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Columnista - 13 febrero, 2017

Colegas del alma

Qué bonita fiesta la que brindó a los periodistas la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Fue una mixtura de nostalgia y alegría, en un patio tradicional de una vieja casona: el de la Tienda Compai Chipuco, fue un homenaje a los periodistas mayores, no digo a los que abrieron caminos porque ya no están, […]

Qué bonita fiesta la que brindó a los periodistas la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Fue una mixtura de nostalgia y alegría, en un patio tradicional de una vieja casona: el de la Tienda Compai Chipuco, fue un homenaje a los periodistas mayores, no digo a los que abrieron caminos porque ya no están, a los que quedamos.

Cuando me vi, la única mujer, entre colegas de mi alma, sentí que me iba a ahogar la melancolía, creían que era un ataque de timidez, sí, la añoranza te hace tímido.

Se agolparon los recuerdos, el de mi llegada de la universidad, creída, con un mundo de conocimientos bebidos en mis prácticas en El Espectador, pero el grupo que encontré me bajó los humos inmediatamente, porque esos que todavía se sostienen y persisten, y los que murieron, me enseñaron la reporterìa más limpia, honesta, amigable y generosa que se pueda dar. Fui como la mascota, como decía Santiago Calderón, me nombraron tesorera de una Asociación de Periodistas de Valledupar, porque como era mujer estaba más segura la plata conmigo; pero nunca entró ni un centavo.

Allí sentada se me atropellaban los recuerdos que se espantaron un poco cuando comenzaron los reconocimientos: a Gustavo Cuello Díaz, hoy retirado, con él libré mil batallas y compartimos el dolor de ver a una compañera irse por causa de la violencia, Tavo, el de mis grandes afectos. José Luis Parada, merece un aplauso eterno, con él aprendí a escribir sobre un partido de fútbol, anécdota que ocuparía una columna. Miguel Aroca, siempre amable todavía se ve como un símbolo de Radio Guatapurí, sigue con su programa ‘Pinceladas’. Libardo Fonseca, nos encontramos en varias emisoras, con su programa didáctico ‘Antena Cívica’, es un paradigma de persistencia y de amor al oficio.

El mello Álvaro Torres, amable, siempre con una sonrisa generosa se fue para ‘El Esplendor de la Verdad’, emisora de gran espiritualidad.

Crispín Rodríguez, además de periodista es compositor, autor de una de las canciones vallenatas más bellas: “Bajo el palmar”, se la compuso a Maritza Cabezas. A Beder Guerra le gustaban los temas económicos, no admitía medias tintas al entrevistado, o era sí, o era no; hoy desarrolla su labor en ‘Polígrafo Vallenato’. A la revista ‘Rumbera’, la esperábamos con ansias, nos gustaba tanto por sus temas variados, frescos y ágiles, su creador es Ramón Duarte, quien prometió que pronto volverá a publicarse, hoy Duarte trabaja en Emdupar. William Rosado Rincones, lector excelente de noticias en radio Guatapurí, le dicen ‘el intelectual’, siempre caballeroso. Lucas Acosta, sigue con su revista ‘Aquí el Cesar’, admiro su fortaleza, es muy querido por todos.

Julio de la Rosa, ¡Quién no ha oído hablar de él! ha hecho historia en la radio vallenata, hoy aquejado por problemas de salud, delegó en su hijo el honor de recibir el reconocimiento. Todos ellos, colegas del alma, merecen no una mención, sino un libro por sus historias de vida dignas, de luchas, de fortaleza, de ese caer y levantarse ante la adversidad. A ellos y a los que ya no están debo mucho, debo tanto que estarán en mis afectos eternamente.

Columnista
13 febrero, 2017

Colegas del alma

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Mary Daza Orozco

Qué bonita fiesta la que brindó a los periodistas la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Fue una mixtura de nostalgia y alegría, en un patio tradicional de una vieja casona: el de la Tienda Compai Chipuco, fue un homenaje a los periodistas mayores, no digo a los que abrieron caminos porque ya no están, […]


Qué bonita fiesta la que brindó a los periodistas la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. Fue una mixtura de nostalgia y alegría, en un patio tradicional de una vieja casona: el de la Tienda Compai Chipuco, fue un homenaje a los periodistas mayores, no digo a los que abrieron caminos porque ya no están, a los que quedamos.

Cuando me vi, la única mujer, entre colegas de mi alma, sentí que me iba a ahogar la melancolía, creían que era un ataque de timidez, sí, la añoranza te hace tímido.

Se agolparon los recuerdos, el de mi llegada de la universidad, creída, con un mundo de conocimientos bebidos en mis prácticas en El Espectador, pero el grupo que encontré me bajó los humos inmediatamente, porque esos que todavía se sostienen y persisten, y los que murieron, me enseñaron la reporterìa más limpia, honesta, amigable y generosa que se pueda dar. Fui como la mascota, como decía Santiago Calderón, me nombraron tesorera de una Asociación de Periodistas de Valledupar, porque como era mujer estaba más segura la plata conmigo; pero nunca entró ni un centavo.

Allí sentada se me atropellaban los recuerdos que se espantaron un poco cuando comenzaron los reconocimientos: a Gustavo Cuello Díaz, hoy retirado, con él libré mil batallas y compartimos el dolor de ver a una compañera irse por causa de la violencia, Tavo, el de mis grandes afectos. José Luis Parada, merece un aplauso eterno, con él aprendí a escribir sobre un partido de fútbol, anécdota que ocuparía una columna. Miguel Aroca, siempre amable todavía se ve como un símbolo de Radio Guatapurí, sigue con su programa ‘Pinceladas’. Libardo Fonseca, nos encontramos en varias emisoras, con su programa didáctico ‘Antena Cívica’, es un paradigma de persistencia y de amor al oficio.

El mello Álvaro Torres, amable, siempre con una sonrisa generosa se fue para ‘El Esplendor de la Verdad’, emisora de gran espiritualidad.

Crispín Rodríguez, además de periodista es compositor, autor de una de las canciones vallenatas más bellas: “Bajo el palmar”, se la compuso a Maritza Cabezas. A Beder Guerra le gustaban los temas económicos, no admitía medias tintas al entrevistado, o era sí, o era no; hoy desarrolla su labor en ‘Polígrafo Vallenato’. A la revista ‘Rumbera’, la esperábamos con ansias, nos gustaba tanto por sus temas variados, frescos y ágiles, su creador es Ramón Duarte, quien prometió que pronto volverá a publicarse, hoy Duarte trabaja en Emdupar. William Rosado Rincones, lector excelente de noticias en radio Guatapurí, le dicen ‘el intelectual’, siempre caballeroso. Lucas Acosta, sigue con su revista ‘Aquí el Cesar’, admiro su fortaleza, es muy querido por todos.

Julio de la Rosa, ¡Quién no ha oído hablar de él! ha hecho historia en la radio vallenata, hoy aquejado por problemas de salud, delegó en su hijo el honor de recibir el reconocimiento. Todos ellos, colegas del alma, merecen no una mención, sino un libro por sus historias de vida dignas, de luchas, de fortaleza, de ese caer y levantarse ante la adversidad. A ellos y a los que ya no están debo mucho, debo tanto que estarán en mis afectos eternamente.