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General - 8 septiembre, 2016

El viejo Valledupar

Una región habitada por la tribu Chimila, donde el cacique Upar era la máxima autoridad del pueblo indígena que habitaba en chozas y que con el pasar el tiempo fue desapareciendo, así era el viejo Valledupar.

Valledupar conserva en un sector importante los más valiosos recuerdos materializados en casitas de bahareque, que simbolizan los libros más antiguos del Valle del Cacique Upar donde la historia se empezó a escribir con barro. Reproducción/EL PILÓN
Valledupar conserva en un sector importante los más valiosos recuerdos materializados en casitas de bahareque, que simbolizan los libros más antiguos del Valle del Cacique Upar donde la historia se empezó a escribir con barro. Reproducción/EL PILÓN

“Viejo Valledupar
Si te volviera a ver
Como tú fuiste ayer
Típico y colonial.
Casitas de bahareque
Con sus palmas caladas
Otras de calicanto y sus tejas coloradas”…

(Estribillo de ‘Viejo Valledupar’, canción de Rodolfo Bolaño)
**
Una región habitada por la tribu Chimila, donde el cacique Upar era la máxima autoridad del pueblo indígena que habitaba en chozas y que con el pasar el tiempo fue desapareciendo, así era el viejo Valledupar.

El nombre de la ciudad se desprende de los valles que conforman las montañas que rodean su entorno y en honor al cacique Upar, quien era el de mayor jerarquía de la tribu. Se decía entonces el Valle de Upar y con el tiempo quedó simplificada en una sola palabra: Valledupar.

“Antes de viajar a Castilla, y estando ya en Santa Marta, Lugo despachó de allá al ya capitán Francisco Salguero para que poblara una ciudad en el Valle de Upar, población y fundación que por entonces no pudiera llevarse a cabo. Sólo en 1550 y por mandato del licenciado Miguel Diez de Armendáriz, el capitán Hernando de Santana fundó allí la ciudad de los Reyes del Valle de Upar”, escribió el cronista Juan Rodríguez Fryle en ‘El Carnero’

Los libros de historia muestran que el gobernador de Santa Marta, Cartagena y otras ciudades, Miguel Díaz, ante la muerte de Rodrigo de Bastidas, nombró en su remplazo a Hernando de Santana y ordenó la fundación de Valledupar, el 6 de enero de 1550, cuya fecha coincidió con la celebración de los Santos Reyes.

“Para el asentamiento de los pobladores Santana escogió la parte septentrional del fértil valle de Upar, bañado por el río Guatapurí, que en el dialecto Chimila significa “agua fría”, quedando instalada en la margen del río”, dice la obra Historia Regional del Valle de Upar, publicada por el colegio Gimnasio del Norte.

Su independencia

El historiador Tomás Darío Gutiérrez en su libro ‘Valledupar, Música de una Historia’ precisa que Valledupar sería la primera de las provincias cercanas que proclamarían el grito de la independencia e impulsarían hasta el final los movimientos de la gesta emancipadora.

“Valledupar como en toda su zona de influencia, prevalecían las grandes haciendas ganaderas, conforme al primer propósito de la corona sobre esta región, pero aún más, hasta bien entrado el presente siglo, la propia ciudad estaba rodeada de haciendas trapicheras en donde, según la tradición oral, aún vigente, se utilizaba en cada una la mano de obra de centenares de trabajadores semi esclavizados como vestigios del pasado reciente”, detalla Gutiérrez.

El estudioso de la historia asegura que Valledupar y los pueblos de su jurisdicción, que se extendían desde El Molino y San Juan hasta Becerril y San Roque, con sus tribus indígenas, a diferencia de las demás provincias, lejos de concebir la cobarde idea de la sumisión perpetua ante la tiranía ibérica, prepararon silencioso el grito de la libertad, que el pueblo confió a la voluntad de sus mejores líderes.

Los integrantes del Cabildo resolvieron preparar la fecha para proclamar la independencia de Valledupar y pegaron carteles de invitación en las calles de la ciudad para que el pueblo atendiera el evento.

El 4 de febrero de 1813, a las 10 de la mañana, el cabildo de Valledupar inició una sesión pública en la que se proclamó la independencia de Valledupar.

