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Columnista - 27 marzo, 2010

En defensa de lo nuestro

Por: Hernán Araujo Castro Después de un proceso de observación de algunas situaciones que se vienen presentando en Valledupar he decidido escribir estas líneas para llamar la atención sobre el proceso de deterioro de la ciudad que tenemos como centro habitacional receptor y soporte de nuestras raíces. Hoy nuestra ciudad se caracteriza por tener una […]

Por: Hernán Araujo Castro
Después de un proceso de observación de algunas situaciones que se vienen presentando en Valledupar he decidido escribir estas líneas para llamar la atención sobre el proceso de deterioro de la ciudad que tenemos como centro habitacional receptor y soporte de nuestras raíces. Hoy nuestra ciudad se caracteriza por tener una economía cuyos pilares, en gran medida, se hincan en la informalidad: venta de minutos, gasolina de contrabando, discos compactos piratas, prepagos, mototaxismo y venta de comidas en el sardinel.

Ante este panorama la economía formal, libra una lucha diaria por subsistir: el comercio enfrentado a las ventas callejeras que le invaden el espacio público, dificultando el acceso y compitiendo por los clientes; las estaciones de servicio compitiendo con un número creciente de vendedores callejeros de gasolina; el matadero frigorífico y los expendios de carne, establecidos en la ciudad cumpliendo con todas las exigencia de la ley, compitiendo con una serie de mataderos clandestinos conectados con expendios canalizadores de la carne de los animales sacrificados en estos, la cual es vendida muchas veces en deplorables condiciones de sanidad.
Y para cerrar esta parte del análisis quisiera resaltar la situación que enfrentan las dos empresas formales más grandes que tienen asiento en la ciudad: DPA empresa que registra como proveedores a más de mil doscientos productores de leche, la mayoría pequeños ganaderos que quincenalmente acuden orgullosos a buscar el sustento de sus familias, a gestionar un crédito para pagar el estudio de sus hijos o para mejorar la finca o su vivienda y la Fundación del Festival de la leyenda vallenata, empresa a la que debemos la importancia que hoy ostentan nuestra música y sus cultores en el sentir de los colombianos. Estas dos generan un número destacado de puestos de trabajo directa e indirectamente, en desarrollo de sus actividades permiten una oportunidad de empleo a más de mil personas, anualmente; permiten ingresos significativos a nuestro municipio por concepto de impuestos y generan importantes recursos que circulan y benefician la economía de la región.
A pesar de la importancia que representan para la economía de la región son víctimas del accionar de francotiradores que ubicados en diferentes trincheras y obedeciendo a lo que parece un plan concertado, que busca desprestigiarlas y entorpecer su normal desempeño para beneficio de oscuros intereses de grupos minúsculos de opinión: se camuflan como concejales que sin importarle la suerte de los ganaderos pequeños, han expresado y consideran que es válido constreñir a DPA sin importar si se va de la región, porque el lote que hoy ocupa esta empresa, cualquier constructor con intereses ligados a ellos puede desarrollar un proyecto de vivienda.
Se mimetizan en personas con complejos posando de políticos sin posibilidad de triunfo que toman el tema del Festival vallenato como lema de campaña; se expresan como funcionarios públicos que esperan los días de marzo para cuestionar con refritos la legalidad de la propiedad del Parque, buscando desdibujar el festival y afectar la decisión de patrocinios de las empresas o lo hacen a través de arquitectos foráneos que pretenden desaparecer, utilizando artimañas jurídicas, la tarima Francisco El Hombre desconociendo su importancia histórica.

Mientras estas situaciones se dan en nuestra ciudad, los vallenatos de nacimiento y de adopción asumimos una posición demasiado pasiva, observando el desarrollo del proceso que intenta destruir nuestra cultura, afectar las mayores fuentes formales de trabajo, deteriorando consecuentemente la economía regional y la tranquilidad de la ciudad.

Valledupar tiene unas condiciones ideales para promover el establecimiento de nuevas empresas que mejoren la oferta laboral formal:  ubicada geográficamente a cuatro horas vía terrestre de cualquiera de los puertos marítimos establecidos o por establecer en la Costa Atlántica y del rio Magdalena, conexión terrestre con la red vial más importante del país, buenos servicios públicos, acceso a la red de conectividad de comunicaciones más moderna existente en la nación, buenos suelos y variedad de climas; que nos falta: sentido de pertenencia, decisión para defender lo nuestro y capacidad de gestión, por todo lo anterior invito  a quienes les interese el futuro de la ciudad a reflexionar e intentar la creación de una fundación cuyo objetivo fundamental sea la defensa de lo nuestro.

