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Columnista - 31 mayo, 2018

Colombia, país irredento

Los resultados electorales del domingo pasado dan para un análisis que tendrá que hacerse en foros académicos para explicar sus porqués. A primera vista no tienen lógica. Que El CD, con toda su estela de cuestionamientos humanos, éticos, morales, legales, sociales y económicos, haya obtenido el triunfo, es para Ripley. Este es un país que […]

Los resultados electorales del domingo pasado dan para un análisis que tendrá que hacerse en foros académicos para explicar sus porqués. A primera vista no tienen lógica. Que El CD, con toda su estela de cuestionamientos humanos, éticos, morales, legales, sociales y económicos, haya obtenido el triunfo, es para Ripley. Este es un país que vive una crisis emocional, sujeta a un tratamiento con los mejores sociólogos y sicólogos del mundo; una nación que se resiste a sacudir los yugos que la oprimen, así alguien le esté mostrando el camino para evitarlo, sometida a la desesperanza, no es entendible; Colombia está ciega y no ve su futuro, su lógica se remonta a las excentricidades del imperio romano cuando los esclavos, antes de morir, le hacían la venias al César: “Ave Cesar, los que van a morir te saludan”. La opinión de un gran sector de los colombianos es sumamente sensible a las desviaciones. P.ej., Gustavo Petro tomó para su programa los Objetivos de Desarrollo del Milenio, 2015-2030.

Si alguien se detiene a mirarlos, ahí está contenida su propuesta. Pero qué sorpresa: convencieron a millones de electores de que este es el discurso del castro-chavismo, un infundio de la extrema izquierda, visto como un fantasma olvidándose de los excesos de la extrema derecha, la única que ha gobernado este país en su azarosa historia.

Pareciera que ya no tenemos ciudadanos sino zombies a quienes no les interesa su futuro. ¿Qué se hicieron los ocho millones de campesinos desplazados por la confrontación armada? ¿Dónde se escondieron los familiares de las víctimas de la violencia y de los falsos positivos? ¿Dónde estarían, ese domingo, los millones de compatriotas que no han podido obtener su pensión y los que padecen día a día haciendo colas en las EPS e IPS para que los atiendan y no lo logran? Y no es que los resultados obtenidos por GP hayan sido malos, no; son los mejores que grupo alternativo alguno haya obtenido, pero se necesitó más arrojo; los problemas de Colombia no tienen espera pero la mayoría de la gente acude al continuismo, al suicidio colectivo. ¿Será que dejamos que cada quién haga su propia revolución familiar? Los que ya la hicimos, entonces, ¿para qué preocuparnos? ¿Qué habrá que hacer para que la gente se tenga auto respeto y dignidad?

[email protected]

Columnista
31 mayo, 2018

Colombia, país irredento

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Los resultados electorales del domingo pasado dan para un análisis que tendrá que hacerse en foros académicos para explicar sus porqués. A primera vista no tienen lógica. Que El CD, con toda su estela de cuestionamientos humanos, éticos, morales, legales, sociales y económicos, haya obtenido el triunfo, es para Ripley. Este es un país que […]


Los resultados electorales del domingo pasado dan para un análisis que tendrá que hacerse en foros académicos para explicar sus porqués. A primera vista no tienen lógica. Que El CD, con toda su estela de cuestionamientos humanos, éticos, morales, legales, sociales y económicos, haya obtenido el triunfo, es para Ripley. Este es un país que vive una crisis emocional, sujeta a un tratamiento con los mejores sociólogos y sicólogos del mundo; una nación que se resiste a sacudir los yugos que la oprimen, así alguien le esté mostrando el camino para evitarlo, sometida a la desesperanza, no es entendible; Colombia está ciega y no ve su futuro, su lógica se remonta a las excentricidades del imperio romano cuando los esclavos, antes de morir, le hacían la venias al César: “Ave Cesar, los que van a morir te saludan”. La opinión de un gran sector de los colombianos es sumamente sensible a las desviaciones. P.ej., Gustavo Petro tomó para su programa los Objetivos de Desarrollo del Milenio, 2015-2030.

Si alguien se detiene a mirarlos, ahí está contenida su propuesta. Pero qué sorpresa: convencieron a millones de electores de que este es el discurso del castro-chavismo, un infundio de la extrema izquierda, visto como un fantasma olvidándose de los excesos de la extrema derecha, la única que ha gobernado este país en su azarosa historia.

Pareciera que ya no tenemos ciudadanos sino zombies a quienes no les interesa su futuro. ¿Qué se hicieron los ocho millones de campesinos desplazados por la confrontación armada? ¿Dónde se escondieron los familiares de las víctimas de la violencia y de los falsos positivos? ¿Dónde estarían, ese domingo, los millones de compatriotas que no han podido obtener su pensión y los que padecen día a día haciendo colas en las EPS e IPS para que los atiendan y no lo logran? Y no es que los resultados obtenidos por GP hayan sido malos, no; son los mejores que grupo alternativo alguno haya obtenido, pero se necesitó más arrojo; los problemas de Colombia no tienen espera pero la mayoría de la gente acude al continuismo, al suicidio colectivo. ¿Será que dejamos que cada quién haga su propia revolución familiar? Los que ya la hicimos, entonces, ¿para qué preocuparnos? ¿Qué habrá que hacer para que la gente se tenga auto respeto y dignidad?

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