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Columnista - 13 septiembre, 2017

Hace falta el Papa en Colombia

No se había ido el Papa y ya nos hace falta a millones de colombianos, por mi hubiese preferido que se quedara aquí toda la vida, porque en estos cinco días hemos sentido un cambio, algo pasó desde que llegó el Papa a Colombia y seguramente sus enseñanzas harán cambiar a muchos. Francisco desgranó poco […]

No se había ido el Papa y ya nos hace falta a millones de colombianos, por mi hubiese preferido que se quedara aquí toda la vida, porque en estos cinco días hemos sentido un cambio, algo pasó desde que llegó el Papa a Colombia y seguramente sus enseñanzas harán cambiar a muchos.

Francisco desgranó poco a poco su catolicismo y su fe religiosa. Pronunció frases sencillas, llenas de verdades y muy tangibles. Dijo: “Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esto no se hace solo con algunos de pura sangre, en un país todos tienen cabida”. Fue directa a los políticos, gobernantes y funcionarios del Estado.

Una sociedad que no sea proclive a la corrupción (entonces no es en Colombia, porque aquí se han robado todo: hospitales, escuelas y colegios, universidades, alimentos para los niños, viviendas, las carreteras y hasta la vida de muchos colombianos.

Sociedad integrada por familias, por personas,” todos somos iguales”, dijo el Papa, pero parecía que se refería a otro planeta, porque aquí en Colombia prevalece la anarquía, el yoismo (de López Michelsen) y el grupismo familiar para sus bolsillos.

“Les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren, mírenlos a los ojos y déjense interrogar por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes…”. Tampoco aplica en Colombia esta frase, porque aquí pasa lo contrario. Millones de colombianos deambulan por las calles y los campos clamando salud, vivienda y medicina.

Hace poco se unieron los políticos (gobernadores, alcaldes, congresistas y miembros judiciales, con bandas criminales) y masacraron a miles de colombianos de todos los estratos sociales. La sociedad la desbaratan. “¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes”, (Touraine, Alain 1997).

“Los invito al compromiso, no al cumplo y miento”, esta frase debería estar inserta en la Constitución Nacional y hacer parte del Código Penal con condena a cadena perpetua o la mismísima pena capital para todos aquellos gobernantes que en cuatro años saquean el erario público, acometen obras suntuosas innecesarias y protagonizan dividendos para ellos y sus familias. Hay muchos corruptos sueltos, a los que al parecer la Fiscalía nunca les llegará, esperemos a ver.

“Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero y de reconciliación siempre será un fracaso…”. Se refirió el Papa a las manifestaciones de colombianos, expresidentes, congresistas y políticos enraizados que son contrarios a esa premisa del Papa. El país está saciado e inerme por la actitud de gobiernistas y opositores quienes por el poder le apuestan a la guerra y no a la paz.

Con su ojo “colombiano” por el golpe que recibió en un accidente en su Papa móvil, Francisco no se arrugó y advirtió a secas, pero de manera contundente: “El diablo entra por los bolsillos, siempre” y remató con la frase: “No hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón”, y volvió a hablar de la sociedad, de unión para sacar adelante los colegios, las universidades y el país.

A vuelta de cinco días quedamos sin Papa, ya nos estábamos acostumbrado a él, a su paciencia y exactitud filosófica, a su creciente vocación pastoral, a su brillantez para decir las cosas y a su inconmensurable alocución.

Qué diferencia tan inmensa frente a los demás sacerdotes; en él hay luz, pudor y sobriedad. Francisco nos dejó su estampa inmaculada, lástima que se haya ido, tan lejos de los colombianos que vivimos con él el tiempo de Dios.

“Y por favor, les pido a ustedes que no se les olvide rezar por mí”, dijo. ¡Gracias Francisco! Hasta la próxima semana.

[email protected] @tiochiro.