Por destacar

Fue María Concepción Loperena de Fernández de Castro, mujer libre, de origen realista, quien puso a disposición de Simón Bolívar 300 caballos de sus haciendas tras el acto de independencia.
“En presencia de todos exijo juramento de fidelidad, y quemo por mis propias manos el retrato y armas de escudo de su majestad, y ordeno en nombre del cabildo de que hablo, poner los pechos valientes al sacrificio en aras de la libertad de los pueblos dirigidos por su excelencia Jorge Tadeo Lozano. En constancia firmo en la ciudad de Valle de Upar, a los cuatro días de febrero de 1813”, así reposa en la Acta de Independencia del Valle de Upar, ubicada en el Centro de Historia del Cesar, desde 1969.

Colonización

En 1559, la población española en Valledupar reportaba 34 “vecinos encomenderos”, todos varones. Las casas eran hechas de paja al igual que la iglesia. Así se establece en ‘La real Academia de la Historia de Madrid’ de Andrés Sotavento.

Según el libro ‘Valledupar Música de una Historia’, de Tomás Darío Gutiérrez , los primeros pobladores fueron: Pedro Limpias, Lope Méndez, Juan de Pinillas, Antón Sánchez, Hernando Montero, Francisco Hernández, Juan Riberos, Rodrigo Sánchez, Alonso Pérez Tolosa, Sebastián García, Alonso Sánchez, Francisco Ruiz, Pedro Aníbal, Cristóbal Gallego, Francisco Rioverde, Marcos Martín, Roy Pérez, Gonzalo Ruíz Tapias, Álvaro de Castro, Juan de Paladines, Manuel López, Lozano Díaz, Andrés Mateos, Juan Gómez, Alonso Dávila, Hernán González, Juan Esteban, Benito Ruíz, Diego Bueno, Pedro Hernández, Juan Martín, Bartolomé Dalva y Diego Franco.

“Valledupar se convirtió en el principal centro de españoles para la época ya que se desarrollaron haciendas para la ganadería y la agricultura. La arquitectura colonial española fue introducida en 1580 con la construcción de casas al estilo barroco por parte del gobernador Lope de Orozco”, detalla el historiador.

Durante el siglo XVII, afirma Gutiérrez, Valledupar tenía cerca de un centenar de habitantes, una reducción que se debió a los constantes ataques de Tupes y Chimilas, además de las migraciones hacia el interior del virreinato. Valledupar contaba con su iglesia parroquial y se construyó el Convento de Santo Domingo.

Para recordar

Luego de la independencia, según los libros de historia, la región entra en un letargo debido a la dependencia política de Santa Marta, la posición geográfica y las diferentes guerras que sufrió Colombia a lo largo de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, cuando se produjo un crecimiento económico sin precedentes a causa de la producción de algodón, que impulsó el crecimiento de la población y el auge cultural del género musical vallenato actual.

Evolución

En 1936, a los 386 años de ser fundada Valledupar, la ciudad solo tenía dos barrios: El Cerezo y el Cañaguate, cabía en veinte manzanas, constaba de cinco carreras, ocho calles, un callejón, la plaza ‘Alfonso López’ y el cementerio central. Así lo rememora Jorge Dangond Daza en su libro ‘Renacimiento de Valledupar’.

“Esta descripción nos dice que Valledupar era un pueblo de cinco mil habitantes donde todo estaba por hacer. Lo preocupante de todo, es que para esa fecha ya era antiguo y su situación no se compadecía con su antigüedad”, subrayó.

Tribus indígenas

En ‘Evocaciones Históricas de Valledupar’, de Ernesto Palencia Caratt, describen a la tribu indígenas que habitaban la región, asegurando que los chimilas se ubicaban en el departamento del Magdalena hasta el municipio de Villanueva, en La Guajira; y por otra, desde Valledupar hasta Tamalameque, incluyendo Chiriguaná y Chimichagua, en el Cesar. Chimila significaba muchedumbre, y en consecuencia formaban una gran nación indígena.

“Ellos manejaban el arco y flechas con bastante precisión. Hacían el papel de traidores, puesto que no salían al descubierto, sino en emboscadas, resguardados de los árboles, desde donde acechaban para saciar sin riesgo el bárbaro apetito de matar a los caminantes. Permanecían en carnes, con sólo un calabacillo en que introducían las partes del órgano genital”, precisa el texto.

