Publicidad
Categorías
Categorías
Editorial - 27 mayo, 2017

Hay que hablar del suicido

Este año en el departamento del Cesar se han registrado cerca de treinta casos de suicidio, la mayoría de personas jóvenes, situación que ha generado varias discusiones y análisis frente al papel que juegan los medios de comunicación con la información que publican sobre el tema. El año pasado, según los registros de Medicina Legal, […]

Este año en el departamento del Cesar se han registrado cerca de treinta casos de suicidio, la mayoría de personas jóvenes, situación que ha generado varias discusiones y análisis frente al papel que juegan los medios de comunicación con la información que publican sobre el tema.

El año pasado, según los registros de Medicina Legal, en Colombia ocurrieron en este departamento 41 casos (31 hombres y 10 mujeres), frente a un registro nacional de 2.068 suicidios, 10 % más que en el 2014. “El decenio 2006-2015 acumuló 18.618 casos, con una media de 1.862 eventos por año, 155 mensual y aproximadamente cinco por día. La tasa de lesiones fatales autoinfligidas en 2015, fue de 5,22 eventos por cada 100 mil habitantes mayores de cinco años, aproximadamente 28 % más que el promedio de la tasa de los últimos nueve años (4,08)”, asegura el Informe Forensis.

La Organización Mundial de la Salud dice que cada 40 segundos alguien decide quitarse la vida, lo que representa unas 3.000 muertes diarias en el mundo; sin embargo, el suicidio sigue siendo un tema tabú.
Existen algunos manuales elaborados por las autoridades de salud para que los medios de comunicación saquen de sus agendas periodísticas los casos de suicidios, que hoy también se denominan autoeliminación, para evitar un supuesto efecto dominó entre la comunidad.

“Los periodistas no deben evitar investigar por qué ocurrieron las muertes”, dice Lauren McKeon, quien sugiere informar sin caer en el sensacionalismo, pero informar. La noticia de un suicidio revela, algunas veces, un grave problema social que el periodismo no debe ignorar.

Los expertos que elaboran el informe Forensis aseguran que “En la tarea de entender las causas distales, proximales y detonantes asociadas al acto suicida, la comunidad académica ha estudiado el problema partiendo de un sinnúmero de interrogantes, abordados desde diversos enfoques teóricos y metodológicos por variadas disciplinas. Los resultados, permiten concluir que ningún factor por sí solo es suficiente para explicar las causas de este acto; la problemática suicida es multifactorial, compleja y dinámica; además, se torna en un fenómeno social que trae consigo otras situaciones igualmente problemáticas, como la Propagación de la onda del shock del suicidio, generado por imitación cuando las personas atentan contra su propia vida siguiendo el ejemplo de algún personaje, generalmente célebre, que ha hecho lo mismo, y los eventos son difundidos a través de medios de comunicación”.

Afirman que han estudiado la influencia en el incremento de suicidios posterior a reportes que impactan a un público vulnerable, y que son acogidos por los suicidas en potencia como estímulo, justificación o reto. Este efecto se ha evidenciado en varios estudios (3,6), algunos de los cuales han concluido que “la magnitud del incremento en conductas suicidas y posterior suicidio consumado en adolescentes es proporcional a la cantidad, duración, cobertura e impacto que los medios de comunicación despliegan con relación a historias suicidas”.

¿Tapar la realidad que vive una comunidad, solucionará los problemas emocionales, sociales y económicos que viven las personas? ¿Es esa la única lectura que deben darle al suicidio? ¿Qué pasa entonces con el desempleo, la pobreza, la salud, la falta de oportunidades de la gente?

Sí vamos a tapar la realidad, entonces que tampoco las oficinas de prensa de los gobiernos y entidades que trabajan el tema, envíen boletines o comunicados de prensa para anunciar los planes de choque para evitar el suicidio.

El tratamiento de una muerte, en la circunstancia que sea, siempre genera dolor en la familia y su círculo de amigos, y los medios de comunicación, por lo menos en el caso de EL PILÓN, la abordamos desde el respeto, la responsabilidad y la ética.

 

Editorial
27 mayo, 2017

Hay que hablar del suicido

Este año en el departamento del Cesar se han registrado cerca de treinta casos de suicidio, la mayoría de personas jóvenes, situación que ha generado varias discusiones y análisis frente al papel que juegan los medios de comunicación con la información que publican sobre el tema. El año pasado, según los registros de Medicina Legal, […]


Este año en el departamento del Cesar se han registrado cerca de treinta casos de suicidio, la mayoría de personas jóvenes, situación que ha generado varias discusiones y análisis frente al papel que juegan los medios de comunicación con la información que publican sobre el tema.

El año pasado, según los registros de Medicina Legal, en Colombia ocurrieron en este departamento 41 casos (31 hombres y 10 mujeres), frente a un registro nacional de 2.068 suicidios, 10 % más que en el 2014. “El decenio 2006-2015 acumuló 18.618 casos, con una media de 1.862 eventos por año, 155 mensual y aproximadamente cinco por día. La tasa de lesiones fatales autoinfligidas en 2015, fue de 5,22 eventos por cada 100 mil habitantes mayores de cinco años, aproximadamente 28 % más que el promedio de la tasa de los últimos nueve años (4,08)”, asegura el Informe Forensis.

La Organización Mundial de la Salud dice que cada 40 segundos alguien decide quitarse la vida, lo que representa unas 3.000 muertes diarias en el mundo; sin embargo, el suicidio sigue siendo un tema tabú.
Existen algunos manuales elaborados por las autoridades de salud para que los medios de comunicación saquen de sus agendas periodísticas los casos de suicidios, que hoy también se denominan autoeliminación, para evitar un supuesto efecto dominó entre la comunidad.

“Los periodistas no deben evitar investigar por qué ocurrieron las muertes”, dice Lauren McKeon, quien sugiere informar sin caer en el sensacionalismo, pero informar. La noticia de un suicidio revela, algunas veces, un grave problema social que el periodismo no debe ignorar.

Los expertos que elaboran el informe Forensis aseguran que “En la tarea de entender las causas distales, proximales y detonantes asociadas al acto suicida, la comunidad académica ha estudiado el problema partiendo de un sinnúmero de interrogantes, abordados desde diversos enfoques teóricos y metodológicos por variadas disciplinas. Los resultados, permiten concluir que ningún factor por sí solo es suficiente para explicar las causas de este acto; la problemática suicida es multifactorial, compleja y dinámica; además, se torna en un fenómeno social que trae consigo otras situaciones igualmente problemáticas, como la Propagación de la onda del shock del suicidio, generado por imitación cuando las personas atentan contra su propia vida siguiendo el ejemplo de algún personaje, generalmente célebre, que ha hecho lo mismo, y los eventos son difundidos a través de medios de comunicación”.

Afirman que han estudiado la influencia en el incremento de suicidios posterior a reportes que impactan a un público vulnerable, y que son acogidos por los suicidas en potencia como estímulo, justificación o reto. Este efecto se ha evidenciado en varios estudios (3,6), algunos de los cuales han concluido que “la magnitud del incremento en conductas suicidas y posterior suicidio consumado en adolescentes es proporcional a la cantidad, duración, cobertura e impacto que los medios de comunicación despliegan con relación a historias suicidas”.

¿Tapar la realidad que vive una comunidad, solucionará los problemas emocionales, sociales y económicos que viven las personas? ¿Es esa la única lectura que deben darle al suicidio? ¿Qué pasa entonces con el desempleo, la pobreza, la salud, la falta de oportunidades de la gente?

Sí vamos a tapar la realidad, entonces que tampoco las oficinas de prensa de los gobiernos y entidades que trabajan el tema, envíen boletines o comunicados de prensa para anunciar los planes de choque para evitar el suicidio.

El tratamiento de una muerte, en la circunstancia que sea, siempre genera dolor en la familia y su círculo de amigos, y los medios de comunicación, por lo menos en el caso de EL PILÓN, la abordamos desde el respeto, la responsabilidad y la ética.