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Editorial - 10 abril, 2018

El pacto de La Victoria

Hace unos días ocurrió un hecho en la Serranía del Perijá, con eco noticioso, pero con un significado importante en el ámbito de la reconciliación y la paz de esta zona, que no queremos dejar guardar en el baúl de los recuerdos. Se trata el Pacto de Confianza por el Desarrollo, la Convivencia y la […]

Hace unos días ocurrió un hecho en la Serranía del Perijá, con eco noticioso, pero con un significado importante en el ámbito de la reconciliación y la paz de esta zona, que no queremos dejar guardar en el baúl de los recuerdos. Se trata el Pacto de Confianza por el Desarrollo, la Convivencia y la Paz La Victoria de San Isidro, corregimiento del municipio de La Jagua de Ibirico.

Así como hace más de dos décadas EL PILÓN informó sobre las masacres despiadadas que los grupos armados (guerrillas y paramilitares) cometían en el Perijá, algunas que nunca trascendieron ante la opinión público, hoy debemos reconocer el esfuerzo y el compromiso de esta comunidad asentada en medio de la tierra fértil y las minas de carbón del centro minero del Cesar.

Son más de 280 familias que firmaron este pacto, integradas en las Asociaciones Comunitarias ‘El Renacer de La Victoria’ y ‘La Unión del Campo’, luego del trabajo iniciado en el año 2016 con el Grupo Prodeco y en alianza con el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, que apoya a esta comunidad en un proceso de fortalecimiento de capacidades organizativas y empresariales para promover la participación ciudadana y el desarrollo local sostenible de este corregimiento.

Este es un pacto de confianza, de respeto, de unidad, de reconciliación, de acercamiento entre los campesinos, las mujeres, jóvenes y niños, con las empresas mineras, con la institucionalidad, a la que veían lejana, pero con la que ahora comparten sus sueños y proyectos.

La Victoria de San Isidro es un pueblo que sufrió mucho por culpa del conflicto armado, sus habitantes fueron testigos de las crueldades de la guerra, por las que habían perdido la esperanza. Hoy el ambiente en las calles de esta bonita población asentada en la falda de la Serranía del Perijá, es de armonía, donde el único interés que reina es el de pertenecer a uno de los proyectos productivos que los llevará al desarrollo. Para eso cuentan con el Plan de Desarrollo local, para el que entregaron capital semilla a 13 iniciativas empresariales de ese corregimiento.

Este es un pacto de victoria, una muestra del renacimiento del espíritu comunitario de La Victoria, un ejemplo que pueden emular otros corregimientos de La Jagua de Ibirico, un municipio que puso una alta cuota de dolor en el conflicto armado. Que vengan muchos pactos más en el Cesar para que crezca el tejido de la reconciliación y la paz.

Editorial
10 abril, 2018

El pacto de La Victoria

Hace unos días ocurrió un hecho en la Serranía del Perijá, con eco noticioso, pero con un significado importante en el ámbito de la reconciliación y la paz de esta zona, que no queremos dejar guardar en el baúl de los recuerdos. Se trata el Pacto de Confianza por el Desarrollo, la Convivencia y la […]


Hace unos días ocurrió un hecho en la Serranía del Perijá, con eco noticioso, pero con un significado importante en el ámbito de la reconciliación y la paz de esta zona, que no queremos dejar guardar en el baúl de los recuerdos. Se trata el Pacto de Confianza por el Desarrollo, la Convivencia y la Paz La Victoria de San Isidro, corregimiento del municipio de La Jagua de Ibirico.

Así como hace más de dos décadas EL PILÓN informó sobre las masacres despiadadas que los grupos armados (guerrillas y paramilitares) cometían en el Perijá, algunas que nunca trascendieron ante la opinión público, hoy debemos reconocer el esfuerzo y el compromiso de esta comunidad asentada en medio de la tierra fértil y las minas de carbón del centro minero del Cesar.

Son más de 280 familias que firmaron este pacto, integradas en las Asociaciones Comunitarias ‘El Renacer de La Victoria’ y ‘La Unión del Campo’, luego del trabajo iniciado en el año 2016 con el Grupo Prodeco y en alianza con el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar, que apoya a esta comunidad en un proceso de fortalecimiento de capacidades organizativas y empresariales para promover la participación ciudadana y el desarrollo local sostenible de este corregimiento.

Este es un pacto de confianza, de respeto, de unidad, de reconciliación, de acercamiento entre los campesinos, las mujeres, jóvenes y niños, con las empresas mineras, con la institucionalidad, a la que veían lejana, pero con la que ahora comparten sus sueños y proyectos.

La Victoria de San Isidro es un pueblo que sufrió mucho por culpa del conflicto armado, sus habitantes fueron testigos de las crueldades de la guerra, por las que habían perdido la esperanza. Hoy el ambiente en las calles de esta bonita población asentada en la falda de la Serranía del Perijá, es de armonía, donde el único interés que reina es el de pertenecer a uno de los proyectos productivos que los llevará al desarrollo. Para eso cuentan con el Plan de Desarrollo local, para el que entregaron capital semilla a 13 iniciativas empresariales de ese corregimiento.

Este es un pacto de victoria, una muestra del renacimiento del espíritu comunitario de La Victoria, un ejemplo que pueden emular otros corregimientos de La Jagua de Ibirico, un municipio que puso una alta cuota de dolor en el conflicto armado. Que vengan muchos pactos más en el Cesar para que crezca el tejido de la reconciliación y la paz.