Agrega que el cuerpo se lo untaban de una resina llamada bija, con el fin de preservarse de la picada del mosquito y con los adornos del turbante forrado de plumas, pelo largo y suelto sobre el rostro parecían feroces. Sus costumbres eran bárbaras. En los bailes que efectuaban para adorar algún muñeco lo reverenciaban, a la vez que le pedían vaticinios y otras supersticiones.

La nación Chimila la integraban estas tribus, cuyo sistema organizativo tenían operaciones distintas: Garupales, los Poponís, Ariguanies, Eupari, Carriachiles, Chiriguanaes, Tamalamocoes, Alcolados, Socuisgas, Itotos y los Guatapuríes.

“Entre todas esas parcialidades indígenas, la que tuvo mayor importancia en su proceso histórico ha sido la de los Eupari, donde señoreaba el cacique Upar, quien por su temperamento equilibrado en la llegada de los conquistadores Badillo y Alfinger permitió una mejor evolución en esas costumbres, que quedaron acentuadas con la colaboración que logró prestarle a los fundadores Francisco Salguero y Hernando de Santana, por intermedio de su heredero en el mandato de la tribu”, precisa Palencia Caratt.

¿Quién fue el fundador de la ciudad?

Hernando de Santana nació en Zafra, provincia de Bajadoz, en España. Vino a Colombia en la tribulación que trajo a Santa María el gobernador Jerónimo Lebrón en el año de 1541.

¿Sabía usted que…
Actualmente Valledupar está poblada por cerca de 500 mil habitantes, cerca de 230 barrios distribuidos en seis comunas, tiene 25 corregimientos y posee una extensión de 4.993 kilómetros?

¿Sabía usted que…
El 21 de diciembre de 1967, el presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, creó al departamento del Cesar y Valledupar, fue nombrada su capital?

466 años de historia posee Valledupar, una ciudad que posee un valioso centro histórico, que de acuerdo al Ministerio de Cultura urge ser salvaguardado.

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN

General
8 septiembre, 2016

El viejo Valledupar

Una región habitada por la tribu Chimila, donde el cacique Upar era la máxima autoridad del pueblo indígena que habitaba en chozas y que con el pasar el tiempo fue desapareciendo, así era el viejo Valledupar.


Valledupar conserva en un sector importante los más valiosos recuerdos materializados en casitas de bahareque, que simbolizan los libros más antiguos del Valle del Cacique Upar donde la historia se empezó a escribir con barro. Reproducción/EL PILÓN
Valledupar conserva en un sector importante los más valiosos recuerdos materializados en casitas de bahareque, que simbolizan los libros más antiguos del Valle del Cacique Upar donde la historia se empezó a escribir con barro. Reproducción/EL PILÓN

“Viejo Valledupar
Si te volviera a ver
Como tú fuiste ayer
Típico y colonial.
Casitas de bahareque
Con sus palmas caladas
Otras de calicanto y sus tejas coloradas”…

(Estribillo de ‘Viejo Valledupar’, canción de Rodolfo Bolaño)
**
Una región habitada por la tribu Chimila, donde el cacique Upar era la máxima autoridad del pueblo indígena que habitaba en chozas y que con el pasar el tiempo fue desapareciendo, así era el viejo Valledupar.

El nombre de la ciudad se desprende de los valles que conforman las montañas que rodean su entorno y en honor al cacique Upar, quien era el de mayor jerarquía de la tribu. Se decía entonces el Valle de Upar y con el tiempo quedó simplificada en una sola palabra: Valledupar.

“Antes de viajar a Castilla, y estando ya en Santa Marta, Lugo despachó de allá al ya capitán Francisco Salguero para que poblara una ciudad en el Valle de Upar, población y fundación que por entonces no pudiera llevarse a cabo. Sólo en 1550 y por mandato del licenciado Miguel Diez de Armendáriz, el capitán Hernando de Santana fundó allí la ciudad de los Reyes del Valle de Upar”, escribió el cronista Juan Rodríguez Fryle en ‘El Carnero’

Los libros de historia muestran que el gobernador de Santa Marta, Cartagena y otras ciudades, Miguel Díaz, ante la muerte de Rodrigo de Bastidas, nombró en su remplazo a Hernando de Santana y ordenó la fundación de Valledupar, el 6 de enero de 1550, cuya fecha coincidió con la celebración de los Santos Reyes.

