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Columnista - 5 noviembre, 2013

Fernando Meneses, poesía desde los sentidos

Pese a las acusaciones de que las composiciones vallenatas están en crisis, aún seguimos encontrando una fuerza que se resiste al cambio y plantea desde una renovación del lenguaje reconfigurado a través de la poética de la cotidianidad, una salida a la supuesta crisis, mediante el rito mágico de la palabra que encanta, la palabra vuelta hechizo que regresa a nosotros convertida en música, melodía, letra de canción o cualquier otra posibilidad del lenguaje que genere acercamiento con el mundo y su necesidad de entenderlo.

Por Oscar Ariza Daza

Pese a las acusaciones de que las composiciones vallenatas están en crisis, aún seguimos encontrando una fuerza que se resiste al cambio y plantea desde una renovación del lenguaje reconfigurado a través de la poética de la cotidianidad, una salida a la supuesta crisis, mediante el rito mágico de la palabra que encanta, la palabra vuelta hechizo que regresa a nosotros convertida en música, melodía,  letra de canción o cualquier otra posibilidad del lenguaje que genere acercamiento con el mundo y su necesidad de entenderlo.

Siempre será reconfortante saber que hay compositores, como Rosendo Romero y como Fernando Meneses, quienes continúan proponiendo la reconfiguración del lenguaje a través de la metáfora, sin renunciar a esa relación  con la naturaleza, siempre transfigurada hacia el cuerpo de la mujer como la mejor cartografía de la piel en la que  pueden trazar el mapa, que describa el mañana del vallenato, siempre y cuando la búsqueda poética se constituya en una reescritura del discurso amoroso que ve en el paisaje hecho mujer una oportunidad imperecedera de narrar de la mano de la poesía.

Temáticas como el amor, han sido estructuradores fundamentales de la poética de Meneses, en las que se revela, un talento para dibujar con olores, sabores, colores y texturas,  la imagen de la mujer, mediante  la estrecha relación entre el erotismo y la naturaleza, siempre  como un espectador que compara elementos naturales como el río, la montaña, la tierra mojada, la sierra, la hormiga culona, los helechos etc., para convertirse en un eterno  voyerista  que justifica su existencia en el amor por la mujer.

El amor y el erotismo a pesar de ser conceptos diferentes,en Meneses, son complementarios; el amor que elige a su objeto, para convertirlo en sujeto que va más allá del cuerpo: ve en sus ojos la oportunidad para entrar a explorar el resto del cuerpo así lo expresa en la canciónMás enamorado que nunca:Tus ojos no tienen color/ tus ojos tienen dimensiónla dimensión del mundo/Tus ojos dos océanos son/y bien repletitos de amor/ y como el mar profundos

El erotismo vive en lo nuevo, en la necesidad de recrear el acercamiento. Es allí donde empiezan a surgir las imágenes eróticas dentro del texto musical de Fernando Meneses; un encuentro entre un mundo hembra y un mundo macho en donde el acercamiento se humaniza  a través del juego de la imaginación; el erotismo aquí se transforma en metáfora fresca cuyo puente resulta siendo una poesía sensorial contenida en un paisaje que da paso a los deseos de habitar en el cuerpo de la mujer.

Columnista
5 noviembre, 2013

Fernando Meneses, poesía desde los sentidos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Oscar Ariza Daza

Pese a las acusaciones de que las composiciones vallenatas están en crisis, aún seguimos encontrando una fuerza que se resiste al cambio y plantea desde una renovación del lenguaje reconfigurado a través de la poética de la cotidianidad, una salida a la supuesta crisis, mediante el rito mágico de la palabra que encanta, la palabra vuelta hechizo que regresa a nosotros convertida en música, melodía, letra de canción o cualquier otra posibilidad del lenguaje que genere acercamiento con el mundo y su necesidad de entenderlo.


Por Oscar Ariza Daza

Pese a las acusaciones de que las composiciones vallenatas están en crisis, aún seguimos encontrando una fuerza que se resiste al cambio y plantea desde una renovación del lenguaje reconfigurado a través de la poética de la cotidianidad, una salida a la supuesta crisis, mediante el rito mágico de la palabra que encanta, la palabra vuelta hechizo que regresa a nosotros convertida en música, melodía,  letra de canción o cualquier otra posibilidad del lenguaje que genere acercamiento con el mundo y su necesidad de entenderlo.

Siempre será reconfortante saber que hay compositores, como Rosendo Romero y como Fernando Meneses, quienes continúan proponiendo la reconfiguración del lenguaje a través de la metáfora, sin renunciar a esa relación  con la naturaleza, siempre transfigurada hacia el cuerpo de la mujer como la mejor cartografía de la piel en la que  pueden trazar el mapa, que describa el mañana del vallenato, siempre y cuando la búsqueda poética se constituya en una reescritura del discurso amoroso que ve en el paisaje hecho mujer una oportunidad imperecedera de narrar de la mano de la poesía.

Temáticas como el amor, han sido estructuradores fundamentales de la poética de Meneses, en las que se revela, un talento para dibujar con olores, sabores, colores y texturas,  la imagen de la mujer, mediante  la estrecha relación entre el erotismo y la naturaleza, siempre  como un espectador que compara elementos naturales como el río, la montaña, la tierra mojada, la sierra, la hormiga culona, los helechos etc., para convertirse en un eterno  voyerista  que justifica su existencia en el amor por la mujer.

El amor y el erotismo a pesar de ser conceptos diferentes,en Meneses, son complementarios; el amor que elige a su objeto, para convertirlo en sujeto que va más allá del cuerpo: ve en sus ojos la oportunidad para entrar a explorar el resto del cuerpo así lo expresa en la canciónMás enamorado que nunca:Tus ojos no tienen color/ tus ojos tienen dimensiónla dimensión del mundo/Tus ojos dos océanos son/y bien repletitos de amor/ y como el mar profundos

El erotismo vive en lo nuevo, en la necesidad de recrear el acercamiento. Es allí donde empiezan a surgir las imágenes eróticas dentro del texto musical de Fernando Meneses; un encuentro entre un mundo hembra y un mundo macho en donde el acercamiento se humaniza  a través del juego de la imaginación; el erotismo aquí se transforma en metáfora fresca cuyo puente resulta siendo una poesía sensorial contenida en un paisaje que da paso a los deseos de habitar en el cuerpo de la mujer.