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Columnista - 10 mayo, 2018

Ecología e historia de la Sierra Nevada (zona suroriental)

Parte II Obviamente, los procesos de integración nacional a los cuales se ha visto abocada Colombia desde el siglo pasado, también juegan un papel clave pero subordinado al contexto internacional; de allí que internamente nuestro país se subdivida en regiones desarrolladas (o centrales) y subdesarrolladas (o periféricas). Esta somera explicación solo pretende por ahora ligar […]

Parte II

Obviamente, los procesos de integración nacional a los cuales se ha visto abocada Colombia desde el siglo pasado, también juegan un papel clave pero subordinado al contexto internacional; de allí que internamente nuestro país se subdivida en regiones desarrolladas (o centrales) y subdesarrolladas (o periféricas).

Esta somera explicación solo pretende por ahora ligar conceptualmente los procesos culturales regionales que requiere un contexto explicativo mayor. No ahonda en detalles y acontecimientos específicos (Como por ejemplo, el momento en que se introdujeron ciertos cultivos o determinadas herramientas); solo trata de caracterizar a cada época por sus ecotécnicas ligadas estas a ciertos fines económicos y a cierta actitud ante el ambiente, de examinar los efectos de dichas ecotécnicas sobre la demografía y sobre los ecosistemas y de mostrar la coherencia de las transformaciones en el manejo ambiental dentro del marco de estrategias económicas y globales a veces externas a veces no.

Digamos que el escenario y su problemática en el macizo o Sierra Nevada de Santa Marta es una región sumamente compleja y variada tanto por su estructura natural como por su composición étnica. Su extraordinaria altura le permite ser al tiempo el clímax vertical de Colombia (Pico Simón Bolívar 5.780 mts sobre el nivel del mar) y la montaña más alta del planeta. Entre las playas caribeñas y las cumbres nevadas se encuentran, al decir del geógrafo Ernesto Guhl (1950, citado por IGAC en 1972) todos los ecosistemas propios de las regiones tropicales montañosas lo cual implica variaciones de las formas adaptativas de especies vegetales y animales. El área basal de la pirámide que forma la Sierra estuvo cubierta de cerrados bosques hasta probablemente la llamada línea escarcha (aproximadamente de 2000 a 2500 mts de altura). Allí empieza a prevalecer el paisaje semi-desértico de la zona del páramo y luego, tras dejar en la tundra a los peludos frailejones y algunas machas de paja queda solo la roca, el hielo, los picos y las lagunas que acumulan las gotas del deshielo, como profundos reservorios. Si la altura es un factor clave en la organización natural del macizo, la colindancia en otras regiones resulta fundamental para comprender las variaciones climáticas que caracterizan a los tres costados de la pirámide. La cara norte o septentrional se alza ante el Mar Caribe; la cara occidental mira hacia el estuario la custre donde el río Magdalena desemboca al Caribe. Estos dos costados son por consiguiente de alta pluviosidad, en relación a la cara oriental que tiene notablemente fronteras más secas, el Desierto de La Guajira y el Valle del Río Cesar. Continuará
*Especializado en gestión ambiental.

Columnista
10 mayo, 2018

Ecología e historia de la Sierra Nevada (zona suroriental)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Parte II Obviamente, los procesos de integración nacional a los cuales se ha visto abocada Colombia desde el siglo pasado, también juegan un papel clave pero subordinado al contexto internacional; de allí que internamente nuestro país se subdivida en regiones desarrolladas (o centrales) y subdesarrolladas (o periféricas). Esta somera explicación solo pretende por ahora ligar […]


Parte II

Obviamente, los procesos de integración nacional a los cuales se ha visto abocada Colombia desde el siglo pasado, también juegan un papel clave pero subordinado al contexto internacional; de allí que internamente nuestro país se subdivida en regiones desarrolladas (o centrales) y subdesarrolladas (o periféricas).

Esta somera explicación solo pretende por ahora ligar conceptualmente los procesos culturales regionales que requiere un contexto explicativo mayor. No ahonda en detalles y acontecimientos específicos (Como por ejemplo, el momento en que se introdujeron ciertos cultivos o determinadas herramientas); solo trata de caracterizar a cada época por sus ecotécnicas ligadas estas a ciertos fines económicos y a cierta actitud ante el ambiente, de examinar los efectos de dichas ecotécnicas sobre la demografía y sobre los ecosistemas y de mostrar la coherencia de las transformaciones en el manejo ambiental dentro del marco de estrategias económicas y globales a veces externas a veces no.

Digamos que el escenario y su problemática en el macizo o Sierra Nevada de Santa Marta es una región sumamente compleja y variada tanto por su estructura natural como por su composición étnica. Su extraordinaria altura le permite ser al tiempo el clímax vertical de Colombia (Pico Simón Bolívar 5.780 mts sobre el nivel del mar) y la montaña más alta del planeta. Entre las playas caribeñas y las cumbres nevadas se encuentran, al decir del geógrafo Ernesto Guhl (1950, citado por IGAC en 1972) todos los ecosistemas propios de las regiones tropicales montañosas lo cual implica variaciones de las formas adaptativas de especies vegetales y animales. El área basal de la pirámide que forma la Sierra estuvo cubierta de cerrados bosques hasta probablemente la llamada línea escarcha (aproximadamente de 2000 a 2500 mts de altura). Allí empieza a prevalecer el paisaje semi-desértico de la zona del páramo y luego, tras dejar en la tundra a los peludos frailejones y algunas machas de paja queda solo la roca, el hielo, los picos y las lagunas que acumulan las gotas del deshielo, como profundos reservorios. Si la altura es un factor clave en la organización natural del macizo, la colindancia en otras regiones resulta fundamental para comprender las variaciones climáticas que caracterizan a los tres costados de la pirámide. La cara norte o septentrional se alza ante el Mar Caribe; la cara occidental mira hacia el estuario la custre donde el río Magdalena desemboca al Caribe. Estos dos costados son por consiguiente de alta pluviosidad, en relación a la cara oriental que tiene notablemente fronteras más secas, el Desierto de La Guajira y el Valle del Río Cesar. Continuará
*Especializado en gestión ambiental.