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Columnista - 23 septiembre, 2016

Álvaro Uribe cava su propia tumba

Creo que la mayoría de colombianos consideramos al ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez como un hombre inteligente o más bien astuto, sagaz, pero especialmente muy hábil políticamente, tal vez el presidente que más ha sabido interpretar y jugar con los sentimientos de millones de habitantes del territorio nacional, eso fue lo que […]

Creo que la mayoría de colombianos consideramos al ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez como un hombre inteligente o más bien astuto, sagaz, pero especialmente muy hábil políticamente, tal vez el presidente que más ha sabido interpretar y jugar con los sentimientos de millones de habitantes del territorio nacional, eso fue lo que hizo en los consejos comunitarios, le decía a la gente lo que querían escuchar, vaciaba a los ministros, regañaba a los gobernadores y alcaldes, repartía besos y abrazos a los pobres y le entregaba “chequecitos” o cualquier otra migaja a ciudadanos del común.

El presidente Uribe alguna vez en un consejo de seguridad ordenó la captura en caliente, sin orden judicial y sin que se dieran las condiciones de flagrancia del secretario de gobierno de Buenaventura, Adolfo Chipantiza, de quien el sospechaba que había cometido un delito; todo eso en vivo y en directo por televisión y lógico muchos colombianos aplaudieron ese presunto gesto de autoridad.

Uribe ha sido el único expresidente que no contento con gobernar al país por dos periodos consecutivos se lanza a la aventura de organizar una fuerza política de oposición encabezada por el mismo y pretendiendo liderar el poder legislativo, ahora solo le haría falta que aspire a ser presidente de una de las altas cortes para haber pasado por todas las instancia de los poderes del Estado colombiano.

Nadie le niega su capacidad de liderazgo, su carisma es único, es sin duda el político más populista de Colombia en los últimos cien años, sin embargo creo que ahora si se le fueron las luces y que con su decisión de apoyar el no en el plebiscito del próximo 2 de octubre ha caído en la trampa que le ha tendido su archienemigo y jugador de póker Juan Manuel Santos Calderón, quien está convencido que con esta jugada maestra mata dos pájaros con una piedra: Pasa a la historia como el presidente que logra acabar el conflicto armado interno en Colombia y acaba políticamente con su más enconado rival.

Lo más grave de todo esto es que Uribe, un hombre tan sagaz, se haya tragado el anzuelo y después de haberle hecho pasar el susto de su vida a Santos con casi siete millones de votos en cabeza de Oscar Iván Zuluaga, quien no tenía ni una pisca del carisma de su mentor, ahora se haga mal contar en un plebiscito sobre un tema del que muy pocos en el mundo dudaría votar por un sí.

El próximo domingo 2 de octubre los colombianos van a estar diciendo que Uribe, un hombre que tenía a medio país en el bolsillo, ahora no alcanzó a sacar ni dos millones de votos, creo que esa es una muerte anunciada y lo más triste es que la víctima es quien está cavando su propia tumba.

Columnista
23 septiembre, 2016

Álvaro Uribe cava su propia tumba

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Creo que la mayoría de colombianos consideramos al ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez como un hombre inteligente o más bien astuto, sagaz, pero especialmente muy hábil políticamente, tal vez el presidente que más ha sabido interpretar y jugar con los sentimientos de millones de habitantes del territorio nacional, eso fue lo que […]


Creo que la mayoría de colombianos consideramos al ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez como un hombre inteligente o más bien astuto, sagaz, pero especialmente muy hábil políticamente, tal vez el presidente que más ha sabido interpretar y jugar con los sentimientos de millones de habitantes del territorio nacional, eso fue lo que hizo en los consejos comunitarios, le decía a la gente lo que querían escuchar, vaciaba a los ministros, regañaba a los gobernadores y alcaldes, repartía besos y abrazos a los pobres y le entregaba “chequecitos” o cualquier otra migaja a ciudadanos del común.

El presidente Uribe alguna vez en un consejo de seguridad ordenó la captura en caliente, sin orden judicial y sin que se dieran las condiciones de flagrancia del secretario de gobierno de Buenaventura, Adolfo Chipantiza, de quien el sospechaba que había cometido un delito; todo eso en vivo y en directo por televisión y lógico muchos colombianos aplaudieron ese presunto gesto de autoridad.

Uribe ha sido el único expresidente que no contento con gobernar al país por dos periodos consecutivos se lanza a la aventura de organizar una fuerza política de oposición encabezada por el mismo y pretendiendo liderar el poder legislativo, ahora solo le haría falta que aspire a ser presidente de una de las altas cortes para haber pasado por todas las instancia de los poderes del Estado colombiano.

Nadie le niega su capacidad de liderazgo, su carisma es único, es sin duda el político más populista de Colombia en los últimos cien años, sin embargo creo que ahora si se le fueron las luces y que con su decisión de apoyar el no en el plebiscito del próximo 2 de octubre ha caído en la trampa que le ha tendido su archienemigo y jugador de póker Juan Manuel Santos Calderón, quien está convencido que con esta jugada maestra mata dos pájaros con una piedra: Pasa a la historia como el presidente que logra acabar el conflicto armado interno en Colombia y acaba políticamente con su más enconado rival.

Lo más grave de todo esto es que Uribe, un hombre tan sagaz, se haya tragado el anzuelo y después de haberle hecho pasar el susto de su vida a Santos con casi siete millones de votos en cabeza de Oscar Iván Zuluaga, quien no tenía ni una pisca del carisma de su mentor, ahora se haga mal contar en un plebiscito sobre un tema del que muy pocos en el mundo dudaría votar por un sí.

El próximo domingo 2 de octubre los colombianos van a estar diciendo que Uribe, un hombre que tenía a medio país en el bolsillo, ahora no alcanzó a sacar ni dos millones de votos, creo que esa es una muerte anunciada y lo más triste es que la víctima es quien está cavando su propia tumba.