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Columnista - 25 enero, 2018

Alianza programática Vs Alianza electoral

Por tradición, los partidos o movimientos lo que hacen, previas unas elecciones, son alianzas electorales o mecánicas para obtener credenciales y por eso no resisten el paso del tiempo. Hacer alianzas programáticas supone una base ideológica y conceptual, alrededor de principios mínimos inalienables que posibiliten transformaciones en una sociedad. Deben ir más allá de las […]

Por tradición, los partidos o movimientos lo que hacen, previas unas elecciones, son alianzas electorales o mecánicas para obtener credenciales y por eso no resisten el paso del tiempo.

Hacer alianzas programáticas supone una base ideológica y conceptual, alrededor de principios mínimos inalienables que posibiliten transformaciones en una sociedad. Deben ir más allá de las calenturas electorales. Para el debate electoral que se avecina para Presidencia y Congreso de la República, se han hecho o se persiguen algunas alianzas de ambos tipos. La primera que dio a luz fue la “Coalición Colombia”, hecha entre Alianza Verde y el Polo con el movimiento de Sergio Fajardo (coalición según DRAE es una alianza transitoria para cumplir unos intereses; en este caso electorales) está lejos de ser programática, solo basada en los resultaos de una consulta electoral; el insumo de verdes y robledistas eran la lucha contra la corrupción y la revisión de los TLC, en forma respectiva, mientras que Fajardo le apostaba a sus índices de popularidad; una encuesta adelantó los resultados de marzo, catapultando a Fajardo y forzando a los otros contertulios a aceptar, de rodillas, una situación de hecho.

En realidad, no veo a Robledo digiriendo los postulados neoliberales de Fajardo ni a Claudia López defendiendo su lucha anticorrupción estando ya en un supuesto gobierno de Fajardo. Esta alianza resultó una bandeja paisa, con mucho valor proteínico, pero de tóxica digestión.

Por lados del CD, Ordóñez y Martha Lucía Ramírez, veo muchas afinidades ideológicas que podrían consolidar un fuerte grupo de derechas para darle paso a una alianza programática con reales posibilidades de triunfo electoral pero frágil por los egos involucrados. No creo que el CD, con 61 congresistas, se vaya a dejar imponer condiciones de MLR y de Andrés Pastrana, quienes nada tienen para apostar. Incluso, aquí también cabría Germán Vargas, pero dos soles no caben en la misma galaxia, no obstante que podrían asegurar un triunfo. A los partidos liberal y de la U, amorfos ideológicamente, los del gobierno, los veo más cerca de una diáspora electoral que del apoyo irrestricto a De la Calle; alianzas programáticas no harían, no se le puede pedir peras al olmo. Estos dos partidos, mal llamaos de centro, pese a tener el mismo ADN, son de varias familias. Aquí, por los más recientes hechos políticos, podría llegar Clara López, cuyo paso por un ministerio le cambió la órbita.

De donde sí podría surgir una alianza programática es entre las huestes de Piedad Córdoba, la UP y el partido de las Farc que, quizás, no se sentirían cómodos apoyando otras alternativas políticas, aunque no son descartables. Otra constelación que habría que analizar es la integrada por Petro y Caicedo; a esta ya se han sumado el MAIS, ASI y vertientes de la UP, identificadas con cambios fundamentales del Estado, sin salirse de los rieles del capitalismo, concebido en una perspectiva antropológica tal que el sapiens vuelva ser un humano. Estar de acuerdo acerca de políticas medioambientales, sanitarias, educativas, ciencia, uso de energías limpias, redistribución del ingreso, potenciación del sector agropecuario y de un modelo multiexportador fruto del trabajo y no de gabelas aleatorias que ofrece la naturaleza, eso sí constituiría una alianza programática, avalada por afrodescendientes e indígenas del país. Ya hay unas listas conjuntas al congreso de ASI, MAIS, e incluso de la UP, apoyando a Petro. Esta no es una apuesta de extrema izquierda como los adversarios quieren presentarlo; esto es lo que les permitió a los países escandinavos y a los llamados tigres asiáticos entrar en la órbita del bienestar; así estila gobernar la comunidad europea, independientemente de quién gobierne, sea de uno u otro partido; son prácticas humanas y decentes para reducir la brecha.

