Ya se nos ha dicho a través de diferentes medios de difusión que la crisis que vive la naturaleza obedece a la presencia y desarrollo del destructor cambio climático, como quiera que en estos momentos se preconiza que la humanidad a partir del 8 de agosto del presente año vive ‘a crédito’ en recursos renovables. Es decir, 1,6 de planetas necesarios para satisfacer las demandas de la humanidad. Desde este día que vivimos en sobregiro, simboliza el momento del año en el que la humanidad consume todos los recursos que la Tierra puede renovar en doce meses.

En el mundo tenemos países que usan más de lo que pueden generar, entre tantos están Japón, Suiza, Italia y Reino Unido. En tal sentido, vale la pena hacer valer lo que ya expresamos en nuestro libro ‘La otra violencia’, necesitamos con carácter urgente antes que hacer la paz por la violencia entre los seres humanos, debemos pactar la paz con la naturaleza, ya es hora que tomemos conciencia frente a este tema de supervivencia humana.

Tenemos casos alarmantes en Colombia, donde por los efectos del cambio climático han desaparecido ocho de los quince glaciares, durante los últimos 55 años, mientras los siete restantes han retrocedido más de 20 metros durante el mismo período.

La división de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), dice que los efectos del cambio climático se reflejan en la baja disponibilidad de agua en la productividad agrícola, en los efectos negativos de la salud y en los daños que ya se están presentando en las zonas costeras, por el aumento en el nivel del mar, además del incremento de eventos climáticos extremos.

En la parte económica, las consecuencias que deja el cambio climático son bastante importantes, aquí podemos citar un estudio hecho por el economista británico Nicholas Stern, que demuestra que el crecimiento económico mundial disminuirá al menos en 20 %, sino se hace nada por revertir y evitar los daños; mientras disminuir las emociones puede valer tan sólo 1 % del PIB mundial, cada año. Subraya que las consecuencias del cambio climático se están manifestando rápidamente y agrega que la contaminación está subiendo mucho, además manifiesta que “el cambio climático puede llegar a ser la mayor distorsión del mercado, porque los costos asociados a los daños generados por el fenómeno, no se han incluido en el precio de los bienes y servicios, cuya producción ha causado el problema”.

El Ministerio de Minas en Colombia por ejemplo, sostiene que Colombia avanza en pro de los requerimientos energéticos futuros, a través de la implementación del uso racional y eficiente de energía y de fuentes renovables y no convencionales; así mismo, del adecuado manejo de los recursos naturales y de la articulación del comercio de emisiones como una vía al desarrollo sostenible de los sectores productivos y energéticos.

En lo que hace referencia al sector agrícola, el Ministerio de Ambiente está recomendando la implementación de investigaciones que ayuden a bajar los riesgos y los gastos asociados a la incertidumbre climática. Así mismo, el desarrollo de cultivos tolerantes a condiciones extremas del clima.

Finalmente debemos manifestar que tanto en Colombia como en todas partes del planeta, se hace necesario comenzar a actuar sobre acciones individuales rápidas, que son las que tienen mayores consecuencias y atentan contra los recursos naturales en el planeta.

Nota: Debemos felicitar a nuestro amigo columnista Jacobo Solano Cerchiaro porque escribe sin tener miedo, a propósito de su último escrito referente a la pauperización del vallenato. Siga así.