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Columnista - 27 marzo, 2017

Dejen tocar a ‘El Pollito’

Como es costumbre en un país de cíclicos escándalos y ante la inminencia de la quincuagésima versión del Festival de la Leyenda Vallenata, este año con el estímulo adicional del cuarto rey de reyes del festival, muchas han sido las discusiones ante la incertidumbre de si dejarán participar o no a Juan David ‘El Pollito’ […]

Como es costumbre en un país de cíclicos escándalos y ante la inminencia de la quincuagésima versión del Festival de la Leyenda Vallenata, este año con el estímulo adicional del cuarto rey de reyes del festival, muchas han sido las discusiones ante la incertidumbre de si dejarán participar o no a Juan David ‘El Pollito’ Herrera, hoy pagando una condena de quince años por el delito de acceso carnal abusivo en concurso con acto sexual abusivo con menor de catorce años.

Los moralistas se rasgan las vestiduras de solo pensarlo, quisieran revivir la sagrada inquisición para limpiar en el fuego de la hoguera la deshonra a una niña de doce años. Los moderados dicen que, si bien es cierta la culpabilidad del reo, la reclusión en las cárceles tiene un componente de resocialización que se confirmaría con la participación activa del acordeonero en el concurso. Mientras los más liberales defienden la tesis de que no hubo acto sexual abusivo como tal, a pesar de la edad de la agredida, sino el desacuerdo a una expresa complacencia entre partes con diferentes intereses, por lo que se le están vulnerando los derechos del músico.

Estas discrepancias se han apoderado de nuestras calles, cualquier esquina es un tertuliadero que entre vetos y apoyos ha ido deformando el sentimiento frente a la calificación jurídica del sujeto, victimizando al victimario, en consonancia con la solidaridad de un grueso número de vallenatos, que independiente a la responsabilidad penal del artista, lo ven como un talento al que hay que darle la oportunidad de participar.

Apartándome de cualquier consideración censurable, muy válidas por demás, creo que todos los seres humanos merecemos una segunda oportunidad a un único error. En lo penal es lo mismo, por eso la resocialización carcelaria en algunos delitos llega incluso a conmutar parte de la condena por estudio o trabajo, más aún en casos donde la especialidad profesional del reo augura actividades de excelente calidad.

En este sentido la historia universal tiene muchas referencias al respecto, Miguel de Cervantes Saavedra escribió la primera parte del Quijote en la cárcel; igual lo hizo el dramaturgo irlandés Oscar Wilde, quien en medio de trabajos forzados plasmó en una obra ladesidia a su anterior filosofía hedonista. Más cerca, el Grupo Bananas grabó en cautiverio apoyados por el Instituto Nacional Penitenciario –Inpec-, incluso haciendo presentaciones extramurales.

Y aún más cerca todavía, recordamos el trabajo discográfico‘Pidiendo Vía’, que cantó Diomedes Díaz, mientras purgaba una condena en la Cárcel Judicial.

En este caso es cierto que el aparato judicial colombiano tuvo justas razones para condenar, pero también lo es, que los derechos ciudadanos no se pierden dentro de una cárcel. Por todas estas razones deberían dejarlo participar y de paso desmontan el carácter de invencible que la normal solidaridad de los pueblos profesa porquienes son excluidos a sombrerazos. Quien más corre no es el que mejor interpreta el vallenato. Así que nada de nervios, dejen tocar a ‘El Pollito’. Un abrazo.

Por Antonio María Araújo Calderón
[email protected]
@antoniomariaA

Columnista
27 marzo, 2017

Dejen tocar a ‘El Pollito’

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Como es costumbre en un país de cíclicos escándalos y ante la inminencia de la quincuagésima versión del Festival de la Leyenda Vallenata, este año con el estímulo adicional del cuarto rey de reyes del festival, muchas han sido las discusiones ante la incertidumbre de si dejarán participar o no a Juan David ‘El Pollito’ […]


Como es costumbre en un país de cíclicos escándalos y ante la inminencia de la quincuagésima versión del Festival de la Leyenda Vallenata, este año con el estímulo adicional del cuarto rey de reyes del festival, muchas han sido las discusiones ante la incertidumbre de si dejarán participar o no a Juan David ‘El Pollito’ Herrera, hoy pagando una condena de quince años por el delito de acceso carnal abusivo en concurso con acto sexual abusivo con menor de catorce años.

Los moralistas se rasgan las vestiduras de solo pensarlo, quisieran revivir la sagrada inquisición para limpiar en el fuego de la hoguera la deshonra a una niña de doce años. Los moderados dicen que, si bien es cierta la culpabilidad del reo, la reclusión en las cárceles tiene un componente de resocialización que se confirmaría con la participación activa del acordeonero en el concurso. Mientras los más liberales defienden la tesis de que no hubo acto sexual abusivo como tal, a pesar de la edad de la agredida, sino el desacuerdo a una expresa complacencia entre partes con diferentes intereses, por lo que se le están vulnerando los derechos del músico.

Estas discrepancias se han apoderado de nuestras calles, cualquier esquina es un tertuliadero que entre vetos y apoyos ha ido deformando el sentimiento frente a la calificación jurídica del sujeto, victimizando al victimario, en consonancia con la solidaridad de un grueso número de vallenatos, que independiente a la responsabilidad penal del artista, lo ven como un talento al que hay que darle la oportunidad de participar.

Apartándome de cualquier consideración censurable, muy válidas por demás, creo que todos los seres humanos merecemos una segunda oportunidad a un único error. En lo penal es lo mismo, por eso la resocialización carcelaria en algunos delitos llega incluso a conmutar parte de la condena por estudio o trabajo, más aún en casos donde la especialidad profesional del reo augura actividades de excelente calidad.

En este sentido la historia universal tiene muchas referencias al respecto, Miguel de Cervantes Saavedra escribió la primera parte del Quijote en la cárcel; igual lo hizo el dramaturgo irlandés Oscar Wilde, quien en medio de trabajos forzados plasmó en una obra ladesidia a su anterior filosofía hedonista. Más cerca, el Grupo Bananas grabó en cautiverio apoyados por el Instituto Nacional Penitenciario –Inpec-, incluso haciendo presentaciones extramurales.

Y aún más cerca todavía, recordamos el trabajo discográfico‘Pidiendo Vía’, que cantó Diomedes Díaz, mientras purgaba una condena en la Cárcel Judicial.

En este caso es cierto que el aparato judicial colombiano tuvo justas razones para condenar, pero también lo es, que los derechos ciudadanos no se pierden dentro de una cárcel. Por todas estas razones deberían dejarlo participar y de paso desmontan el carácter de invencible que la normal solidaridad de los pueblos profesa porquienes son excluidos a sombrerazos. Quien más corre no es el que mejor interpreta el vallenato. Así que nada de nervios, dejen tocar a ‘El Pollito’. Un abrazo.

Por Antonio María Araújo Calderón
[email protected]
@antoniomariaA