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Columnista - 23 noviembre, 2016

El espacio público es de todos

Hasta cuándo dejaremos de escribir sobre este tema, el de ocupación indebida del espacio público que no es un problema nuevo ni es exclusivo de Valledupar, hoy a merced de quienes los explotan económicamente o aprovechan el desorden para cometer toda clase de arbitrariedades. Ante este desafío, hay que evitar el falso dilema que pone […]

Hasta cuándo dejaremos de escribir sobre este tema, el de ocupación indebida del espacio público que no es un problema nuevo ni es exclusivo de Valledupar, hoy a merced de quienes los explotan económicamente o aprovechan el desorden para cometer toda clase de arbitrariedades.

Ante este desafío, hay que evitar el falso dilema que pone a las entidades competentes a decidir ante una política represiva, de persecución implacable a quienes usufructúan plazas, parques, aceras y calles, u optar para mirar para otro lado y delegar sus funciones en obscuros personajes que terminan regulando dicha ocupación mediante la extorsión. Esta última opción además de tolerar el ilícito, nos lleva a ver a peatones arriesgando su vida en la calle al estar ocupado el andén.

Quiero aclarar que el espacio público no tiene que ver sólo con el vendedor informal, también se debe dirigir su mirada a los empapeladores que transforman muros y paredes en muladares asquerosos; a concesionarios, talleres, lavaderos de carros que extendieron sus negocios hasta el andén; a quienes patrocinan vallas y pendones sin permiso y a todo aquel que use el espacio público como propiedad privada.

La actitud no debe ser la persecución, se deben buscar fuentes y espacios que les permitan ejercer su labor con dignidad, pero sin atropellar el derecho de las mayorías. El alcalde está ejerciendo su autoridad en este caso y le solicito no ceje en el esfuerzo que representa devolverle a los vallenatos sus lugares para caminar, con andenes limpios y un mobiliario urbano que no genere miedo y eso se logra con campañas de persuasión, mensajes claros. Valledupar debe empezar a rescatar el sentido de sus bienes colectivos.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Los actuales concejales me tienen decepcionado. Es un concejo invisible. No es posible que un órgano legislativo que debería dar ejemplo de buena gestión se encuentre en un estado de postración en donde la cosa pública se convierte en botín burocrático.

Al Concejo le ha faltado brillo y acción ejecutiva. El perfil de muchos de ellos es bajo. De los tantos que hay sólo cinco o seis dan la talla. Además, hay algunos que además de ser ineptos son fantoches y engreídos, no sé de dónde los sacaron. Quiero hoy proponer lo siguiente: Las motos que retengan las autoridades y que después de seis meses no sean reclamadas deben de entregárselas a la Policía y al Tránsito para que protejan y controlen la seguridad y movilidad en ellas la ciudad. Una persona que en seis meses no reclame su moto no la reclamará nunca. ¿No les parece?

De los personajes exitosos del diario EL PILÓN está Don Pilo, me gusta, no tiene “pelos en la lengua” para cuestionar con argumentos y tampoco para pedir respetuosamente, respuestas y exigir soluciones a problemáticas de nuestra ciudad, sin importar que sean políticos o funcionarios. Las iniciativas de los barrios es su primer plano de información. Este tipo de periodismo nos llena de satisfacción y de verdad que este personaje se parece a Juan Pablo Morón (Secretario de Obras). No sólo en el perfil sino que los dos son pilosos.

Postdata: Para fortalecer el respeto y la cultura ciudadana, se debe considerar la aplicación de la regla “conserve la derecha”, casi nunca las personas aplican esta norma. ¿Hasta cuándo se implementará la semaforización peatonal?

Columnista
23 noviembre, 2016

El espacio público es de todos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Hasta cuándo dejaremos de escribir sobre este tema, el de ocupación indebida del espacio público que no es un problema nuevo ni es exclusivo de Valledupar, hoy a merced de quienes los explotan económicamente o aprovechan el desorden para cometer toda clase de arbitrariedades. Ante este desafío, hay que evitar el falso dilema que pone […]


Hasta cuándo dejaremos de escribir sobre este tema, el de ocupación indebida del espacio público que no es un problema nuevo ni es exclusivo de Valledupar, hoy a merced de quienes los explotan económicamente o aprovechan el desorden para cometer toda clase de arbitrariedades.

Ante este desafío, hay que evitar el falso dilema que pone a las entidades competentes a decidir ante una política represiva, de persecución implacable a quienes usufructúan plazas, parques, aceras y calles, u optar para mirar para otro lado y delegar sus funciones en obscuros personajes que terminan regulando dicha ocupación mediante la extorsión. Esta última opción además de tolerar el ilícito, nos lleva a ver a peatones arriesgando su vida en la calle al estar ocupado el andén.

Quiero aclarar que el espacio público no tiene que ver sólo con el vendedor informal, también se debe dirigir su mirada a los empapeladores que transforman muros y paredes en muladares asquerosos; a concesionarios, talleres, lavaderos de carros que extendieron sus negocios hasta el andén; a quienes patrocinan vallas y pendones sin permiso y a todo aquel que use el espacio público como propiedad privada.

La actitud no debe ser la persecución, se deben buscar fuentes y espacios que les permitan ejercer su labor con dignidad, pero sin atropellar el derecho de las mayorías. El alcalde está ejerciendo su autoridad en este caso y le solicito no ceje en el esfuerzo que representa devolverle a los vallenatos sus lugares para caminar, con andenes limpios y un mobiliario urbano que no genere miedo y eso se logra con campañas de persuasión, mensajes claros. Valledupar debe empezar a rescatar el sentido de sus bienes colectivos.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Los actuales concejales me tienen decepcionado. Es un concejo invisible. No es posible que un órgano legislativo que debería dar ejemplo de buena gestión se encuentre en un estado de postración en donde la cosa pública se convierte en botín burocrático.

Al Concejo le ha faltado brillo y acción ejecutiva. El perfil de muchos de ellos es bajo. De los tantos que hay sólo cinco o seis dan la talla. Además, hay algunos que además de ser ineptos son fantoches y engreídos, no sé de dónde los sacaron. Quiero hoy proponer lo siguiente: Las motos que retengan las autoridades y que después de seis meses no sean reclamadas deben de entregárselas a la Policía y al Tránsito para que protejan y controlen la seguridad y movilidad en ellas la ciudad. Una persona que en seis meses no reclame su moto no la reclamará nunca. ¿No les parece?

De los personajes exitosos del diario EL PILÓN está Don Pilo, me gusta, no tiene “pelos en la lengua” para cuestionar con argumentos y tampoco para pedir respetuosamente, respuestas y exigir soluciones a problemáticas de nuestra ciudad, sin importar que sean políticos o funcionarios. Las iniciativas de los barrios es su primer plano de información. Este tipo de periodismo nos llena de satisfacción y de verdad que este personaje se parece a Juan Pablo Morón (Secretario de Obras). No sólo en el perfil sino que los dos son pilosos.

Postdata: Para fortalecer el respeto y la cultura ciudadana, se debe considerar la aplicación de la regla “conserve la derecha”, casi nunca las personas aplican esta norma. ¿Hasta cuándo se implementará la semaforización peatonal?