Este es un juego democrático y solo las extremas les apuestan a las dictaduras (las extremas de toda tendencia convergen en sus procedimientos) como lo intentó el uribismo con sus reelecciones y persecución a las Cortes y adversarios políticos; esto es lo más parecido al castrochavismo. De las extremas líbrame Dios…
[email protected]

Columnista
25 enero, 2018

Alianza programática Vs Alianza electoral

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Por tradición, los partidos o movimientos lo que hacen, previas unas elecciones, son alianzas electorales o mecánicas para obtener credenciales y por eso no resisten el paso del tiempo. Hacer alianzas programáticas supone una base ideológica y conceptual, alrededor de principios mínimos inalienables que posibiliten transformaciones en una sociedad. Deben ir más allá de las […]


Por tradición, los partidos o movimientos lo que hacen, previas unas elecciones, son alianzas electorales o mecánicas para obtener credenciales y por eso no resisten el paso del tiempo.

Hacer alianzas programáticas supone una base ideológica y conceptual, alrededor de principios mínimos inalienables que posibiliten transformaciones en una sociedad. Deben ir más allá de las calenturas electorales. Para el debate electoral que se avecina para Presidencia y Congreso de la República, se han hecho o se persiguen algunas alianzas de ambos tipos. La primera que dio a luz fue la “Coalición Colombia”, hecha entre Alianza Verde y el Polo con el movimiento de Sergio Fajardo (coalición según DRAE es una alianza transitoria para cumplir unos intereses; en este caso electorales) está lejos de ser programática, solo basada en los resultaos de una consulta electoral; el insumo de verdes y robledistas eran la lucha contra la corrupción y la revisión de los TLC, en forma respectiva, mientras que Fajardo le apostaba a sus índices de popularidad; una encuesta adelantó los resultados de marzo, catapultando a Fajardo y forzando a los otros contertulios a aceptar, de rodillas, una situación de hecho.

En realidad, no veo a Robledo digiriendo los postulados neoliberales de Fajardo ni a Claudia López defendiendo su lucha anticorrupción estando ya en un supuesto gobierno de Fajardo. Esta alianza resultó una bandeja paisa, con mucho valor proteínico, pero de tóxica digestión.

Por lados del CD, Ordóñez y Martha Lucía Ramírez, veo muchas afinidades ideológicas que podrían consolidar un fuerte grupo de derechas para darle paso a una alianza programática con reales posibilidades de triunfo electoral pero frágil por los egos involucrados. No creo que el CD, con 61 congresistas, se vaya a dejar imponer condiciones de MLR y de Andrés Pastrana, quienes nada tienen para apostar. Incluso, aquí también cabría Germán Vargas, pero dos soles no caben en la misma galaxia, no obstante que podrían asegurar un triunfo. A los partidos liberal y de la U, amorfos ideológicamente, los del gobierno, los veo más cerca de una diáspora electoral que del apoyo irrestricto a De la Calle; alianzas programáticas no harían, no se le puede pedir peras al olmo. Estos dos partidos, mal llamaos de centro, pese a tener el mismo ADN, son de varias familias. Aquí, por los más recientes hechos políticos, podría llegar Clara López, cuyo paso por un ministerio le cambió la órbita.

De donde sí podría surgir una alianza programática es entre las huestes de Piedad Córdoba, la UP y el partido de las Farc que, quizás, no se sentirían cómodos apoyando otras alternativas políticas, aunque no son descartables. Otra constelación que habría que analizar es la integrada por Petro y Caicedo; a esta ya se han sumado el MAIS, ASI y vertientes de la UP, identificadas con cambios fundamentales del Estado, sin salirse de los rieles del capitalismo, concebido en una perspectiva antropológica tal que el sapiens vuelva ser un humano. Estar de acuerdo acerca de políticas medioambientales, sanitarias, educativas, ciencia, uso de energías limpias, redistribución del ingreso, potenciación del sector agropecuario y de un modelo multiexportador fruto del trabajo y no de gabelas aleatorias que ofrece la naturaleza, eso sí constituiría una alianza programática, avalada por afrodescendientes e indígenas del país. Ya hay unas listas conjuntas al congreso de ASI, MAIS, e incluso de la UP, apoyando a Petro. Esta no es una apuesta de extrema izquierda como los adversarios quieren presentarlo; esto es lo que les permitió a los países escandinavos y a los llamados tigres asiáticos entrar en la órbita del bienestar; así estila gobernar la comunidad europea, independientemente de quién gobierne, sea de uno u otro partido; son prácticas humanas y decentes para reducir la brecha.

Este es un juego democrático y solo las extremas les apuestan a las dictaduras (las extremas de toda tendencia convergen en sus procedimientos) como lo intentó el uribismo con sus reelecciones y persecución a las Cortes y adversarios políticos; esto es lo más parecido al castrochavismo. De las extremas líbrame Dios…
[email protected]