Con el desfile de los Jeep Willys que tuvo lugar el día sábado 26 de abril, se dio inicio a las actividades oficiales de la versión 58 del Festival de la Leyenda Vallenata, en esta ocasión en homenaje a la vida, obra y legado de Omar David Geles Suárez, Rey Vallenato en 1989 y uno de los grandes íconos de la música vallenata.
Al igual que todos los años, cientos de miles de personas abarrotan las calles del Valle del Cacique Upar para vivir la celebración más grande de la música vallenata. Sin embargo, no todos los propios y extraños de esta región verdaderamente conocen el motivo que le dio nombre y sentido a esta folclórica tradición.
La verdadera Leyenda Vallenata
Tal como su nombre indica, el Festival de la Leyenda Vallenata se debe a un relato que se mantuvo desde los años 1550 en la tradición oral del antiguo Valledupar.
Contrario a lo que muchas personas creen, el relato que le dio origen a la fiesta más grande del vallenato no es la célebre historia de Francisco El Hombre, en la que Francisco Moscote Guerra derrotó al diablo en un duelo de acordeoneros al interpretar el credo al revés para que este último lo replicara al derecho, historia que ha sido replicada con el pasar de los años y que para muchos es considerada como la original ‘Leyenda Vallenata’.
Sin embargo, cuenta la verdadera leyenda –según la página oficial de la Fundación Fesvallenato- que rondaba el año 1576 y en lo que hoy conocemos como la capital mundial del vallenato no se presenciaban las primeras notas del acordeón, pero sí la mano dura del dominio de los colonos.
Contexto bajo el que se da una fuerte disputa entre Ana de la Peña, esposa del conquistador portugués Antonio De Pereira Flórez, y la india Francisca. Esta última fue agredida por De la Peña al ser descubierta en amores con el estratega Ibérico, lo que ocasionó que en medio de la ira De la Peña le cortara el cabello a Francisca y la azotara frente a los demás trabajadores.
Tales ofensas llegaron a oídos de Coroponiaimo, el Cacique de los indios Tupes. El Cacique sediento de venganza, ideó un plan en compañía de los pueblos Chimila, Itotos y Cariachiles, para que no quedara “piedra sobre piedra” en el territorio colonizador.
Cuando llegó el 27 de abril, los indios enfurecidos arribaron hasta lo que hoy es el barrio La Granja y desataron una lluvia de flechas ‘prendidas en candela’ que acabaron con todo a su paso. Sin embargo, los indios se percataron de una cálida y extraña presencia femenina que recogía cada una de las flechas que estos lanzaban, guardándolas en su manto.
No obstante, el plan de venganza continuó, los españoles acorralados huyeron hacia el convento Santo Domingo, los indios trataron de aprovechar esto para prenderle fuego con todos los europeos dentro. Cuando nuevamente apareció esta mujer de aura tierna y mirada amorosa, protegiendo hasta del mínimo rasguño la edificación y a los que se encontraban en ella.
Los indios no encontraron explicación a lo que estaba sucediendo, ni quién era aquella mujer que frustraba sus intentos de venganza, a lo que decidieron huir despavoridos hacia las Sabanas del Sicarare en busca de refugio. Los nativos se detuvieron en una laguna a tomar agua para recuperar fuerzas. Intuyendo que los españoles harían lo mismo, decidieron envenenarla para acabar con ellos de una vez por todas.
Al llegar los españoles a esta laguna, tomaron del agua envenenada sin saber que eso les iba a dictaminar una sentencia mortal. Los ibéricos cayeron uno a uno y todo indicaba que los indios iban a poder concretar su plan de venganza, hasta que esta misteriosa mujer apareció nuevamente con su luz brillante y revivió a todos los colonos que habían caído sin vida.
Los indígenas no podían creerlo, cada intento de venganza fue frustrado por esta enigmática mujer de presencia divina, y ahora tenían que enfrentarse a la furia europea, que como represalia ante tal intento de rebelión, deciden ejecutar a tres caciques. Ante la mirada atónita de los indígenas, los mártires de aquella rebelión aparecieron sanos y salvos tres días después de que les quitaran la vida, consumándose así también el milagro en favor de los nativos.
La única explicación que encontraron fue la ayuda divina de aquella mujer, nombrándola como la ‘Guaricha’ o Mujer de Milagro, sin saber que se trataba de la Virgen del Rosario, Santa Patrona de la ciudad de Valledupar.
El festival
Transcurrían las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario del año 1968, cuando, sin saberlo, un cambio en la programación habitual empezaría como una pequeña bola de nieve que terminaría como una avalancha musical.
El trabajo en conjunto del gobernador del recién fundado departamento del Cesar, Alfonso López Michelsen; la gestora cultural Consuelo Araújo Noguera y el compositor Rafael Escalona, tuvo como intención darle un componente de cultura y recreación a las fiestas patronales, aprovechando el auge que estaban teniendo las parrandas vallenatas luego de las celebraciones más formales.
Estas razones junto al deseo de hacer algo que institucionalizara y mantuviera viva la cultura vallenata, impulsaron a Michelsen, Araújo y Escalona a realizar el primer Festival de la Leyenda Vallenata el 27 de abril de 1968, como parte de las celebraciones de las Fiestas de la Virgen del Rosario, reuniendo a 30 de los mejores acordeoneros de aquella época, teniendo como finalistas a Luis Enrique Martínez, Emiliano Zuleta, Toño Salas, ‘Los Playoneros’, ‘Fabri y sus muchachos’, y Alejo Durán, teniendo como vencedor y primer Rey Vallenato a este último.
En la actualidad y ya con decenas de ediciones a sus espaldas, el Festival de la Leyenda Vallenata ha adquirido una notoriedad impensada, tanto que a día de hoy son las celebraciones de la Virgen del Rosario las que figuran en la programación del Festival, con repercusión tanto nacional como internacional que lleva a miles de turistas a impregnarse de la cultura de la capital mundial del vallenato, sin saber que el cimiento que por primera vez sostuvo dichas celebraciones está ceñido sobre la tradición religiosa del viejo Valledupar.
Por: Alfredo José García Betancourt, Betan











