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Judicial - 7 julio, 2015

Buscan al asesino de la cuatrimoto

Con un apretón de manos, así se despidió Geovanis Agustín Vega Melgarejo de su hijo de 13 años, luego que un hombre que se movilizaba en una cuatrimoto le disparó en la cabeza, en inmediaciones de la glorieta La Pilonera Mayor, al norte de Valledupar.

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Con un apretón de manos, así se despidió Geovanis Agustín Vega Melgarejo de su hijo de 13 años, luego que un hombre que se movilizaba en una cuatrimoto le disparó en la cabeza, en inmediaciones de la glorieta La Pilonera Mayor, al norte de Valledupar.

El menor intentó auxiliar a su padre moribundo que quedó tendido en el pavimento ante la mirada de decenas de personas, que como ellos caminaban en busca de transporte luego de un rato de esparcimiento en el balneario Hurtado del río Guatapurí. Sin embargo, fueron infructuosos sus esfuerzos porque el disparo que recibió su progenitor fue mortal y al saber que estaba muerto, se desmayó al lado del cadáver.

Este hombre de 51 años, oriundo de El Tablazo, corregimiento de San Juan del Cesar, en el sur de La Guajira, vivía con su mamá, dos hermanos y su hijo de 13 años, John, en el barrio Los Fundadores de Valledupar, donde familiares y amigos piden a las autoridades celeridad en las investigaciones del crimen ocurrido el pasado domingo, a las 5:30 de la tarde, para que capturen al asesino de la cuatrimoto.

Antes del nefasto hecho, ‘Geova’, como cariñosamente le llamaban familiares y amigos, estuvo departiendo hasta las 2:00 de la tarde en un estanco ubicado al frente de su casa, en la calle 17A con transversal 23 del barrio Los Fundadores. De allí salió hacia el balneario Hurtado con su hermano, un sobrino y su compañero inseparable, John, su hijo de 13 años. A eso de las 5:00 de la tarde decidieron buscar un taxi para devolverse a Los Fundadores y unirse a la celebración de cumpleaños de la esposa de Eduardo Vega, sobrino de la víctima.

“Él estaba borracho, pero lo que nos dicen quienes estaban con él fue que estaba bromeando en el momento que lo mataron; él dijo que corría más que la cuatrimoto y fue lo que hizo, correr, pero el tipo que iba manejando se devolvió y le disparó sin decirle nada”, manifestó Eduardo Vega, ayer en las afueras del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

El más dolido con este caso extremo de intolerancia es John, a quien Geovanis soñaba con ver en los grandes escenarios siendo un cantante famoso. Para cumplir ese sueño lo inscribió en la academia de Andrés ‘El Turco’ Gil y no perdía oportunidad para ‘robar cámara’ cuando medios de comunicación hacían transmisiones en diferentes sectores de la ciudad, todo con el objetivo de dar a conocer el talento de su hijo.

“Entrevístelo por favor que él le canta una canción ¿no lo ve? Él es el niño de la canción de la salchipapa”, era el argumento con que Geovanis se acercaba a los medios de comunicación aprovechando el gran parecido de su hijo con Laureano José Muñoz Pinedo, el niño que con la graciosa interpretación de una canción alusiva a las salchipapas se hizo famoso en las redes sociales.

“Él soñaba con ver a su hijo en los grandes escenarios, era como su bastón, no lo dejaba para nada, siempre estaban juntos”, dijo entre lágrimas Geraldina Vega, hermana de la víctima.

Ayer mientras su familia alistaba la sala de la casa para la velación, John no podía ni hablar, solo se escuchaban sus susurros porque quedó sin voz de tanto gritar por el dolor que le produjo la muerte de su padre.

“Él estaba borracho, pero lo que nos dicen quienes estaban con él fue que estaba bromeando en el momento que lo mataron; él dijo que corría más que la cuatrimoto y fue lo que hizo, correr, pero el tipo que iba manejando se devolvió y le disparó sin decirle nada”: Eduardo Vega, sobrino de la víctima.

