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Columnista - 24 marzo, 2017

Así escriben y opinan nuestros lectores

  A raíz de la polémica que se ha suscitado con la aparente crisis por la que atraviesa hoy nuestra musica, son muchos los escritos recibidos al respecto y entre ellos he seleccionado algunos para compartirlos con mis lectores. He aquí el primero, enviado por el compositor, interprete y actor Rafael Ricardo Barrios: “No he […]

 

A raíz de la polémica que se ha suscitado con la aparente crisis por la que atraviesa hoy nuestra musica, son muchos los escritos recibidos al respecto y entre ellos he seleccionado algunos para compartirlos con mis lectores.

He aquí el primero, enviado por el compositor, interprete y actor Rafael Ricardo Barrios:
“No he dudado nunca de la calidad de varios de los jóvenes de hoy que pertenecen al nuevo movimiento que incluyen lo que graban – he ahí el error – en el género vallenato.

Alguna vez en el programa Vallenateando con Rafa, ante la avalancha de canciones que, indiscutiblemente, se “salieron del cauce”, muy respetuosamente hice una invitación a esos nuevos valores, para que, conscientes del rumbo equivocado en que andaban algunos (el de la “seudo evolución”, que no es más que la búsqueda de aplausos de la juventud bailadora y “brincona” –hasta jocosa -), a que pusieran la primera piedra en un muro para defender el vallenato “de verdá verdá”. Que aprovechen esa gran aceptación, admiración, casi veneración del público, para hacer algo por su música, que es la nuestra. Ahí están los buenos compositores, que nunca han dejado de hacer bellas canciones; hay que volver a visitarlos para incluir sus obras en las grabaciones.

No nos digamos mentiras: la radio tiene un gran porcentaje de culpa en la crisis que se está viviendo en la música vallenata. El desmedido amor al dinero, que manejan con payolas algunos directores y programadores de emisoras, que lo tienen como factor para hacer éxitos, es preponderante en el fenómeno que hoy se vive en el folclor más bello de Colombia. Su idea de que un vallenato de verdá verdá no puede llegar a ser éxito, es uno de los errores más grandes de hoy en día: si a fuerza de programar y sonar diez veces en el día una “canción” sin contenido literario, los convierte en éxito, efímero por cierto, como es lógico, ¡qué tal que se hiciera lo mismo con una que tuviera belleza musical y literaria! Lo que se hace hoy en día es un atentado con nuestra cultura y esa es la preocupación de la Unesco, y de todos nosotros. No sé hasta qué punto sería factible tener un revisor de contenido en las emisoras, que no tienen que marcar tarjeta, ni siquiera estar presentes en ellas, porque con la tecnología esa labor se puede hacer desde la residencia de cada uno, capaz de estudiar, analizar y dar una especie de visto bueno al material que les llega. Como decía el gran Diomedes, “se las dejo ahí”.

Como gran parte de mi vida ha transcurrido en estudios de grabación, soy testigo presencial de lo que ocurre en ellos. En alguna ocasión, un acordeonista estaba grabando y el cantante, del lado de la consola, hacía ciertas observaciones (una especie de dirección), escuché que este le decía al primero: “acuérdate del baile”; como quien dice, estás grabando es pa’ eso. Creo que, respetando esa “dirección”, esa no es la idea. Se estaba interpretando un vallenato, cuya esencia son otras cosas; el baile es una consecuencia del ritmo; no un elemento del vallenato.

Otro aspecto que hay que tener muy en cuenta en estos momentos, es el cambio generacional. Este punto siembra en mí una preocupación mayor. Los consagrados intérpretes del vallenato clásico, no son eternos y no tienen veinte años. Su retiro, que puede ser, para no llegar a los extremos, por el desgaste lógico, normal, que se da en las cuerdas vocales, que es irreversible, no está lejano.

Los nuevos cantantes, si de verdad aman el vallenato, si aman el folclor de su tierra, deben hacer un alto en el camino y detenerse a pensar en esto. Si las cosas siguen como van, sí es verdad que el vallenato va a quedar huérfano de intérpretes, y ahí sí… apaga y vámonos. Si no nos pellizcamos y hacemos una gran campaña, que incluya la concientización de los jóvenes de hoy, muy pronto estaremos asistiendo al entierro de una música que ha sido por muchos años estandarte de la belleza de nuestro folclor”.

