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Columnista - 24 abril, 2018

Homenajes del festival

Tal como sucede siempre, las semanas previas al Festival Vallenato son tan frías que hacen dudar del éxito del certamen, pero en los días cercanos a la cita folclórica llegan tantos visitantes que los registros de asistencia del evento anterior son solo una referencia superada y cuando los primeros días de mayo cierran los acordeones […]

Tal como sucede siempre, las semanas previas al Festival Vallenato son tan frías que hacen dudar del éxito del certamen, pero en los días cercanos a la cita folclórica llegan tantos visitantes que los registros de asistencia del evento anterior son solo una referencia superada y cuando los primeros días de mayo cierran los acordeones en el parque de la Leyenda, la junta organizadora y el mismo pueblo vallenato comienza a pensar en lo que será nuestra máxima fiesta del año siguiente.

Hoy el éxito está garantizado; aún sin que la fuerza de los fuelles comience a convertir la inspiración bucólica en una agradable armonía de pitos y bajos, ya se siente el fuerte aroma a festival; esta vez apoyado en la responsabilidad folclórica y mágico carisma comercial que representa la figura de Carlos Vives. Definitivamente fue un acierto su escogencia como homenajeado.

Los homenajes son eso, un reconocimiento, ojalá en vida, a figuras que por su trayectoria encarnan un prototipo a imitar por las generaciones de artistas llamadas a inmortalizar nuestro folclor y que también faciliten el trabajo de la Fundación Festival Vallenato, en su empeño de entregarle exitosamente al mundo la fiesta de mayor acervo folclórico de la nación.

En este sentido hemos visto a Vives facilitando procesos promocionales y hasta de orden público, enseñando filantropía musical a nuestros artistas y planteando estrategias organizativas del Festival, aparte de que como dijo Daniel Samper Pizano: “El vallenato tiene una deuda muy importante con Carlos Vives. Y viceversa, evidentemente. Él saca el vallenato de la parranda y lo hace evolucionar hasta ponerle los ‘bluejeans’ y volverlo una música para los jóvenes y para los estadios”.

Y es tal vez la misma deuda folclórica que mutuamente reconocemos en Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez, exponentes vernáculos de cuyo talento nació la transformación musical de la trifonía folclórica que le cantó inicialmente a la naturaleza y la cotidianidad, evolucionó a los sentimientos y hoy con éxito se viste de jean, llena los estadios y se internacionalizó como la rentable industria del entretenimiento vallenato.

Por esto no comprendo ni comprenderé la obstinada intransigencia de la Fundación a no homenajearlos. Prefirieron cancelar estos reconocimientos dizque para evitar polémicas con los candidatos no escogidos, siendo que el solo hecho de hacer un homenaje en el marco del Festival los acerca al pueblo, porque en la historia de éste fue que surgieron los postulados folclóricos que dicen defender.

Ojalá recapaciten en esta decisión porque el estímulo que hoy pedimos para Jorge y Alfredo, mañana lo pedirán para Silvestre, ‘Chiche’ Maestre, Rolando o cualquiera de los que con lujo de detalles usan su talento para engrandecer el folclor. Así como el mundo vallenato considera a la Fundación Festival Vallenato como su máxima autoridad folclórica, con más veras pide los pergaminos y reconocimientos para la juglaría y dueños de los cantos que soportan esta manifestación cultural. Se abre el debate, Un abrazo.

[email protected]

@antoniomariaA

Columnista
24 abril, 2018

Homenajes del festival

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Tal como sucede siempre, las semanas previas al Festival Vallenato son tan frías que hacen dudar del éxito del certamen, pero en los días cercanos a la cita folclórica llegan tantos visitantes que los registros de asistencia del evento anterior son solo una referencia superada y cuando los primeros días de mayo cierran los acordeones […]


Tal como sucede siempre, las semanas previas al Festival Vallenato son tan frías que hacen dudar del éxito del certamen, pero en los días cercanos a la cita folclórica llegan tantos visitantes que los registros de asistencia del evento anterior son solo una referencia superada y cuando los primeros días de mayo cierran los acordeones en el parque de la Leyenda, la junta organizadora y el mismo pueblo vallenato comienza a pensar en lo que será nuestra máxima fiesta del año siguiente.

Hoy el éxito está garantizado; aún sin que la fuerza de los fuelles comience a convertir la inspiración bucólica en una agradable armonía de pitos y bajos, ya se siente el fuerte aroma a festival; esta vez apoyado en la responsabilidad folclórica y mágico carisma comercial que representa la figura de Carlos Vives. Definitivamente fue un acierto su escogencia como homenajeado.

Los homenajes son eso, un reconocimiento, ojalá en vida, a figuras que por su trayectoria encarnan un prototipo a imitar por las generaciones de artistas llamadas a inmortalizar nuestro folclor y que también faciliten el trabajo de la Fundación Festival Vallenato, en su empeño de entregarle exitosamente al mundo la fiesta de mayor acervo folclórico de la nación.

En este sentido hemos visto a Vives facilitando procesos promocionales y hasta de orden público, enseñando filantropía musical a nuestros artistas y planteando estrategias organizativas del Festival, aparte de que como dijo Daniel Samper Pizano: “El vallenato tiene una deuda muy importante con Carlos Vives. Y viceversa, evidentemente. Él saca el vallenato de la parranda y lo hace evolucionar hasta ponerle los ‘bluejeans’ y volverlo una música para los jóvenes y para los estadios”.

Y es tal vez la misma deuda folclórica que mutuamente reconocemos en Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez, exponentes vernáculos de cuyo talento nació la transformación musical de la trifonía folclórica que le cantó inicialmente a la naturaleza y la cotidianidad, evolucionó a los sentimientos y hoy con éxito se viste de jean, llena los estadios y se internacionalizó como la rentable industria del entretenimiento vallenato.

Por esto no comprendo ni comprenderé la obstinada intransigencia de la Fundación a no homenajearlos. Prefirieron cancelar estos reconocimientos dizque para evitar polémicas con los candidatos no escogidos, siendo que el solo hecho de hacer un homenaje en el marco del Festival los acerca al pueblo, porque en la historia de éste fue que surgieron los postulados folclóricos que dicen defender.

Ojalá recapaciten en esta decisión porque el estímulo que hoy pedimos para Jorge y Alfredo, mañana lo pedirán para Silvestre, ‘Chiche’ Maestre, Rolando o cualquiera de los que con lujo de detalles usan su talento para engrandecer el folclor. Así como el mundo vallenato considera a la Fundación Festival Vallenato como su máxima autoridad folclórica, con más veras pide los pergaminos y reconocimientos para la juglaría y dueños de los cantos que soportan esta manifestación cultural. Se abre el debate, Un abrazo.

[email protected]

@antoniomariaA