“Para el asentamiento de los pobladores Santana escogió la parte septentrional del fértil valle de Upar, bañado por el río Guatapurí, que en el dialecto Chimila significa “agua fría”, quedando instalada en la margen del río”, dice la obra Historia Regional del Valle de Upar, publicada por el colegio Gimnasio del Norte.

Su independencia

El historiador Tomás Darío Gutiérrez en su libro ‘Valledupar, Música de una Historia’ precisa que Valledupar sería la primera de las provincias cercanas que proclamarían el grito de la independencia e impulsarían hasta el final los movimientos de la gesta emancipadora.

“Valledupar como en toda su zona de influencia, prevalecían las grandes haciendas ganaderas, conforme al primer propósito de la corona sobre esta región, pero aún más, hasta bien entrado el presente siglo, la propia ciudad estaba rodeada de haciendas trapicheras en donde, según la tradición oral, aún vigente, se utilizaba en cada una la mano de obra de centenares de trabajadores semi esclavizados como vestigios del pasado reciente”, detalla Gutiérrez.

El estudioso de la historia asegura que Valledupar y los pueblos de su jurisdicción, que se extendían desde El Molino y San Juan hasta Becerril y San Roque, con sus tribus indígenas, a diferencia de las demás provincias, lejos de concebir la cobarde idea de la sumisión perpetua ante la tiranía ibérica, prepararon silencioso el grito de la libertad, que el pueblo confió a la voluntad de sus mejores líderes.

Los integrantes del Cabildo resolvieron preparar la fecha para proclamar la independencia de Valledupar y pegaron carteles de invitación en las calles de la ciudad para que el pueblo atendiera el evento.

El 4 de febrero de 1813, a las 10 de la mañana, el cabildo de Valledupar inició una sesión pública en la que se proclamó la independencia de Valledupar.

Por destacar

Fue María Concepción Loperena de Fernández de Castro, mujer libre, de origen realista, quien puso a disposición de Simón Bolívar 300 caballos de sus haciendas tras el acto de independencia.
“En presencia de todos exijo juramento de fidelidad, y quemo por mis propias manos el retrato y armas de escudo de su majestad, y ordeno en nombre del cabildo de que hablo, poner los pechos valientes al sacrificio en aras de la libertad de los pueblos dirigidos por su excelencia Jorge Tadeo Lozano. En constancia firmo en la ciudad de Valle de Upar, a los cuatro días de febrero de 1813”, así reposa en la Acta de Independencia del Valle de Upar, ubicada en el Centro de Historia del Cesar, desde 1969.

Colonización

En 1559, la población española en Valledupar reportaba 34 “vecinos encomenderos”, todos varones. Las casas eran hechas de paja al igual que la iglesia. Así se establece en ‘La real Academia de la Historia de Madrid’ de Andrés Sotavento.

Según el libro ‘Valledupar Música de una Historia’, de Tomás Darío Gutiérrez , los primeros pobladores fueron: Pedro Limpias, Lope Méndez, Juan de Pinillas, Antón Sánchez, Hernando Montero, Francisco Hernández, Juan Riberos, Rodrigo Sánchez, Alonso Pérez Tolosa, Sebastián García, Alonso Sánchez, Francisco Ruiz, Pedro Aníbal, Cristóbal Gallego, Francisco Rioverde, Marcos Martín, Roy Pérez, Gonzalo Ruíz Tapias, Álvaro de Castro, Juan de Paladines, Manuel López, Lozano Díaz, Andrés Mateos, Juan Gómez, Alonso Dávila, Hernán González, Juan Esteban, Benito Ruíz, Diego Bueno, Pedro Hernández, Juan Martín, Bartolomé Dalva y Diego Franco.

“Valledupar se convirtió en el principal centro de españoles para la época ya que se desarrollaron haciendas para la ganadería y la agricultura. La arquitectura colonial española fue introducida en 1580 con la construcción de casas al estilo barroco por parte del gobernador Lope de Orozco”, detalla el historiador.

