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Columnista - 20 julio, 2017

El descenso del Alcalde

El título de esta columna no se refiere a las rutas que utiliza el alcalde de Valledupar para llegar a su despacho, es la conclusión revelada por la última encuesta de imagen favorable en la que ubica al señor Augusto Ramírez Uhía con un 49 % de respaldo en la muestra consultada. Esta medición no […]

El título de esta columna no se refiere a las rutas que utiliza el alcalde de Valledupar para llegar a su despacho, es la conclusión revelada por la última encuesta de imagen favorable en la que ubica al señor Augusto Ramírez Uhía con un 49 % de respaldo en la muestra consultada. Esta medición no puede considerarse como positiva para el municipio sobre la base de que una imagen desfavorable del mandatario indica que las cosas no van bien y en año y medio de administración son más las deudas y equivocaciones que los logros obtenidos, sin hablar que ya no pueden hacer uso de la frase que se escuchó al inicio del cuatrienio “victorias tempranas”, de las que nunca se supo cuáles fueron.

El punto que más afecta la imagen del burgomaestre vallenato y que generó su estrepitoso desplome en la encuesta es la seguridad de los ciudadanos; aunque no es un tema fácil y es un fenómeno con el que cada gobierno se raja, las estrategias y las respuestas procedentes del palacio municipal son insuficientes e incorrectas, después del homicidio del señor José Enrique Tejedor Molina en pleno centro de la ciudad ante los gritos de preocupación de los vallenatos, en la Alcaldía se les ocurrió que para exonerar al alcalde de responsabilidad se debía señalar a la Policía Nacional porque permanentemente estos últimos están recibiendo equipos y dotación para enfrentar a los delincuentes; sin lugar a dudas, mal mensaje para todos ya que esto nos indica que no contamos con un gobernante o un “líder” que exija, coordine y proponga tácticas para hacerle frente a los criminales y por el contrario tenemos de alcalde un maniquí que sirve para posar en fotos con los juguetes que compra el municipio, como varios vallenatos lo anotaron en carteleras colgadas en casas del norte, en especial en el barrio Pontevedra.

Otro elemento que incide profundamente en la imagen del actual alcalde son las denuncias que recaen sobre la Oficina de Planeación Municipal, en gran parte presuntamente por no hacerle seguimiento a las construcciones ilegales, generando el temor que en Valledupar se repita una tragedia como la ocurrida en la ciudad de Cartagena en Blas de Lezo, además de serias advertencias de corrupción empotradas en esa dependencia como valiente y públicamente lo ha denunciado el Curador Urbano Primero, Augusto Enrique Orozco Sánchez.

Continuando con otros factores que perjudican al alcalde encontramos su política bandera de cultura ciudadana, hasta el momento el señor Alcalde no ha logrado consolidar su campaña de respeto a las normas de convivencia y por el contrario lo que se percibe en las calles es que es solo otra forma para desperdiciar dineros públicos con altísimo riesgo que sea la excusa perfecta para un acto más de corrupción, para que esos recursos terminen en los bolsillos de terceros. Hasta la fecha no se ven actividades que le den continuidad a ese programa de cultura ciudadana y los efectos positivos no se reflejan en el cambio de hábito de los vallenatos, esto sumado a que quienes lo ejecutan no representan nada en torno a ella, ni siquiera el mismo Alcalde y por citar un ejemplo miremos la movilidad, espacio público, mototaxismo, abuso en las tarifas de transporte público, problemas que hoy han llegado a su máxima expresión.

Por otra parte la cultura es un sector que también produce intranquilidad y son muchas las quejas que se escuchan porque no se están fomentando las expresiones culturales que permitan promover la danza, la poesía, la música distinta al vallenato y congregar a muchos sectores y artistas que puedan hacer su aporte en esta área; para lo que sí existe dinero es para un cuestionable “plan de medios” en el que se destinan millones y millones para simple publicidad inútil de un gobierno que se caracteriza por el despilfarro, el fanatismo religioso como lo consigna el letrero frente a la Terminal de Transportes y los discursos “históricos” pero con poca conexión con el pueblo.

