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Columnista - 26 marzo, 2013

El caos vehicular

Como ejemplo citaré las columnas de opinión publicadas en este diario, una del pasado martes 12 de este mes y escrita por Alberto Herazo Palmera, (ver columna) quien por enésima vez, trata el tema y se queda corto en la enumeración de los sitios afectados...

Por Jaime Palmera Pineda

Hay una queja recurrente en Valledupar: el caos del transporte vehicular.

Como ejemplo citaré las columnas de opinión publicadas en este diario, una del pasado martes 12 de este mes y escrita por Alberto Herazo Palmera, (ver columna) quien por enésima vez, trata el tema y se queda corto en la enumeración de los sitios afectados y otra del 26 de octubre del año pasado escrita por mi querido amigo José Aponte

Igual como se quejan ellos, todos en la ciudad hablan sobre este tema y sus opiniones varían según como le va a cada uno con el problema, citan causas y aportan soluciones. Creo que estamos aceptando que la fiebre está en las sábanas.

La mayor causa es el desorden urbano permitido por la Oficina de Planeación Municipal, desde sus inicios e incesablemente, tanto por acción u omisión de funcionarios públicos como por arquitectos, ingenieros, constructores, en fin todo aquel que solicita o imparte un permiso de construcción, sin olvidar los desarrollos originados en la invasión de terrenos que nunca solicitaron un permiso por obvias razones. El que este libre de este pecado que tire la primera piedra. Las normas expedidas por esta oficina o no se cumplen o se cumplen a medias en gran medida. Próximamente ampliaré este punto.

Ejemplos: el caso de IPS (clínicas, hospitales y farmacias) que no cuentan siquiera con un adecuado lugar para estacionar sus ambulancias y mucho menos con parqueaderos para usuarios y empleados; el otro son las instalaciones educativas como las universidades que, excepto la Universidad Popular del Cesar, tienen sus instalaciones académicas en sectores que no cuentan con la infraestructura necesaria para su funcionamiento y no ofrecen áreas para estacionar vehículos, sean del cuerpo administrativo y sus profesores o para los estudiantes. Los colegios, especialmente los particulares, funcionan de la misma manera con el agravante de que el horario de actividades es igual para todos, lo que lleva a que a las horas de entrada y salida de los estudiantes, los alumnos son recogidos en carros particulares que forman una gran congestión en las vías aledañas a sus sedes.

Si la reglamentación urbana se cumpliera y respetara no existiría el problema que tratamos. La solución que propongo es reordenar la ciudad y para ello se necesita que la autoridad competente haga cumplir las normas. Aplicándolas en las universidades que funcionan en el centro de la ciudad, más aun, dentro del centro histórico, estaríamos descongestionando esa zona. Y así, sucesivamente con otros servicios como los de la salud o los públicos, llegaríamos a ver que el problema no es la falta de vías o el exceso de automóviles y motos en ellas porque el colapso vehicular se eliminará cuando la gente no se desplace a un mismo tiempo a un punto común.

Recordemos que en esta era de la informática ya no es necesario ir a un sitio ya que ese sitio llega a uno a través del computador para, por ejemplo, pagar una cuenta del servicio de luz, agua o teléfono. Ya hay en Valledupar muchas empresas que funcionan así y se deben estimular aquellas que aun no cuentan con ese servicio.

Exigirle a todos los que cumplan con lo dispuesto por las normas es obligatorio para la Alcaldía Municipal, que estamos esperando?

 

Columnista
26 marzo, 2013

El caos vehicular

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Palmera Pineda

Como ejemplo citaré las columnas de opinión publicadas en este diario, una del pasado martes 12 de este mes y escrita por Alberto Herazo Palmera, (ver columna) quien por enésima vez, trata el tema y se queda corto en la enumeración de los sitios afectados...


Por Jaime Palmera Pineda

Hay una queja recurrente en Valledupar: el caos del transporte vehicular.

Como ejemplo citaré las columnas de opinión publicadas en este diario, una del pasado martes 12 de este mes y escrita por Alberto Herazo Palmera, (ver columna) quien por enésima vez, trata el tema y se queda corto en la enumeración de los sitios afectados y otra del 26 de octubre del año pasado escrita por mi querido amigo José Aponte

Igual como se quejan ellos, todos en la ciudad hablan sobre este tema y sus opiniones varían según como le va a cada uno con el problema, citan causas y aportan soluciones. Creo que estamos aceptando que la fiebre está en las sábanas.

La mayor causa es el desorden urbano permitido por la Oficina de Planeación Municipal, desde sus inicios e incesablemente, tanto por acción u omisión de funcionarios públicos como por arquitectos, ingenieros, constructores, en fin todo aquel que solicita o imparte un permiso de construcción, sin olvidar los desarrollos originados en la invasión de terrenos que nunca solicitaron un permiso por obvias razones. El que este libre de este pecado que tire la primera piedra. Las normas expedidas por esta oficina o no se cumplen o se cumplen a medias en gran medida. Próximamente ampliaré este punto.

Ejemplos: el caso de IPS (clínicas, hospitales y farmacias) que no cuentan siquiera con un adecuado lugar para estacionar sus ambulancias y mucho menos con parqueaderos para usuarios y empleados; el otro son las instalaciones educativas como las universidades que, excepto la Universidad Popular del Cesar, tienen sus instalaciones académicas en sectores que no cuentan con la infraestructura necesaria para su funcionamiento y no ofrecen áreas para estacionar vehículos, sean del cuerpo administrativo y sus profesores o para los estudiantes. Los colegios, especialmente los particulares, funcionan de la misma manera con el agravante de que el horario de actividades es igual para todos, lo que lleva a que a las horas de entrada y salida de los estudiantes, los alumnos son recogidos en carros particulares que forman una gran congestión en las vías aledañas a sus sedes.

Si la reglamentación urbana se cumpliera y respetara no existiría el problema que tratamos. La solución que propongo es reordenar la ciudad y para ello se necesita que la autoridad competente haga cumplir las normas. Aplicándolas en las universidades que funcionan en el centro de la ciudad, más aun, dentro del centro histórico, estaríamos descongestionando esa zona. Y así, sucesivamente con otros servicios como los de la salud o los públicos, llegaríamos a ver que el problema no es la falta de vías o el exceso de automóviles y motos en ellas porque el colapso vehicular se eliminará cuando la gente no se desplace a un mismo tiempo a un punto común.

Recordemos que en esta era de la informática ya no es necesario ir a un sitio ya que ese sitio llega a uno a través del computador para, por ejemplo, pagar una cuenta del servicio de luz, agua o teléfono. Ya hay en Valledupar muchas empresas que funcionan así y se deben estimular aquellas que aun no cuentan con ese servicio.

Exigirle a todos los que cumplan con lo dispuesto por las normas es obligatorio para la Alcaldía Municipal, que estamos esperando?