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Columnista - 11 septiembre, 2010

Cuando la eficiencia es torpe

Por: Julio Oñate Martínez En mi vida de universitario en una clase de economía referente al concepto de la eficiencia, el catedrático de la materia nos ilustró con el siguiente ejemplo: En una empresa uno de los empleados se quejaba ante el gerente porque su salario solo le fue reajustado en un 5%, en tanto […]

Por: Julio Oñate Martínez

En mi vida de universitario en una clase de economía referente al concepto de la eficiencia, el catedrático de la materia nos ilustró con el siguiente ejemplo: En una empresa uno de los empleados se quejaba ante el gerente porque su salario solo le fue reajustado en un 5%, en tanto que a otros el aumento alcanzaba el 20%.
El jefe enfrentándolo de inmediato le ordenó averiguar el origen de un ruido proveniente de la calle y el empleado muy solicito asomándose por la ventana  le dijo, son unos camiones. Nuevamente el gerente le interrogó de donde vienen?, El empleado fisgoneó y le contestó, vienen de allá abajo. Continuó el gerente, hacían donde van? Otra asomada y la respuesta del empleado, van para allá arriba; bueno y que llevan le insistió el superior, parece que es arroz, replicó el piloso.
El gerente llamo entonces al empleado Martínez uno de los de alto reajuste y le solicitó: averíguame de donde proviene ese ruido en la calle. Martínez salió y regresando a los dos minutos le informó: es una flotilla de camiones de la empresa Unitransco cargados con azúcar que van de Cali para las bodegas de Corabastos en Bogotá, esta mañana paso otro cargamento similar. Dirigiéndose entonces al maqueta el gerente lo aniquiló espetándole, entiende usted el porqué de la diferencia.
Traigo este ejemplo a colación ya que en ciertas ocasiones nos toca enfrentar algunos empleados de establecimientos comerciales que como autómatas cumplen rigurosamente las ordenes del superior sin tener, ni atreverse a tomar la más mínima pizca de iniciativa para resolver cualquier situación en particular que no ponga en riesgo su estabilidad laboral.
Recientemente, me encontraba de compras en Carrefour y por la hora y el poco movimiento sólo funcionaban dos cajas registradoras, era la 1 p.m. Por una luxación en un tobillo aún camino con dificultad y me dirigí a la caja más cercana  ubicada en toda la entrada principal, pues la otra estaba en el extremo opuesto del recinto. No había ningún parroquiano a la vista y al saludar cortésmente a la empleada su respuesta fue: Cuantos artículos trae? Exactamente no lo sé, pero son cerca de una docena le respondí. De inmediato y secamente me disparó, esta caja solamente registra máximo diez productos, así que yo no lo puedo atender, pero en la otra caja mi compañera le resuelve el problema. Amablemente le insistí, no hay nadie en cola, creo que usted puede cobrar diez artículos primero y después me cobra el resto en otra cuenta separada, además tengo problemas con el tobillo y la otra caja está muy lejos, y pienso que el cliente siempre tiene la razón. Con una sonrisita medio perversa me despachó, lo siento señor pero por culpa de un tobillo ajeno yo no voy a exponerme a una sanción.
En el tira y jala se acercó una supervisora y pensé seria mi salvación, pero antes de que yo pudiera articular palabra la cajera le advirtió, el señor trae más de diez artículos y ésta autoritariamente me remitió para la otra registradora machacándome el bendito estribillo, esta caja solo registra diez artículos.
Resignado y cojeando fui al otro lado, cancelé y salí de allí con un complejo de culpa enorme con mil interrogantes en la mente. Será que si esa registradora marca más de diez artículos se traba y suena la alarma y entonces votarían a la pobre empleada y por ende a la supervisora?. Será que se mete uno en problemas con Carrefour por atreverse a comprar más de diez productos?, será que si alguien llega a esa caja con once le toca dejar el de más o le devuelven los diez para el carrito de las compras y que vaya a importunar a otra caja?. Será que si uno llega con menos de diez lo obligan a comprar cosas innecesarias para completas la cifra y así no pasar la pena al ocasionarle un trauma a la empresa?.
Pienso que esa modernísima caja registradora debería estar en manos del gobierno para que su mecanismo pueda ser adaptado a un sistema que no le permita a los corruptos robar más de diez veces, de verdad esto sería una maravilla.
De todas maneras yo volveré a Carrefour, esa esplendida tienda por departamentos, eje principal donde gravita el Centro comercial Guatapuri hoy orgullo de los vallenatos.