[email protected]

Columnista
27 marzo, 2010

En defensa de lo nuestro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Araujo Castro

Por: Hernán Araujo Castro Después de un proceso de observación de algunas situaciones que se vienen presentando en Valledupar he decidido escribir estas líneas para llamar la atención sobre el proceso de deterioro de la ciudad que tenemos como centro habitacional receptor y soporte de nuestras raíces. Hoy nuestra ciudad se caracteriza por tener una […]


Por: Hernán Araujo Castro
Después de un proceso de observación de algunas situaciones que se vienen presentando en Valledupar he decidido escribir estas líneas para llamar la atención sobre el proceso de deterioro de la ciudad que tenemos como centro habitacional receptor y soporte de nuestras raíces. Hoy nuestra ciudad se caracteriza por tener una economía cuyos pilares, en gran medida, se hincan en la informalidad: venta de minutos, gasolina de contrabando, discos compactos piratas, prepagos, mototaxismo y venta de comidas en el sardinel.

Ante este panorama la economía formal, libra una lucha diaria por subsistir: el comercio enfrentado a las ventas callejeras que le invaden el espacio público, dificultando el acceso y compitiendo por los clientes; las estaciones de servicio compitiendo con un número creciente de vendedores callejeros de gasolina; el matadero frigorífico y los expendios de carne, establecidos en la ciudad cumpliendo con todas las exigencia de la ley, compitiendo con una serie de mataderos clandestinos conectados con expendios canalizadores de la carne de los animales sacrificados en estos, la cual es vendida muchas veces en deplorables condiciones de sanidad.
Y para cerrar esta parte del análisis quisiera resaltar la situación que enfrentan las dos empresas formales más grandes que tienen asiento en la ciudad: DPA empresa que registra como proveedores a más de mil doscientos productores de leche, la mayoría pequeños ganaderos que quincenalmente acuden orgullosos a buscar el sustento de sus familias, a gestionar un crédito para pagar el estudio de sus hijos o para mejorar la finca o su vivienda y la Fundación del Festival de la leyenda vallenata, empresa a la que debemos la importancia que hoy ostentan nuestra música y sus cultores en el sentir de los colombianos. Estas dos generan un número destacado de puestos de trabajo directa e indirectamente, en desarrollo de sus actividades permiten una oportunidad de empleo a más de mil personas, anualmente; permiten ingresos significativos a nuestro municipio por concepto de impuestos y generan importantes recursos que circulan y benefician la economía de la región.
A pesar de la importancia que representan para la economía de la región son víctimas del accionar de francotiradores que ubicados en diferentes trincheras y obedeciendo a lo que parece un plan concertado, que busca desprestigiarlas y entorpecer su normal desempeño para beneficio de oscuros intereses de grupos minúsculos de opinión: se camuflan como concejales que sin importarle la suerte de los ganaderos pequeños, han expresado y consideran que es válido constreñir a DPA sin importar si se va de la región, porque el lote que hoy ocupa esta empresa, cualquier constructor con intereses ligados a ellos puede desarrollar un proyecto de vivienda.
Se mimetizan en personas con complejos posando de políticos sin posibilidad de triunfo que toman el tema del Festival vallenato como lema de campaña; se expresan como funcionarios públicos que esperan los días de marzo para cuestionar con refritos la legalidad de la propiedad del Parque, buscando desdibujar el festival y afectar la decisión de patrocinios de las empresas o lo hacen a través de arquitectos foráneos que pretenden desaparecer, utilizando artimañas jurídicas, la tarima Francisco El Hombre desconociendo su importancia histórica.

Mientras estas situaciones se dan en nuestra ciudad, los vallenatos de nacimiento y de adopción asumimos una posición demasiado pasiva, observando el desarrollo del proceso que intenta destruir nuestra cultura, afectar las mayores fuentes formales de trabajo, deteriorando consecuentemente la economía regional y la tranquilidad de la ciudad.

Valledupar tiene unas condiciones ideales para promover el establecimiento de nuevas empresas que mejoren la oferta laboral formal:  ubicada geográficamente a cuatro horas vía terrestre de cualquiera de los puertos marítimos establecidos o por establecer en la Costa Atlántica y del rio Magdalena, conexión terrestre con la red vial más importante del país, buenos servicios públicos, acceso a la red de conectividad de comunicaciones más moderna existente en la nación, buenos suelos y variedad de climas; que nos falta: sentido de pertenencia, decisión para defender lo nuestro y capacidad de gestión, por todo lo anterior invito  a quienes les interese el futuro de la ciudad a reflexionar e intentar la creación de una fundación cuyo objetivo fundamental sea la defensa de lo nuestro.

[email protected]