Por Carlos Andrés Añez Maestre

Columnista
20 julio, 2017

El descenso del Alcalde

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

El título de esta columna no se refiere a las rutas que utiliza el alcalde de Valledupar para llegar a su despacho, es la conclusión revelada por la última encuesta de imagen favorable en la que ubica al señor Augusto Ramírez Uhía con un 49 % de respaldo en la muestra consultada. Esta medición no […]


El título de esta columna no se refiere a las rutas que utiliza el alcalde de Valledupar para llegar a su despacho, es la conclusión revelada por la última encuesta de imagen favorable en la que ubica al señor Augusto Ramírez Uhía con un 49 % de respaldo en la muestra consultada. Esta medición no puede considerarse como positiva para el municipio sobre la base de que una imagen desfavorable del mandatario indica que las cosas no van bien y en año y medio de administración son más las deudas y equivocaciones que los logros obtenidos, sin hablar que ya no pueden hacer uso de la frase que se escuchó al inicio del cuatrienio “victorias tempranas”, de las que nunca se supo cuáles fueron.

El punto que más afecta la imagen del burgomaestre vallenato y que generó su estrepitoso desplome en la encuesta es la seguridad de los ciudadanos; aunque no es un tema fácil y es un fenómeno con el que cada gobierno se raja, las estrategias y las respuestas procedentes del palacio municipal son insuficientes e incorrectas, después del homicidio del señor José Enrique Tejedor Molina en pleno centro de la ciudad ante los gritos de preocupación de los vallenatos, en la Alcaldía se les ocurrió que para exonerar al alcalde de responsabilidad se debía señalar a la Policía Nacional porque permanentemente estos últimos están recibiendo equipos y dotación para enfrentar a los delincuentes; sin lugar a dudas, mal mensaje para todos ya que esto nos indica que no contamos con un gobernante o un “líder” que exija, coordine y proponga tácticas para hacerle frente a los criminales y por el contrario tenemos de alcalde un maniquí que sirve para posar en fotos con los juguetes que compra el municipio, como varios vallenatos lo anotaron en carteleras colgadas en casas del norte, en especial en el barrio Pontevedra.

Otro elemento que incide profundamente en la imagen del actual alcalde son las denuncias que recaen sobre la Oficina de Planeación Municipal, en gran parte presuntamente por no hacerle seguimiento a las construcciones ilegales, generando el temor que en Valledupar se repita una tragedia como la ocurrida en la ciudad de Cartagena en Blas de Lezo, además de serias advertencias de corrupción empotradas en esa dependencia como valiente y públicamente lo ha denunciado el Curador Urbano Primero, Augusto Enrique Orozco Sánchez.

Continuando con otros factores que perjudican al alcalde encontramos su política bandera de cultura ciudadana, hasta el momento el señor Alcalde no ha logrado consolidar su campaña de respeto a las normas de convivencia y por el contrario lo que se percibe en las calles es que es solo otra forma para desperdiciar dineros públicos con altísimo riesgo que sea la excusa perfecta para un acto más de corrupción, para que esos recursos terminen en los bolsillos de terceros. Hasta la fecha no se ven actividades que le den continuidad a ese programa de cultura ciudadana y los efectos positivos no se reflejan en el cambio de hábito de los vallenatos, esto sumado a que quienes lo ejecutan no representan nada en torno a ella, ni siquiera el mismo Alcalde y por citar un ejemplo miremos la movilidad, espacio público, mototaxismo, abuso en las tarifas de transporte público, problemas que hoy han llegado a su máxima expresión.

Por otra parte la cultura es un sector que también produce intranquilidad y son muchas las quejas que se escuchan porque no se están fomentando las expresiones culturales que permitan promover la danza, la poesía, la música distinta al vallenato y congregar a muchos sectores y artistas que puedan hacer su aporte en esta área; para lo que sí existe dinero es para un cuestionable “plan de medios” en el que se destinan millones y millones para simple publicidad inútil de un gobierno que se caracteriza por el despilfarro, el fanatismo religioso como lo consigna el letrero frente a la Terminal de Transportes y los discursos “históricos” pero con poca conexión con el pueblo.

Por Carlos Andrés Añez Maestre