo delgado (45 kilos) y su cara angelical le daba el toque original de una chica extrovertida, independiente y carismática, con una dosificada personalidad y un tic nervioso en su mirar.
Ella, a quien en adelante llamaré “Universitaria”, porque pidió no citar su nombre, se puso pálida cuando me vio. ”Hola profe”, fue su lacónico saludo.
Contó que “conseguir en Valledupar un weed (así le dicen en la jerga universitaria a un “tabaquito” de marihuana) es lo más fácil. Yo conozco como 10‘ollas’ (lugares donde venden marihuana, bazuco) en la ciudad.Pero hay como como 30, por todas partes. Venden a domicilio, solo hay que llamar y enseguida llega un ‘jibaro’ en moto con el pedido. La Policía hace “cruces” y deja pasar a todo mundo”, sostuvo.
Igual,ella consigue el ‘rila’ (papel especial para envolver la marihuana) en la mayoría de las tiendas del valle, en el centro y donde hacen tatuajes. “Todo mundo sabe que uno compra ‘rila’ para envolver su weed de dosis personal, eso es normal”. Un paquete de rila vale $2 mil y trae 60 y una bolsita de marihuana vale $5 mil y sirve para 5 cigarrillos”.
Se vio obligada a retirarse de la universidad porque su mamá no tenía, ni tiene, como pagarle el semestre; también confesó que un gran sector universitario de Valledupar está sumido en la droga, el alcohol y el sexo. “Pero no solo los jóvenes, también participan profesores universitarios y de colegios que practican Rastafarismo (movimiento espiritual y religioso) en los patios de las casas”, agregó.
“Nosotros tenemos problemas con nuestros padres, hasta evangélicos son algunos, y nos echan la Policía, entonces fumamos más para sentir paz, para quitarnos el estrés del regaño o porque a uno le va mal en la U”, agregó.
Esta joven dice que no fuma marihuana por vicio, porque nunca ha robado para fumar. “Los que roban son los ‘coletos’, ellos si son malandros que van a ‘pikot’ y a ellos sí los afecta porque no tienen educación”.
La Universitaria reveló que en Valledupar hay mucha juventud metida en el vicio, hay menores de edad de ambos sexos entre 13 y 15 años que ya saben que es la marihuana y justifica que “un fumito no se le niega a nadie”, cuando están en grupo.
“La drogadicción está en todas partes de Valledupar, tengo muchos amigos (as) ricos (jóvenes) que fuman. Cuando uno está en grupo se prende mucha marihuana, en esas tardeadas hay toda la cantidad de marihuana que quieras. Al mediodía y en las tardes es común y corriente encontrar en las esquinas de los barrios grupos de 5 y 6 muchachos armando un weed. Se fuma de frente la dosis personal”, afirmó.
Aunque reconoce que la Policía es pasiva para erradicar las “ollas” de drogas en la ciudad, hay días que les cuesta comprar una bolsita de marihuana. “Pero todo se normaliza rápido, porque cuadran al Policía y listo, fluye el weed”.
La Universitaria empezó a fumar marihuana a los 19 años, hoy tiene 25, “estoy desempleada y dejé mis estudios en la U porque no tengo como pagar, si consigo un empleo no vuelvo a fumar. En este momento no soy feliz y siento que me faltan cosas”, concluyó.Hasta la próxima semana, con el tema: “El cuatro fiestas”. [email protected]

Por Aquilino Cotes Zuleta