Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 19 mayo, 2017

Ikarwa

“Maye no le tengas miedo a la creciente el Cesar, que yo lo voy a cruzar es por el puente Salguero y si el río se lleva el puente, busco otro modo de verte”. El Cesar nunca se llevó el puente a pesar de sus furiosas crecientes, pero cuando se volvió viejo y obsoleto por […]

“Maye no le tengas miedo a la creciente el Cesar, que yo lo voy a cruzar es por el puente Salguero y si el río se lleva el puente, busco otro modo de verte”. El Cesar nunca se llevó el puente a pesar de sus furiosas crecientes, pero cuando se volvió viejo y obsoleto por angosto e insuficiente fue reemplazado y lo desaparecieron, se lo llevaron, por lo menos yo no sé para donde, cuando ese puente lleno de historias han debido dejarlo aquí para ser utilizado en otro río y mostrarlo con orgullo a los turistas, en la vía de Patillal por ejemplo, cuna del que fue esposo de la bella y dulce pacífica Marina Arzuaga Mejía, la ultrafamosa ‘Maye’ tan cantada e inmortalizada por su fiel esposo, el inolvidable y único, el primo, así nos decíamos Rafael Escalona Martínez.

En varias oportunidades he escrito sobre la necesidad de terminar el puente en el arroyo El Capitanejo en la vía que de esta ciudad conduce a Los Besotes, en donde hay una población arhuaca, una mini Nabusimaque llamada Ikarwa, llena de pobreza y necesidades, a la cual el Estado le ha dado la espalda, poblado de caras tristes y famélicas, niños pipones y llenos de lombrices, que tienen hambre y sólo esperan la edad requerida para comenzar a consumir en cantidades alarmantes el ayo, que no es otra cosa que cocaína en bruto que los mantiene drogados para apaciguar la tristeza, combatir el hambre y disminuir sus necesidades y poder realizar largas jornadas de a pie; tienen un puesto de salud muy bonito y aseado, pero sin médico, odontólogo y nisiquiera una enfermera y claman porque aparezcan por lo menos cada 15 días y además necesitan muchas cosas para poder vivir dignamente, entre ellas el puente de El Capitanejo para evitar que cualquier día sus crecientes los arrastre, que le arreglen el camino de herradura que tienen y le pongan la luz.

Para rematar, ese arroyo, hoy crecido, lo atraviesan diariamente más de 300 carros que van a llevar a los estudiantes del Colegio La Sierra. Cuidado Alcalde con una tragedia.

Si no se hubieran llevado El Salguero, ahí lo hubieran podido “enganchá” o mejor sobre el Río Seco en el Alto de la Vuelta porque en este arroyo el doctor José Antonio Díaz Granados con sus esfuerzos ya construyó las bases. Como decía otro grande, Diomedes: ahí se las dejo señores Alcalde y Gobernador.

ROSAS DEL ATENEO

En la carrera 11 con calle 9 está ubicada esta bella unidad residencial, denominada Rosas del Ateneo y poblada por distinguidas familias tradicionales de esta ciudad, de donde salen y entran diariamente más de 200 carros y sería conveniente para preservar la vida de sus conductores, instalar un reductor de velocidad o policía acostao que obligue a motociclistas, taxistas y demás vehículos a disminuir la velocidad y también reparar tremendo hueco que se encuentra en la calle 12 con la carrera 11, tal como lo hicieron en la calle 12 con carrera 8ª, esquina del Club Valledupar, pero cuando hubo un muerto. No queremos que la historia se repita.

Hoy me caen 77, le doy gracias a Dios por habérmelos permitido y recibo lluvia de sobres, pero no de los penosos a que acostumbramos, sino llenos de cariño, amistad y amor para poder repartir los excedentes entre todos mis amigos y familiares.

Por José M. Aponte Martínez

 

Columnista
19 mayo, 2017

Ikarwa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

“Maye no le tengas miedo a la creciente el Cesar, que yo lo voy a cruzar es por el puente Salguero y si el río se lleva el puente, busco otro modo de verte”. El Cesar nunca se llevó el puente a pesar de sus furiosas crecientes, pero cuando se volvió viejo y obsoleto por […]


“Maye no le tengas miedo a la creciente el Cesar, que yo lo voy a cruzar es por el puente Salguero y si el río se lleva el puente, busco otro modo de verte”. El Cesar nunca se llevó el puente a pesar de sus furiosas crecientes, pero cuando se volvió viejo y obsoleto por angosto e insuficiente fue reemplazado y lo desaparecieron, se lo llevaron, por lo menos yo no sé para donde, cuando ese puente lleno de historias han debido dejarlo aquí para ser utilizado en otro río y mostrarlo con orgullo a los turistas, en la vía de Patillal por ejemplo, cuna del que fue esposo de la bella y dulce pacífica Marina Arzuaga Mejía, la ultrafamosa ‘Maye’ tan cantada e inmortalizada por su fiel esposo, el inolvidable y único, el primo, así nos decíamos Rafael Escalona Martínez.

En varias oportunidades he escrito sobre la necesidad de terminar el puente en el arroyo El Capitanejo en la vía que de esta ciudad conduce a Los Besotes, en donde hay una población arhuaca, una mini Nabusimaque llamada Ikarwa, llena de pobreza y necesidades, a la cual el Estado le ha dado la espalda, poblado de caras tristes y famélicas, niños pipones y llenos de lombrices, que tienen hambre y sólo esperan la edad requerida para comenzar a consumir en cantidades alarmantes el ayo, que no es otra cosa que cocaína en bruto que los mantiene drogados para apaciguar la tristeza, combatir el hambre y disminuir sus necesidades y poder realizar largas jornadas de a pie; tienen un puesto de salud muy bonito y aseado, pero sin médico, odontólogo y nisiquiera una enfermera y claman porque aparezcan por lo menos cada 15 días y además necesitan muchas cosas para poder vivir dignamente, entre ellas el puente de El Capitanejo para evitar que cualquier día sus crecientes los arrastre, que le arreglen el camino de herradura que tienen y le pongan la luz.

Para rematar, ese arroyo, hoy crecido, lo atraviesan diariamente más de 300 carros que van a llevar a los estudiantes del Colegio La Sierra. Cuidado Alcalde con una tragedia.

Si no se hubieran llevado El Salguero, ahí lo hubieran podido “enganchá” o mejor sobre el Río Seco en el Alto de la Vuelta porque en este arroyo el doctor José Antonio Díaz Granados con sus esfuerzos ya construyó las bases. Como decía otro grande, Diomedes: ahí se las dejo señores Alcalde y Gobernador.

ROSAS DEL ATENEO

En la carrera 11 con calle 9 está ubicada esta bella unidad residencial, denominada Rosas del Ateneo y poblada por distinguidas familias tradicionales de esta ciudad, de donde salen y entran diariamente más de 200 carros y sería conveniente para preservar la vida de sus conductores, instalar un reductor de velocidad o policía acostao que obligue a motociclistas, taxistas y demás vehículos a disminuir la velocidad y también reparar tremendo hueco que se encuentra en la calle 12 con la carrera 11, tal como lo hicieron en la calle 12 con carrera 8ª, esquina del Club Valledupar, pero cuando hubo un muerto. No queremos que la historia se repita.

Hoy me caen 77, le doy gracias a Dios por habérmelos permitido y recibo lluvia de sobres, pero no de los penosos a que acostumbramos, sino llenos de cariño, amistad y amor para poder repartir los excedentes entre todos mis amigos y familiares.

Por José M. Aponte Martínez