Por Redacción Judicial / EL PILÓN

 

Judicial
7 julio, 2015

Buscan al asesino de la cuatrimoto

Con un apretón de manos, así se despidió Geovanis Agustín Vega Melgarejo de su hijo de 13 años, luego que un hombre que se movilizaba en una cuatrimoto le disparó en la cabeza, en inmediaciones de la glorieta La Pilonera Mayor, al norte de Valledupar.


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Con un apretón de manos, así se despidió Geovanis Agustín Vega Melgarejo de su hijo de 13 años, luego que un hombre que se movilizaba en una cuatrimoto le disparó en la cabeza, en inmediaciones de la glorieta La Pilonera Mayor, al norte de Valledupar.

El menor intentó auxiliar a su padre moribundo que quedó tendido en el pavimento ante la mirada de decenas de personas, que como ellos caminaban en busca de transporte luego de un rato de esparcimiento en el balneario Hurtado del río Guatapurí. Sin embargo, fueron infructuosos sus esfuerzos porque el disparo que recibió su progenitor fue mortal y al saber que estaba muerto, se desmayó al lado del cadáver.

Este hombre de 51 años, oriundo de El Tablazo, corregimiento de San Juan del Cesar, en el sur de La Guajira, vivía con su mamá, dos hermanos y su hijo de 13 años, John, en el barrio Los Fundadores de Valledupar, donde familiares y amigos piden a las autoridades celeridad en las investigaciones del crimen ocurrido el pasado domingo, a las 5:30 de la tarde, para que capturen al asesino de la cuatrimoto.

Antes del nefasto hecho, ‘Geova’, como cariñosamente le llamaban familiares y amigos, estuvo departiendo hasta las 2:00 de la tarde en un estanco ubicado al frente de su casa, en la calle 17A con transversal 23 del barrio Los Fundadores. De allí salió hacia el balneario Hurtado con su hermano, un sobrino y su compañero inseparable, John, su hijo de 13 años. A eso de las 5:00 de la tarde decidieron buscar un taxi para devolverse a Los Fundadores y unirse a la celebración de cumpleaños de la esposa de Eduardo Vega, sobrino de la víctima.

“Él estaba borracho, pero lo que nos dicen quienes estaban con él fue que estaba bromeando en el momento que lo mataron; él dijo que corría más que la cuatrimoto y fue lo que hizo, correr, pero el tipo que iba manejando se devolvió y le disparó sin decirle nada”, manifestó Eduardo Vega, ayer en las afueras del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

El más dolido con este caso extremo de intolerancia es John, a quien Geovanis soñaba con ver en los grandes escenarios siendo un cantante famoso. Para cumplir ese sueño lo inscribió en la academia de Andrés ‘El Turco’ Gil y no perdía oportunidad para ‘robar cámara’ cuando medios de comunicación hacían transmisiones en diferentes sectores de la ciudad, todo con el objetivo de dar a conocer el talento de su hijo.

“Entrevístelo por favor que él le canta una canción ¿no lo ve? Él es el niño de la canción de la salchipapa”, era el argumento con que Geovanis se acercaba a los medios de comunicación aprovechando el gran parecido de su hijo con Laureano José Muñoz Pinedo, el niño que con la graciosa interpretación de una canción alusiva a las salchipapas se hizo famoso en las redes sociales.

“Él soñaba con ver a su hijo en los grandes escenarios, era como su bastón, no lo dejaba para nada, siempre estaban juntos”, dijo entre lágrimas Geraldina Vega, hermana de la víctima.

Ayer mientras su familia alistaba la sala de la casa para la velación, John no podía ni hablar, solo se escuchaban sus susurros porque quedó sin voz de tanto gritar por el dolor que le produjo la muerte de su padre.

“Él estaba borracho, pero lo que nos dicen quienes estaban con él fue que estaba bromeando en el momento que lo mataron; él dijo que corría más que la cuatrimoto y fue lo que hizo, correr, pero el tipo que iba manejando se devolvió y le disparó sin decirle nada”: Eduardo Vega, sobrino de la víctima.

Por Redacción Judicial / EL PILÓN