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Columnista - 24 mayo, 2018

Ecología e historia de la Sierra Nevada (zona suroriental) IV

Dándole continuidad a este serie del tema y para finalizar con esta corta explicación referente a la Sierra, digamos que esta elevación de la demanda interna por el espacio disponible se agudiza con nuevas oleadas de inmigrantes campesinos quienes no aportan nuevos criterios técnicos para el control al problema ambiental sino que aplica los ya […]

Dándole continuidad a este serie del tema y para finalizar con esta corta explicación referente a la Sierra, digamos que esta elevación de la demanda interna por el espacio disponible se agudiza con nuevas oleadas de inmigrantes campesinos quienes no aportan nuevos criterios técnicos para el control al problema ambiental sino que aplica los ya existentes en la zona, si previamente habíamos mencionado la existencia de un consenso ideológico entre indígenas y occidentales, cabe entonces hacerse la pregunta: ¿en qué momento, y porqué se rompió la relación entre el hecho y el dicho?

La evidencia histórica disponible hasta la fecha sugiere que la crisis ecológica de la Sierra sobrevino a partir de los drásticos cambios que entrañó a nivel de recursos, demografía y de cultura, la implantación del colombianismo a partir del siglo XVI. Creemos que la tala demográfica ejercida contra la población aborigen a través de la guerra de conquista y del expolio laboral, fue de tal magnitud que el escaso repoblamiento español en el área del Litoral Caribe Norte Colombiano no alcanzó a compensar el genocidio de esta baja concentración de población, circunstancia que prevaleció en esta zona a lo largo de la colonia, la república y buena parte del siglo XX fue una condición muy propicia para adoptar tecnologías de uso extensivo del suelo, tecnologías que resultaron como se dijo de la fusión de elementos aborígenes e importados.

El papel netamente secundario que jugó esta parte de la Costa Colombia dentro de los planes geopolíticos coloniales y nacionales contribuyó no solo al relativo marginamiento del área sino también a la continuidad de las tecnologías extensivas. Empero, a partir de la segunda mitad del siglo pasado la economía regional ha estado progresivamente ligada a, y definida por, la economía nacional; de allí que se halla desencadenado un proceso de ‘modernización’ en el Caribe y zonas aledañas, urbanización en los asentamientos, colonización de bosques y agricultura mecanizadas en las planicies.

Pero la modernización cultural no conlleva, desgraciadamente la superación de contradicciones ambiental sino la agudización de las mismas, pues la economías rurales, otrora dirigidas hacia el autoabastecimiento, últimamente se encarrilaron hacia el vestigio mercantilista con productos de elevada rentabilidad internacional (café, marihuana y coca), para cuyos cultivos son más actos los frescos climas de la Sierra, el resultado palpable es la aceleración de las colonizaciones y, dado sus especificaciones técnicas del deterioro. Hasta aquí por ahora.

NOTA: Señor Alcalde de Valledupar, no se le olvide continuar su buena obra de operación tapahuecos, la ciudad lo necesita no solo con motivo del Festival Vallenato.

*Especializado en gestión ambiental.

Columnista
24 mayo, 2018

Ecología e historia de la Sierra Nevada (zona suroriental) IV

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Dándole continuidad a este serie del tema y para finalizar con esta corta explicación referente a la Sierra, digamos que esta elevación de la demanda interna por el espacio disponible se agudiza con nuevas oleadas de inmigrantes campesinos quienes no aportan nuevos criterios técnicos para el control al problema ambiental sino que aplica los ya […]


Dándole continuidad a este serie del tema y para finalizar con esta corta explicación referente a la Sierra, digamos que esta elevación de la demanda interna por el espacio disponible se agudiza con nuevas oleadas de inmigrantes campesinos quienes no aportan nuevos criterios técnicos para el control al problema ambiental sino que aplica los ya existentes en la zona, si previamente habíamos mencionado la existencia de un consenso ideológico entre indígenas y occidentales, cabe entonces hacerse la pregunta: ¿en qué momento, y porqué se rompió la relación entre el hecho y el dicho?

La evidencia histórica disponible hasta la fecha sugiere que la crisis ecológica de la Sierra sobrevino a partir de los drásticos cambios que entrañó a nivel de recursos, demografía y de cultura, la implantación del colombianismo a partir del siglo XVI. Creemos que la tala demográfica ejercida contra la población aborigen a través de la guerra de conquista y del expolio laboral, fue de tal magnitud que el escaso repoblamiento español en el área del Litoral Caribe Norte Colombiano no alcanzó a compensar el genocidio de esta baja concentración de población, circunstancia que prevaleció en esta zona a lo largo de la colonia, la república y buena parte del siglo XX fue una condición muy propicia para adoptar tecnologías de uso extensivo del suelo, tecnologías que resultaron como se dijo de la fusión de elementos aborígenes e importados.

El papel netamente secundario que jugó esta parte de la Costa Colombia dentro de los planes geopolíticos coloniales y nacionales contribuyó no solo al relativo marginamiento del área sino también a la continuidad de las tecnologías extensivas. Empero, a partir de la segunda mitad del siglo pasado la economía regional ha estado progresivamente ligada a, y definida por, la economía nacional; de allí que se halla desencadenado un proceso de ‘modernización’ en el Caribe y zonas aledañas, urbanización en los asentamientos, colonización de bosques y agricultura mecanizadas en las planicies.

Pero la modernización cultural no conlleva, desgraciadamente la superación de contradicciones ambiental sino la agudización de las mismas, pues la economías rurales, otrora dirigidas hacia el autoabastecimiento, últimamente se encarrilaron hacia el vestigio mercantilista con productos de elevada rentabilidad internacional (café, marihuana y coca), para cuyos cultivos son más actos los frescos climas de la Sierra, el resultado palpable es la aceleración de las colonizaciones y, dado sus especificaciones técnicas del deterioro. Hasta aquí por ahora.

NOTA: Señor Alcalde de Valledupar, no se le olvide continuar su buena obra de operación tapahuecos, la ciudad lo necesita no solo con motivo del Festival Vallenato.

*Especializado en gestión ambiental.