Por Aquilino Cotes Zuleta

 

 

Columnista
13 septiembre, 2017

Hace falta el Papa en Colombia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

No se había ido el Papa y ya nos hace falta a millones de colombianos, por mi hubiese preferido que se quedara aquí toda la vida, porque en estos cinco días hemos sentido un cambio, algo pasó desde que llegó el Papa a Colombia y seguramente sus enseñanzas harán cambiar a muchos. Francisco desgranó poco […]


No se había ido el Papa y ya nos hace falta a millones de colombianos, por mi hubiese preferido que se quedara aquí toda la vida, porque en estos cinco días hemos sentido un cambio, algo pasó desde que llegó el Papa a Colombia y seguramente sus enseñanzas harán cambiar a muchos.

Francisco desgranó poco a poco su catolicismo y su fe religiosa. Pronunció frases sencillas, llenas de verdades y muy tangibles. Dijo: “Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esto no se hace solo con algunos de pura sangre, en un país todos tienen cabida”. Fue directa a los políticos, gobernantes y funcionarios del Estado.

Una sociedad que no sea proclive a la corrupción (entonces no es en Colombia, porque aquí se han robado todo: hospitales, escuelas y colegios, universidades, alimentos para los niños, viviendas, las carreteras y hasta la vida de muchos colombianos.

Sociedad integrada por familias, por personas,” todos somos iguales”, dijo el Papa, pero parecía que se refería a otro planeta, porque aquí en Colombia prevalece la anarquía, el yoismo (de López Michelsen) y el grupismo familiar para sus bolsillos.

“Les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren, mírenlos a los ojos y déjense interrogar por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes…”. Tampoco aplica en Colombia esta frase, porque aquí pasa lo contrario. Millones de colombianos deambulan por las calles y los campos clamando salud, vivienda y medicina.

Hace poco se unieron los políticos (gobernadores, alcaldes, congresistas y miembros judiciales, con bandas criminales) y masacraron a miles de colombianos de todos los estratos sociales. La sociedad la desbaratan. “¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes”, (Touraine, Alain 1997).

“Los invito al compromiso, no al cumplo y miento”, esta frase debería estar inserta en la Constitución Nacional y hacer parte del Código Penal con condena a cadena perpetua o la mismísima pena capital para todos aquellos gobernantes que en cuatro años saquean el erario público, acometen obras suntuosas innecesarias y protagonizan dividendos para ellos y sus familias. Hay muchos corruptos sueltos, a los que al parecer la Fiscalía nunca les llegará, esperemos a ver.

“Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero y de reconciliación siempre será un fracaso…”. Se refirió el Papa a las manifestaciones de colombianos, expresidentes, congresistas y políticos enraizados que son contrarios a esa premisa del Papa. El país está saciado e inerme por la actitud de gobiernistas y opositores quienes por el poder le apuestan a la guerra y no a la paz.

Con su ojo “colombiano” por el golpe que recibió en un accidente en su Papa móvil, Francisco no se arrugó y advirtió a secas, pero de manera contundente: “El diablo entra por los bolsillos, siempre” y remató con la frase: “No hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón”, y volvió a hablar de la sociedad, de unión para sacar adelante los colegios, las universidades y el país.

A vuelta de cinco días quedamos sin Papa, ya nos estábamos acostumbrado a él, a su paciencia y exactitud filosófica, a su creciente vocación pastoral, a su brillantez para decir las cosas y a su inconmensurable alocución.

Qué diferencia tan inmensa frente a los demás sacerdotes; en él hay luz, pudor y sobriedad. Francisco nos dejó su estampa inmaculada, lástima que se haya ido, tan lejos de los colombianos que vivimos con él el tiempo de Dios.

“Y por favor, les pido a ustedes que no se les olvide rezar por mí”, dijo. ¡Gracias Francisco! Hasta la próxima semana.

[email protected] @tiochiro.

Por Aquilino Cotes Zuleta