Por Jorge Nain Ruiz

Columnista
24 marzo, 2017

Así escriben y opinan nuestros lectores

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

  A raíz de la polémica que se ha suscitado con la aparente crisis por la que atraviesa hoy nuestra musica, son muchos los escritos recibidos al respecto y entre ellos he seleccionado algunos para compartirlos con mis lectores. He aquí el primero, enviado por el compositor, interprete y actor Rafael Ricardo Barrios: “No he […]


 

A raíz de la polémica que se ha suscitado con la aparente crisis por la que atraviesa hoy nuestra musica, son muchos los escritos recibidos al respecto y entre ellos he seleccionado algunos para compartirlos con mis lectores.

He aquí el primero, enviado por el compositor, interprete y actor Rafael Ricardo Barrios:
“No he dudado nunca de la calidad de varios de los jóvenes de hoy que pertenecen al nuevo movimiento que incluyen lo que graban – he ahí el error – en el género vallenato.

Alguna vez en el programa Vallenateando con Rafa, ante la avalancha de canciones que, indiscutiblemente, se “salieron del cauce”, muy respetuosamente hice una invitación a esos nuevos valores, para que, conscientes del rumbo equivocado en que andaban algunos (el de la “seudo evolución”, que no es más que la búsqueda de aplausos de la juventud bailadora y “brincona” –hasta jocosa -), a que pusieran la primera piedra en un muro para defender el vallenato “de verdá verdá”. Que aprovechen esa gran aceptación, admiración, casi veneración del público, para hacer algo por su música, que es la nuestra. Ahí están los buenos compositores, que nunca han dejado de hacer bellas canciones; hay que volver a visitarlos para incluir sus obras en las grabaciones.

No nos digamos mentiras: la radio tiene un gran porcentaje de culpa en la crisis que se está viviendo en la música vallenata. El desmedido amor al dinero, que manejan con payolas algunos directores y programadores de emisoras, que lo tienen como factor para hacer éxitos, es preponderante en el fenómeno que hoy se vive en el folclor más bello de Colombia. Su idea de que un vallenato de verdá verdá no puede llegar a ser éxito, es uno de los errores más grandes de hoy en día: si a fuerza de programar y sonar diez veces en el día una “canción” sin contenido literario, los convierte en éxito, efímero por cierto, como es lógico, ¡qué tal que se hiciera lo mismo con una que tuviera belleza musical y literaria! Lo que se hace hoy en día es un atentado con nuestra cultura y esa es la preocupación de la Unesco, y de todos nosotros. No sé hasta qué punto sería factible tener un revisor de contenido en las emisoras, que no tienen que marcar tarjeta, ni siquiera estar presentes en ellas, porque con la tecnología esa labor se puede hacer desde la residencia de cada uno, capaz de estudiar, analizar y dar una especie de visto bueno al material que les llega. Como decía el gran Diomedes, “se las dejo ahí”.

Como gran parte de mi vida ha transcurrido en estudios de grabación, soy testigo presencial de lo que ocurre en ellos. En alguna ocasión, un acordeonista estaba grabando y el cantante, del lado de la consola, hacía ciertas observaciones (una especie de dirección), escuché que este le decía al primero: “acuérdate del baile”; como quien dice, estás grabando es pa’ eso. Creo que, respetando esa “dirección”, esa no es la idea. Se estaba interpretando un vallenato, cuya esencia son otras cosas; el baile es una consecuencia del ritmo; no un elemento del vallenato.

Otro aspecto que hay que tener muy en cuenta en estos momentos, es el cambio generacional. Este punto siembra en mí una preocupación mayor. Los consagrados intérpretes del vallenato clásico, no son eternos y no tienen veinte años. Su retiro, que puede ser, para no llegar a los extremos, por el desgaste lógico, normal, que se da en las cuerdas vocales, que es irreversible, no está lejano.

Los nuevos cantantes, si de verdad aman el vallenato, si aman el folclor de su tierra, deben hacer un alto en el camino y detenerse a pensar en esto. Si las cosas siguen como van, sí es verdad que el vallenato va a quedar huérfano de intérpretes, y ahí sí… apaga y vámonos. Si no nos pellizcamos y hacemos una gran campaña, que incluya la concientización de los jóvenes de hoy, muy pronto estaremos asistiendo al entierro de una música que ha sido por muchos años estandarte de la belleza de nuestro folclor”.

Por Jorge Nain Ruiz