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Columnista - 24 octubre, 2010

¿Qué pasa en la represa del Ranchería?

Por: Jacobo Solano La represa del río Ranchería, ubicada en parte alta del municipio de Distracción, que tantos comentarios positivos ha generado, por el impacto favorable que significa traer el agua a la Guajira. Presenta una serie de indiscutibles irregularidades, suscitando preocupación y airadas reacciones de los vecinos del sector. Después de todos los estudios, […]

Por: Jacobo Solano
La represa del río Ranchería, ubicada en parte alta del municipio de Distracción, que tantos comentarios positivos ha generado, por el impacto favorable que significa traer el agua a la Guajira. Presenta una serie de indiscutibles irregularidades, suscitando preocupación y airadas reacciones de los vecinos del sector.
Después de todos los estudios, los cálculos matemáticos, los diseños y las obras de alta ingeniería que se han realizado, se evidencian errores que generan dudas y alarma entre los pobladores de la zona. El primer inconveniente ocurrió al inicio de la construcción, la desviación del río por el túnel estuvo mal planificada y causó un descenso en el caudal aguas abajo, afectando las especies piscícolas y la fauna a orillas del cauce. Asimismo cuando cerraron la compuerta, se presentaron inconvenientes a causa de una hojilla que se quedó atascada con restos de concreto y no lograron cerrarla en su totalidad, entorpeciendo la finalización de la primera etapa del proyecto; recurrieron a buzos para que limpiaran el fondo y retirar la obstrucción física, pero la maniobra fue inútil y no cumplió su objetivo, dejando un tramo de 9 cms por el que siguió fluyendo agua, impidiendo que los operarios procedieran al cierre de ese túnel.
Sin embargo, el desacierto más grave fue iniciar el proceso de llenado sin un plan para retirar la capa vegetal, tala de árboles y limpiar la zona en donde se iba almacenar el preciado líquido, la presa se llena a un ritmo acelerado, con árboles, animales y hasta con casas que no pudieron remover a tiempo, por asignarle esta responsabilidad a un contratista inexperto, que se está ganando 2000 millones de pesos, por ese trabajo.
Se calculó un tiempo de dos años y medio para el llenado del embalse, pero con la ayuda del invierno ya ha almacenado 80%, el agua retenida y contaminada con restos orgánicos vegetales y animales puede producir un serio problema de salubridad, ya que los acueductos de los pueblos circunvecinos se surten con ese liquido.
Sería bueno que el Incoder tuviera en cuenta que obras de esta magnitud no admiten experimentar, porque los perjudicados son los habitantes de la comunidad, esa misma comunidad que ha acompañado el proceso con entusiasmo, pero que ahora se ve afectada por las improvisaciones, que pueden resultar fatales para el medio ambiente. En Caracolí hay una invasión de serpientes que se están mudando de su hábitat anterior, ocasionando otro riesgo más, y ni hablar de los micos que se ven pidiendo auxilio en las copas de los arboles.
Es hora de que las autoridades regionales se manifiesten; hasta el momento no se ha escuchado ningún pronunciamiento de alcaldes o concejales en torno al tema; tampoco Corpogujajira, en su calidad de autoridad ambiental no ha hecho absolutamente nada por detener esta calamidad. Esta zona parece tierra de nadie, la colectividad se siente inerme ante el impacto.
De otra parte, el distrito de riego todavía no está garantizado, falta que se apruebe la segunda etapa y con el cambio de gobierno no hay nada definido en cuanto a recursos. A los congresistas guajiros les corresponde emplazar al nuevo director del Incoder para que clarifique la situación, y si es posible, traer al ministro para que se comprometa a que ese distrito se va ejecutar pronto, porque sería catastrófico dejar ese elefante blanco lleno de agua, sin un sistema que llegue a las tierras que tanto lo necesitan y sea otra ilusión, que a punto de concretarse se quede en el camino.