Durante el siglo XVII, afirma Gutiérrez, Valledupar tenía cerca de un centenar de habitantes, una reducción que se debió a los constantes ataques de Tupes y Chimilas, además de las migraciones hacia el interior del virreinato. Valledupar contaba con su iglesia parroquial y se construyó el Convento de Santo Domingo.

Para recordar

Luego de la independencia, según los libros de historia, la región entra en un letargo debido a la dependencia política de Santa Marta, la posición geográfica y las diferentes guerras que sufrió Colombia a lo largo de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, cuando se produjo un crecimiento económico sin precedentes a causa de la producción de algodón, que impulsó el crecimiento de la población y el auge cultural del género musical vallenato actual.

Evolución

En 1936, a los 386 años de ser fundada Valledupar, la ciudad solo tenía dos barrios: El Cerezo y el Cañaguate, cabía en veinte manzanas, constaba de cinco carreras, ocho calles, un callejón, la plaza ‘Alfonso López’ y el cementerio central. Así lo rememora Jorge Dangond Daza en su libro ‘Renacimiento de Valledupar’.

“Esta descripción nos dice que Valledupar era un pueblo de cinco mil habitantes donde todo estaba por hacer. Lo preocupante de todo, es que para esa fecha ya era antiguo y su situación no se compadecía con su antigüedad”, subrayó.

Tribus indígenas

En ‘Evocaciones Históricas de Valledupar’, de Ernesto Palencia Caratt, describen a la tribu indígenas que habitaban la región, asegurando que los chimilas se ubicaban en el departamento del Magdalena hasta el municipio de Villanueva, en La Guajira; y por otra, desde Valledupar hasta Tamalameque, incluyendo Chiriguaná y Chimichagua, en el Cesar. Chimila significaba muchedumbre, y en consecuencia formaban una gran nación indígena.

“Ellos manejaban el arco y flechas con bastante precisión. Hacían el papel de traidores, puesto que no salían al descubierto, sino en emboscadas, resguardados de los árboles, desde donde acechaban para saciar sin riesgo el bárbaro apetito de matar a los caminantes. Permanecían en carnes, con sólo un calabacillo en que introducían las partes del órgano genital”, precisa el texto.

Agrega que el cuerpo se lo untaban de una resina llamada bija, con el fin de preservarse de la picada del mosquito y con los adornos del turbante forrado de plumas, pelo largo y suelto sobre el rostro parecían feroces. Sus costumbres eran bárbaras. En los bailes que efectuaban para adorar algún muñeco lo reverenciaban, a la vez que le pedían vaticinios y otras supersticiones.

La nación Chimila la integraban estas tribus, cuyo sistema organizativo tenían operaciones distintas: Garupales, los Poponís, Ariguanies, Eupari, Carriachiles, Chiriguanaes, Tamalamocoes, Alcolados, Socuisgas, Itotos y los Guatapuríes.

“Entre todas esas parcialidades indígenas, la que tuvo mayor importancia en su proceso histórico ha sido la de los Eupari, donde señoreaba el cacique Upar, quien por su temperamento equilibrado en la llegada de los conquistadores Badillo y Alfinger permitió una mejor evolución en esas costumbres, que quedaron acentuadas con la colaboración que logró prestarle a los fundadores Francisco Salguero y Hernando de Santana, por intermedio de su heredero en el mandato de la tribu”, precisa Palencia Caratt.

¿Quién fue el fundador de la ciudad?

Hernando de Santana nació en Zafra, provincia de Bajadoz, en España. Vino a Colombia en la tribulación que trajo a Santa María el gobernador Jerónimo Lebrón en el año de 1541.

¿Sabía usted que…
Actualmente Valledupar está poblada por cerca de 500 mil habitantes, cerca de 230 barrios distribuidos en seis comunas, tiene 25 corregimientos y posee una extensión de 4.993 kilómetros?

¿Sabía usted que…
El 21 de diciembre de 1967, el presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, creó al departamento del Cesar y Valledupar, fue nombrada su capital?

466 años de historia posee Valledupar, una ciudad que posee un valioso centro histórico, que de acuerdo al Ministerio de Cultura urge ser salvaguardado.

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN