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General - 24 abril, 2017

“Gabo no quiso que yo fuera rey por segunda vez”: Náfer

“García Márquez no quiso que yo fuera rey por segunda vez y le dio la corona a Julio Rojas porque eran muy amigos, a mí me declaró fuera de concurso para disimular un poco ante el público, pero todo el mundo sabe que yo gané ese festival”. Recordó Náfer Santiago Durán Díaz, sobre la anécdota festivalera en 1983.

Náfer Durán una leyenda viva del acordeón. 
 Foto Leonardo Alvarado/EL PILÓN
Náfer Durán una leyenda viva del acordeón. Foto Leonardo Alvarado/EL PILÓN
He visto un manao hachando
Y el ñeque era el inspector
En un automóvil Ford
Yo vi a un mico manejando
 
Yo vi una ardita bordando
A une excelente pañuelo
Conocí en el Tequendama
Al quinque de marinero

 “García Márquez no quiso que yo fuera rey por segunda vez y le dio la corona a Julio Rojas porque eran muy amigos, a mí me declaró fuera de concurso para disimular un poco ante el público, pero todo el mundo sabe que yo gané ese festival”. Recordó Náfer Santiago Durán Díaz, sobre la anécdota festivalera en 1983.

Ese año todos los aplausos fueron para él,  más aún cuando en la plaza ‘Alfonso López’ su acordeón sonó con la fuerza del hombre de procedencia campesina, de ojos negros y piel morena, como si el diablo se hubiera aparecido en el mítico escenario.

Su apariencia humilde lo hizo callar y guardar consigo una amargura que con el tiempo cicatrizó. Solo quedan los recuerdos alegóricos de una contienda en la que, según él, tocó para volver a ser rey. “Ese día yo gané y todo el mundo lo sabe, no cogí rabia ni le reclamé a ‘Gabo’, todo quedó ahí”, recordó el hombre que en 1976 había acariciado por primera vez el máximo galardón del Festival Vallenato.

“Cuando fui rey toqué la puya El Zoológico, nunca toqué en los festivales canciones de otros artistas, todas eran mías, incluso con esa puya casi me gano un problema con un señor de Fundación que le decían ‘El Mico’, yo no lo conocía, me decían que era traqueto. Un día me llamó y me preguntó sobre la canción, pensé que me iba a reclamar, pero terminó dándome una platica (…risas….)”, recordó el acordeonero.

Su sombrero blanco parece su refugio ante miles de historias costumbristas engendradas en El Paso, su tierra natal, en donde sus andanzas iban ligadas a los oficios del campo y al ganado. Su acento campesino no lo deja atrás cuando se refiere a su periplo por un folclor y la forma como su nombre trascendió con el sello de los Durán.

Una dinastía

Nació el 26 de diciembre de 1932 en medio de una dinastía comandada por Gilberto Alejandro y Luis Felipe Durán, heredando la vena musical de su abuelo Juan Bautista Durán Prettel, un hombre amante a las gaitas que tocaba el llamado  pajarito en aquellas típicas cumbiambas nocturnas.

Ahí nació el instinto musical de los Durán, un apellido que se convirtió en leyenda y a través de la historia marcó un mito que se extendió a varias generaciones.  A sus 85 años, Náfer Durán cultiva un nombre, también una dinastía que dejó un surco musical en las huellas de Alejo Durán, el negro grande que inmortalizó un apellido que hoy es sinónimo del vallenato auténtico bien tocado. “La persona que toca acordeón tiene unas capacidades innatas, yo aprendí en el monte, mi abuelo y mi papá fueron músicos y a la edad de 7 años me regalaron un acordeón de aumento o de una sola hilera, las traían de los puertos de Cartagena, otras veces de Riohacha, lo primero que aprendí a tocar fue aquella música de indios farotos, después toqué porros porque en aquella época eran pocas las papayeras que tocaban paseos, a nosotros nos ayudó mucho el hecho de que tocábamos, cantábamos y componíamos, antes no había pentagramas y nada de eso, nosotros aprendimos de manera empírica, son raros los músicos que leen en pentagramas, el único es ‘El Turco Gil’”.

Creció en la sombra de Alejo Durán, El Negro Apa’ que marcó un mito musical. Fue el hombre que convirtió en leyenda a la familia Durán; con su pedazo de acordeón en el pecho enamoró a Evangelina, Alicia Adorada o Joselina Daza. Su fama recorrió la geografía vallenata en todas sus expresiones.

“Cuando Alejo y Luis Felipe grababa me daba unos cupitos para yo también meter el acordeón, la primera canción que grabé fue en  en un disco de Luis Felipe Durán. Alejo se hizo muy amigo de la familia Gutiérrez de Piñeres, reconocida por ser dueña de grandes haciendas ganaderas del Cesar y Magdalena, eso nos ayudó mucho porque tocábamos con Alejo en las grandes fiestas de Mompox y Fundación, pero Alejo siempre fue nuestro maestro”, recordó Náfer Durán.

En 1958 se afilió a Sayco para darle valor a sus composiciones, las mismas que impusieron en sello inédito y costumbrista. “Tenía que llevar 25 casettes con mis canciones, ese era uno de los principales requisitos para entrar a Sayco”, dijo.

Con el Cacique’

Náfer Durán marcó una franja imborrable en la música vallenata porque fue el primero que grabó con Diomedes Díaz, para muchos el más grande cantante de música vallenata.

Fue en 1976 cuando el acordeonero conoció a ‘El Cacique’ de la Junta y de inmediato se fueron para Medellín a grabar en el sello Codiscos el álbum Herencia Vallenata en donde vienen canciones como El chanchullito, Teresita, Recuerdos de la montaña y Morenita, entre otras. “Emilio Oviedo me presentó a Diomedes en la casa de Ana Gregoria Camaño, quien vivía ahí en la carrera novena, Oviedo estaba muy interesado en la grabación porque quería conocer las condiciones de Diomedes y acepté más aún porque venía de coronarme como rey. En primera instancia iba a hacerlo con un hermano de Pedro García, pero al final fue Diomedes. Recuerdo mucho que le costó trabajo porque  era la primera vez que iba a un estudio de grabación. Incluso me dijeron que ese día se había emborrachado, por eso se equivocaba bastante”, recordó.

Solo esa grabación y nada más porque después llegaron las diferencias. “Hicimos como dos o tres presentaciones nada más. Él quería que en la carátula saliera Diomedes Díaz  y su conjunto, pero no, a él no lo conocía nadie en ese momento y salió Náfer Durán y su conjunta, canta Diomedes Díaz, por eso hubo algunas diferencias”, puntualizó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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24 abril, 2017

“Gabo no quiso que yo fuera rey por segunda vez”: Náfer

“García Márquez no quiso que yo fuera rey por segunda vez y le dio la corona a Julio Rojas porque eran muy amigos, a mí me declaró fuera de concurso para disimular un poco ante el público, pero todo el mundo sabe que yo gané ese festival”. Recordó Náfer Santiago Durán Díaz, sobre la anécdota festivalera en 1983.


Náfer Durán una leyenda viva del acordeón. 
 Foto Leonardo Alvarado/EL PILÓN
Náfer Durán una leyenda viva del acordeón. Foto Leonardo Alvarado/EL PILÓN
He visto un manao hachando
Y el ñeque era el inspector
En un automóvil Ford
Yo vi a un mico manejando
 
Yo vi una ardita bordando
A une excelente pañuelo
Conocí en el Tequendama
Al quinque de marinero

 “García Márquez no quiso que yo fuera rey por segunda vez y le dio la corona a Julio Rojas porque eran muy amigos, a mí me declaró fuera de concurso para disimular un poco ante el público, pero todo el mundo sabe que yo gané ese festival”. Recordó Náfer Santiago Durán Díaz, sobre la anécdota festivalera en 1983.

Ese año todos los aplausos fueron para él,  más aún cuando en la plaza ‘Alfonso López’ su acordeón sonó con la fuerza del hombre de procedencia campesina, de ojos negros y piel morena, como si el diablo se hubiera aparecido en el mítico escenario.

Su apariencia humilde lo hizo callar y guardar consigo una amargura que con el tiempo cicatrizó. Solo quedan los recuerdos alegóricos de una contienda en la que, según él, tocó para volver a ser rey. “Ese día yo gané y todo el mundo lo sabe, no cogí rabia ni le reclamé a ‘Gabo’, todo quedó ahí”, recordó el hombre que en 1976 había acariciado por primera vez el máximo galardón del Festival Vallenato.

“Cuando fui rey toqué la puya El Zoológico, nunca toqué en los festivales canciones de otros artistas, todas eran mías, incluso con esa puya casi me gano un problema con un señor de Fundación que le decían ‘El Mico’, yo no lo conocía, me decían que era traqueto. Un día me llamó y me preguntó sobre la canción, pensé que me iba a reclamar, pero terminó dándome una platica (…risas….)”, recordó el acordeonero.

Su sombrero blanco parece su refugio ante miles de historias costumbristas engendradas en El Paso, su tierra natal, en donde sus andanzas iban ligadas a los oficios del campo y al ganado. Su acento campesino no lo deja atrás cuando se refiere a su periplo por un folclor y la forma como su nombre trascendió con el sello de los Durán.

Una dinastía

Nació el 26 de diciembre de 1932 en medio de una dinastía comandada por Gilberto Alejandro y Luis Felipe Durán, heredando la vena musical de su abuelo Juan Bautista Durán Prettel, un hombre amante a las gaitas que tocaba el llamado  pajarito en aquellas típicas cumbiambas nocturnas.

Ahí nació el instinto musical de los Durán, un apellido que se convirtió en leyenda y a través de la historia marcó un mito que se extendió a varias generaciones.  A sus 85 años, Náfer Durán cultiva un nombre, también una dinastía que dejó un surco musical en las huellas de Alejo Durán, el negro grande que inmortalizó un apellido que hoy es sinónimo del vallenato auténtico bien tocado. “La persona que toca acordeón tiene unas capacidades innatas, yo aprendí en el monte, mi abuelo y mi papá fueron músicos y a la edad de 7 años me regalaron un acordeón de aumento o de una sola hilera, las traían de los puertos de Cartagena, otras veces de Riohacha, lo primero que aprendí a tocar fue aquella música de indios farotos, después toqué porros porque en aquella época eran pocas las papayeras que tocaban paseos, a nosotros nos ayudó mucho el hecho de que tocábamos, cantábamos y componíamos, antes no había pentagramas y nada de eso, nosotros aprendimos de manera empírica, son raros los músicos que leen en pentagramas, el único es ‘El Turco Gil’”.

Creció en la sombra de Alejo Durán, El Negro Apa’ que marcó un mito musical. Fue el hombre que convirtió en leyenda a la familia Durán; con su pedazo de acordeón en el pecho enamoró a Evangelina, Alicia Adorada o Joselina Daza. Su fama recorrió la geografía vallenata en todas sus expresiones.

“Cuando Alejo y Luis Felipe grababa me daba unos cupitos para yo también meter el acordeón, la primera canción que grabé fue en  en un disco de Luis Felipe Durán. Alejo se hizo muy amigo de la familia Gutiérrez de Piñeres, reconocida por ser dueña de grandes haciendas ganaderas del Cesar y Magdalena, eso nos ayudó mucho porque tocábamos con Alejo en las grandes fiestas de Mompox y Fundación, pero Alejo siempre fue nuestro maestro”, recordó Náfer Durán.

En 1958 se afilió a Sayco para darle valor a sus composiciones, las mismas que impusieron en sello inédito y costumbrista. “Tenía que llevar 25 casettes con mis canciones, ese era uno de los principales requisitos para entrar a Sayco”, dijo.

Con el Cacique’

Náfer Durán marcó una franja imborrable en la música vallenata porque fue el primero que grabó con Diomedes Díaz, para muchos el más grande cantante de música vallenata.

Fue en 1976 cuando el acordeonero conoció a ‘El Cacique’ de la Junta y de inmediato se fueron para Medellín a grabar en el sello Codiscos el álbum Herencia Vallenata en donde vienen canciones como El chanchullito, Teresita, Recuerdos de la montaña y Morenita, entre otras. “Emilio Oviedo me presentó a Diomedes en la casa de Ana Gregoria Camaño, quien vivía ahí en la carrera novena, Oviedo estaba muy interesado en la grabación porque quería conocer las condiciones de Diomedes y acepté más aún porque venía de coronarme como rey. En primera instancia iba a hacerlo con un hermano de Pedro García, pero al final fue Diomedes. Recuerdo mucho que le costó trabajo porque  era la primera vez que iba a un estudio de grabación. Incluso me dijeron que ese día se había emborrachado, por eso se equivocaba bastante”, recordó.

Solo esa grabación y nada más porque después llegaron las diferencias. “Hicimos como dos o tres presentaciones nada más. Él quería que en la carátula saliera Diomedes Díaz  y su conjunto, pero no, a él no lo conocía nadie en ese momento y salió Náfer Durán y su conjunta, canta Diomedes Díaz, por eso hubo algunas diferencias”, puntualizó.