Columnista
24 octubre, 2010

¿Qué pasa en la represa del Ranchería?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Por: Jacobo Solano La represa del río Ranchería, ubicada en parte alta del municipio de Distracción, que tantos comentarios positivos ha generado, por el impacto favorable que significa traer el agua a la Guajira. Presenta una serie de indiscutibles irregularidades, suscitando preocupación y airadas reacciones de los vecinos del sector. Después de todos los estudios, […]


Por: Jacobo Solano
La represa del río Ranchería, ubicada en parte alta del municipio de Distracción, que tantos comentarios positivos ha generado, por el impacto favorable que significa traer el agua a la Guajira. Presenta una serie de indiscutibles irregularidades, suscitando preocupación y airadas reacciones de los vecinos del sector.
Después de todos los estudios, los cálculos matemáticos, los diseños y las obras de alta ingeniería que se han realizado, se evidencian errores que generan dudas y alarma entre los pobladores de la zona. El primer inconveniente ocurrió al inicio de la construcción, la desviación del río por el túnel estuvo mal planificada y causó un descenso en el caudal aguas abajo, afectando las especies piscícolas y la fauna a orillas del cauce. Asimismo cuando cerraron la compuerta, se presentaron inconvenientes a causa de una hojilla que se quedó atascada con restos de concreto y no lograron cerrarla en su totalidad, entorpeciendo la finalización de la primera etapa del proyecto; recurrieron a buzos para que limpiaran el fondo y retirar la obstrucción física, pero la maniobra fue inútil y no cumplió su objetivo, dejando un tramo de 9 cms por el que siguió fluyendo agua, impidiendo que los operarios procedieran al cierre de ese túnel.
Sin embargo, el desacierto más grave fue iniciar el proceso de llenado sin un plan para retirar la capa vegetal, tala de árboles y limpiar la zona en donde se iba almacenar el preciado líquido, la presa se llena a un ritmo acelerado, con árboles, animales y hasta con casas que no pudieron remover a tiempo, por asignarle esta responsabilidad a un contratista inexperto, que se está ganando 2000 millones de pesos, por ese trabajo.
Se calculó un tiempo de dos años y medio para el llenado del embalse, pero con la ayuda del invierno ya ha almacenado 80%, el agua retenida y contaminada con restos orgánicos vegetales y animales puede producir un serio problema de salubridad, ya que los acueductos de los pueblos circunvecinos se surten con ese liquido.
Sería bueno que el Incoder tuviera en cuenta que obras de esta magnitud no admiten experimentar, porque los perjudicados son los habitantes de la comunidad, esa misma comunidad que ha acompañado el proceso con entusiasmo, pero que ahora se ve afectada por las improvisaciones, que pueden resultar fatales para el medio ambiente. En Caracolí hay una invasión de serpientes que se están mudando de su hábitat anterior, ocasionando otro riesgo más, y ni hablar de los micos que se ven pidiendo auxilio en las copas de los arboles.
Es hora de que las autoridades regionales se manifiesten; hasta el momento no se ha escuchado ningún pronunciamiento de alcaldes o concejales en torno al tema; tampoco Corpogujajira, en su calidad de autoridad ambiental no ha hecho absolutamente nada por detener esta calamidad. Esta zona parece tierra de nadie, la colectividad se siente inerme ante el impacto.
De otra parte, el distrito de riego todavía no está garantizado, falta que se apruebe la segunda etapa y con el cambio de gobierno no hay nada definido en cuanto a recursos. A los congresistas guajiros les corresponde emplazar al nuevo director del Incoder para que clarifique la situación, y si es posible, traer al ministro para que se comprometa a que ese distrito se va ejecutar pronto, porque sería catastrófico dejar ese elefante blanco lleno de agua, sin un sistema que llegue a las tierras que tanto lo necesitan y sea otra ilusión, que a punto de concretarse se quede en el camino.