Columnista
11 septiembre, 2010

Cuando la eficiencia es torpe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por: Julio Oñate Martínez En mi vida de universitario en una clase de economía referente al concepto de la eficiencia, el catedrático de la materia nos ilustró con el siguiente ejemplo: En una empresa uno de los empleados se quejaba ante el gerente porque su salario solo le fue reajustado en un 5%, en tanto […]


Por: Julio Oñate Martínez

En mi vida de universitario en una clase de economía referente al concepto de la eficiencia, el catedrático de la materia nos ilustró con el siguiente ejemplo: En una empresa uno de los empleados se quejaba ante el gerente porque su salario solo le fue reajustado en un 5%, en tanto que a otros el aumento alcanzaba el 20%.
El jefe enfrentándolo de inmediato le ordenó averiguar el origen de un ruido proveniente de la calle y el empleado muy solicito asomándose por la ventana  le dijo, son unos camiones. Nuevamente el gerente le interrogó de donde vienen?, El empleado fisgoneó y le contestó, vienen de allá abajo. Continuó el gerente, hacían donde van? Otra asomada y la respuesta del empleado, van para allá arriba; bueno y que llevan le insistió el superior, parece que es arroz, replicó el piloso.
El gerente llamo entonces al empleado Martínez uno de los de alto reajuste y le solicitó: averíguame de donde proviene ese ruido en la calle. Martínez salió y regresando a los dos minutos le informó: es una flotilla de camiones de la empresa Unitransco cargados con azúcar que van de Cali para las bodegas de Corabastos en Bogotá, esta mañana paso otro cargamento similar. Dirigiéndose entonces al maqueta el gerente lo aniquiló espetándole, entiende usted el porqué de la diferencia.
Traigo este ejemplo a colación ya que en ciertas ocasiones nos toca enfrentar algunos empleados de establecimientos comerciales que como autómatas cumplen rigurosamente las ordenes del superior sin tener, ni atreverse a tomar la más mínima pizca de iniciativa para resolver cualquier situación en particular que no ponga en riesgo su estabilidad laboral.
Recientemente, me encontraba de compras en Carrefour y por la hora y el poco movimiento sólo funcionaban dos cajas registradoras, era la 1 p.m. Por una luxación en un tobillo aún camino con dificultad y me dirigí a la caja más cercana  ubicada en toda la entrada principal, pues la otra estaba en el extremo opuesto del recinto. No había ningún parroquiano a la vista y al saludar cortésmente a la empleada su respuesta fue: Cuantos artículos trae? Exactamente no lo sé, pero son cerca de una docena le respondí. De inmediato y secamente me disparó, esta caja solamente registra máximo diez productos, así que yo no lo puedo atender, pero en la otra caja mi compañera le resuelve el problema. Amablemente le insistí, no hay nadie en cola, creo que usted puede cobrar diez artículos primero y después me cobra el resto en otra cuenta separada, además tengo problemas con el tobillo y la otra caja está muy lejos, y pienso que el cliente siempre tiene la razón. Con una sonrisita medio perversa me despachó, lo siento señor pero por culpa de un tobillo ajeno yo no voy a exponerme a una sanción.
En el tira y jala se acercó una supervisora y pensé seria mi salvación, pero antes de que yo pudiera articular palabra la cajera le advirtió, el señor trae más de diez artículos y ésta autoritariamente me remitió para la otra registradora machacándome el bendito estribillo, esta caja solo registra diez artículos.
Resignado y cojeando fui al otro lado, cancelé y salí de allí con un complejo de culpa enorme con mil interrogantes en la mente. Será que si esa registradora marca más de diez artículos se traba y suena la alarma y entonces votarían a la pobre empleada y por ende a la supervisora?. Será que se mete uno en problemas con Carrefour por atreverse a comprar más de diez productos?, será que si alguien llega a esa caja con once le toca dejar el de más o le devuelven los diez para el carrito de las compras y que vaya a importunar a otra caja?. Será que si uno llega con menos de diez lo obligan a comprar cosas innecesarias para completas la cifra y así no pasar la pena al ocasionarle un trauma a la empresa?.
Pienso que esa modernísima caja registradora debería estar en manos del gobierno para que su mecanismo pueda ser adaptado a un sistema que no le permita a los corruptos robar más de diez veces, de verdad esto sería una maravilla.
De todas maneras yo volveré a Carrefour, esa esplendida tienda por departamentos, eje principal donde gravita el Centro comercial Guatapuri hoy orgullo de los vallenatos.